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Luis Agüero Wagner

El fenómeno político que desquicia a Lugo

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Una pieza ha hecho saltar el tablero de la política paraguaya en estos días, y desde entonces padecen insomnio el cura Fernando Lugo y todos sus adláteres. Se trata del mismo empresario que financió gran parte de la campaña del supuesto teólogo izquierdista y obispo de los podres, moviendo con sus dólares a uno de los principales caciques del Partido Liberal, Blas Llano.

También financió en incontables ocasiones al principal brazo del luguismo dentro del Partido Colorado, Luis Alberto Castiglioni, y tantas visitas de distintas banderías recibió en su oficina y despidió con su chequera que hoy se dice en Paraguay que hasta podría financiar a sus adversarios por pura diversión.

El empresario tabacalero y dirigente deportivo Horacio Cartes es temido políticamente, y acusado de haber introducido en la política los narcodólares, aunque nadie tiene pruebas al respecto.

Como era previsible, Estados Unidos que cayó durante toda la campaña de un supuesto cura bolivariano y marxista, ya apareció en escena para impugnar al candidato por sus antecedentes non sanctos, “Fuentes cercanas a la Embajada de Estados Unidos admitieron que existen sospechas de que el nuevo político colorado tendría nexos con algunas actividades ilícitas, pero las mismas se excusaron de dar más datos sobre el tema. Al ser consuladas las fuentes si los informes que se manejan vincularían al dirigente colorado con el narcotráfico o con falsificaciones de productos, se negaron a responder. Varios políticos colorados y de otros partidos han vinculado a Cartes con el narcotráfico. Uno de ellos fue el ex diputado colorado, Luis Bécker, quien acusó al empresario de invertir dinero del narcotráfico en el Partido Colorado” informa un sitio web paraguayo (http://www.neike.com.py/noticia27053.html).

La cobardía ingénita de los seguidores de Lugo, un conglomerado de personajes políticamente intrascendentes vinculados a las ONG y a la embajada norteamericana, ha ensayado tímidos y débiles ataques introduciendo las palabras “narcofútbol”, “narcopolítica” y otras con el prefijo “narco” al léxico político paraguayo. La reacción del mismo Lugo no ha sido menos endeble y hasta casi hilarante: movilizó a sus propagandistas contra el vicio del cigarrillo, y ordenó subir los impuestos al tabaco.

Comprando conciencias
Luego de que Horacio Cartes se consagrara como el hombre del momento en la politica paraguaya, tras la victoria de los republicanos en los últimos comicios municipales, hicieron su también tímida aparición algunos detractores con acusaciones oblicuas.

Luis Becker señaló que Horacio Cartes busca modificar los estatutos del Partido Colorado a su conveniencia, de forma de poder candidatarse a la presidencia de la república. Adujo que todos deben respetar las reglas previamente establecidas y no cambiarlas a gusto y paladar cuando les conviene. Por su parte, el senador Juan Darío Monges, dijo que “Javier Zacarías Irún recibe ofertas, pero en ningún momento se habló de que un dirigente de Vanguardia se alquila o se vende. Se sabe quienes o quien es el que quiere hacer este tipo de ofertas”.

Monges primeramente se excusó de identificar a Cartes como el que presenta los ofrecimientos económicos a los dirigentes colorados para que lo apoyen, pero luego aceptó que efectivamente el empresario es el que está detrás de este peligroso tema.

El infierno para todos
“Esa convención que están llamando para cambiar los estatutos del partido, pido humildemente que no lo hagan porque están jugando con fuego, y si es como dicen que ya compraron 700 convencionales para cambiar el estatuto para favorecer a una persona a lograr sus objetivos personales, es un desafío peligroso a la historia del Partido Colorado”, dijo desencajado a la prensa el hermano del cura, Pompeyo Lugo.

Agregó que “si hacen eso presionan y consiguen, están cometiendo pecado mortal y van a ir a parar al infierno. No solamente el financista del cambio sino los responsables políticos, los instigadores y los que se juegan a hacer el cambio en contra de los intereses populares”.

Pompeyo Lugo se mostró histriónicamente “preocupado” por las denuncias de Luis Becker y el senador Lucio Vergara, quienes señalaron a Horacio Cartes como narcotraficante.

“Para que Luis Becker diga que Horacio Cartes es un narcotraficante es muy serio y cuando el senador Vergara dice 'no vamos a llamar a una convención para favorecer a los narcotraficantes que se apoderen del país'”, dijo con fingida indignación.

