¡Estamos en Navidad! Lo dicen los anuncios de la tele, los adornos en todas las casas, los villancicos… y el parón por vacaciones de la Liga española. A diferencia de países como Inglaterra, donde familias enteras aprovechan estas fiestas para acudir en masa a disfrutar de sus equipos, aquí los estadios apagan las luces y ni hay entrenamientos en los que recrearse. Menos mal que esta semana aún nos queda la Copa del Rey, que no es un regalo menor.

Dentro de la Navidad, un momento imprescindible, que llegará en menos de cuarenta y ocho horas, es el sorteo de la Lotería, también conocido como el de la Salud porque ésa sí es la pedrea que más toca. Desconozco si Mourinho habrá comprado algún décimo, pero sí estoy seguro de que para el portugués el “premio gordo” sería un delantero. No obstante, parece tan difícil que le toque como a los demás. Él insiste y, por si lo de las papeletas no funciona, se lo pide a Papá Valdano y hasta al rey mago Florentino. Sin embargo, en tiempos de crisis, lo bueno y bonito está caro y es improbable que el regalo llegue.

Desde el verano lleva advirtiendo Mourinho de que necesita un “9”, y el paso de los meses le está dando la razón. El luso siempre ha tenido claro que en su esquema sólo cabe un punta y que su titularísimo es Higuaín, al que las lesiones han respetado… hasta ahora. Sin el argentino y su química con Cristiano Ronaldo, el único salvavidas es Benzemá, aunque de poco suele servir un flotador pinchado. El francés es una constante contradicción entre el “quiero y no puedo” y el “puedo y no quiero”. Unas veces le puede la desidia y apenas corre ni participa; otras, da chispazos fugaces de un talento joven que debería ir a más; y, las menos, destapa su arsenal, recordando al Benzemá del Olympique de Lyon, como su hat-trick ante el Auxerre. Su caso me recuerda al de Anelka, uno de los delanteros más frustrantes que ha tenido el club blanco, pese a que contribuyó con algún gol en el camino a la Octava. Aunque Benzemá tiene más aptitudes y un minipunto más de actitud, cabe dudar de si es suficiente para todo un Real Madrid.

En estas circunstancias, la llegada de un delantero dependerá de la recuperación de Higuaín. Cumpliéndose los plazos, el “pipita” debería estar de vuelta a los terrenos de juego a mediados de enero. Si regresa, problema solucionado; si se retrasa, significará que su lesión se habrá complicado. Quedarán entonces unas dos semanas de mercado de invierno para hacer un fichaje. Sin embargo, de entre todas las posibilidades (Dzeko, Adebayor, Tévez, Hazard, Chicharito…), sólo hay una que realmente convence a Mourinho y a la afición blanca: Fernando Llorente. Alto, potente y ágil, es el tipo de “9” que al Real Madrid le falta desde la marcha de Van Nistelrooy; si añadimos que es español, es el prototipo que el equipo madridista no tiene desde Fernando Morientes, ya que delanteros como Soldado o Negredo no funcionaron o no se les dejó funcionar. El problema es que Llorente tiene muchas novias y que el Athletic de Bilbao aprovechará para hacer caja, aunque no antes del verano. Así pues, queda descartado… por ahora.

Además, cuando fuera de casa no hay nada que pueda mejorar lo que ya se tiene, lo más sensato es dar una oportunidad a la cantera. Morata puede ser la solución provisional, y quizá nos sorprenda como en su día hizo otro chico que también debutó en La Romareda, salvando las distancias. Por cierto, la solución imposible (y para mí, la mejor) sería repescar a Raúl. Ya lo dijo el “7” en su despedida: “Sé que, si me quedara, iba a jugar y mucho”. Pues efectivamente hubiera tenido minutos, y partidos enteros, en los que habría firmado tripletes como el que este sábado logró con el Shalke. Me imagino a la afición cantándole el “vuelve, a casa vuelve…”, como el hijo pródigo que regresa a su hogar. Lo que se le echa de menos al gran capitán. Es la nostalgia que también tienen estas fechas. ¡Feliz Navidad!