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Igual que en la época de Stroessner

Luis Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
viernes, 11 de febrero de 2011, 08:14 h (CET)
Igual que en tiempos de la dictadura neo nazi de Alfredo Stroessner, un escuadrón policial ingresó sin autorización al domicilio del sacerdote Pedro Robadin, para apresarlo supuestamente por haber realizado una denuncia falsa. El litigio lo enfrenta a un personaje cercano al secretario privado del cura presidente Fernando Lugo, el ex director de Dinatran David Yinde, quien puede jactarse de haber hecho apresar por segunda vez al sacerdote valiéndose de sus influencias.

Igual que en la época de Stroessner.

El pecado de Robadin es haber denunciado a Yinde, al ministro de Obras públicas Efrain Alegre y a otros cortesanos de Lugo por hechos irregulares de conocimiento público, pero al igual que en la época de Stroessner, termina preso el denunciante por desafiar a la “autoridad”.

Los hechos suceden un día después que Idilio Méndez fuera destituido de un alto puesto en el Ministerio de Agricultura, por develar que el gobierno del marxista y bolivariano Obispo de los pobres Fernando Lugo en realidad se encuentra alineado con Estados Unidos, que sus ministros son inamovibles porque responden a la embajada norteamericana, y que esta tiene infiltrada en un 80 por ciento las instituciones del país.

Expulsado de la función pública por denunciar la verdad, igual que en la época de Stroessner.

“¿Creerá el presidente Lugo y sus estrategas que se le pueden mentir por mucho tiempo a los servicios de inteligencia de los países de la región, escondiendo su sumisión al gobierno de Estados Unidos?” se preguntaba Idilio en las líneas que le costaron el cargo.

En la misma semana, el gobierno del cura dejó sin luz a la guardería de niños carenciados que dirigía una de las ex parejas del obispo, Hortensia Morán, ahora perseguida por haber tenido la osadía de llevar al único líder a realizarse un examen de ADN buscando determinar la paternidad de uno de sus hijos.

También en la misma semana, varios centenares de trabajadores fueron despojados de sus derechos sindicales y quedaron en la calle. “El vergonzoso fallo que declaró ilegal la huelga de los trabajadores ni siquiera aborda el fondo del problema, sólo se limita a exponer un aspecto formal de procedimiento. Este fallo viola el derecho universal de la libertad sindical así como el derecho de huelga consagrado en la Constitución, los convenios internacionales y las leyes nacionales y convierte al juez Zarratea en verdugo de más de 350 obreros a quienes condena a quedar literalmente en la calle, a consecuencia del despido” decía un comunicado de las centrales obreras. Igual que en la época de Stroessner.

No hace muchos meses varios ex aliados políticos de Lugo devenidos en disidentes, incluso un ex monaguillo que lo ayudaba en celebraciones de su iglesia, cayeron asesinados por las balas pagadas por la embajada norteamericana en el interior del país. La prensa no osó cuestionar las ejecuciones extrajudiciales, sino que más bien las aplaudió.

Igual que en la época de Stroessner.

La mayoría de la población, anestesiada por el servilismo de los medios, se limita a observar con indiferencia estos oprobiosos acontecimientos, distraída con el espejismo del “crecimiento económico” de los sojeros brasileños en territorio paraguayo, un equivalente al crecimiento de la marginación y pobreza de los agricultores no alineados con el modelo agrícola de la transnacional Monsanto.

Igualito que en la época de Stroessner.

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