El paraíso perdido
A pesar del esfuerzo desesperado de los detractores del “narco-empresario” Horacio Cartes, lo cierto y concreto es que a la gran mayoría de los operadores políticos del país, poco le importa ir al infierno detrás de él.

Y si alguien tiene responsabilidad en la gestación de este fenómeno político, y el crecimiento vertiginoso de la secta satánica, es precisamente el cura que prometió el paraíso, para sumergir a su país en el infierno. La plutocracia se prepara así, teñida de verde cannabis, para volver al Paraguay con las botas puestas, y en poco más de un par de años.

La experiencia del cura Lugo y sus secuaces quedará apenas registrada, como dicen exultantes los seguidores del nuevo fenómeno, “como un accidente en la historia” del país. La febril actividad del movimiento que promueve a Cartes se despliega, entretanto, a paso de conquistadores por todo el Paraguay, se multiplica, arremete, arremolina, suena y truena. Los castigados campesinos paraguayos, hartos de perder su lugar en el edén, aguardan expectantes mientras todo ello sucede, que algún milagro les permita un día ser dueños de lo que cultivan, aunque tan sólo se trate de hectáreas cultivadas de marihuana.

Ya lo sentenció John Milton, autor de “El Paraíso Perdido”, es preferible reinar en el infierno que servir en el cielo.

El fenómeno político que desquicia a Lugo

Luis Agüero Wagner
Luis Agüero Wagner
martes, 23 de noviembre de 2010, 08:10 h (CET)
Una pieza ha hecho saltar el tablero de la política paraguaya en estos días, y desde entonces padecen insomnio el cura Fernando Lugo y todos sus adláteres. Se trata del mismo empresario que financió gran parte de la campaña del supuesto teólogo izquierdista y obispo de los podres, moviendo con sus dólares a uno de los principales caciques del Partido Liberal, Blas Llano.

También financió en incontables ocasiones al principal brazo del luguismo dentro del Partido Colorado, Luis Alberto Castiglioni, y tantas visitas de distintas banderías recibió en su oficina y despidió con su chequera que hoy se dice en Paraguay que hasta podría financiar a sus adversarios por pura diversión.

El empresario tabacalero y dirigente deportivo Horacio Cartes es temido políticamente, y acusado de haber introducido en la política los narcodólares, aunque nadie tiene pruebas al respecto.

Como era previsible, Estados Unidos que cayó durante toda la campaña de un supuesto cura bolivariano y marxista, ya apareció en escena para impugnar al candidato por sus antecedentes non sanctos, “Fuentes cercanas a la Embajada de Estados Unidos admitieron que existen sospechas de que el nuevo político colorado tendría nexos con algunas actividades ilícitas, pero las mismas se excusaron de dar más datos sobre el tema. Al ser consuladas las fuentes si los informes que se manejan vincularían al dirigente colorado con el narcotráfico o con falsificaciones de productos, se negaron a responder. Varios políticos colorados y de otros partidos han vinculado a Cartes con el narcotráfico. Uno de ellos fue el ex diputado colorado, Luis Bécker, quien acusó al empresario de invertir dinero del narcotráfico en el Partido Colorado” informa un sitio web paraguayo (http://www.neike.com.py/noticia27053.html).

La cobardía ingénita de los seguidores de Lugo, un conglomerado de personajes políticamente intrascendentes vinculados a las ONG y a la embajada norteamericana, ha ensayado tímidos y débiles ataques introduciendo las palabras “narcofútbol”, “narcopolítica” y otras con el prefijo “narco” al léxico político paraguayo. La reacción del mismo Lugo no ha sido menos endeble y hasta casi hilarante: movilizó a sus propagandistas contra el vicio del cigarrillo, y ordenó subir los impuestos al tabaco.

Comprando conciencias
Luego de que Horacio Cartes se consagrara como el hombre del momento en la politica paraguaya, tras la victoria de los republicanos en los últimos comicios municipales, hicieron su también tímida aparición algunos detractores con acusaciones oblicuas.

Luis Becker señaló que Horacio Cartes busca modificar los estatutos del Partido Colorado a su conveniencia, de forma de poder candidatarse a la presidencia de la república. Adujo que todos deben respetar las reglas previamente establecidas y no cambiarlas a gusto y paladar cuando les conviene. Por su parte, el senador Juan Darío Monges, dijo que “Javier Zacarías Irún recibe ofertas, pero en ningún momento se habló de que un dirigente de Vanguardia se alquila o se vende. Se sabe quienes o quien es el que quiere hacer este tipo de ofertas”.

Monges primeramente se excusó de identificar a Cartes como el que presenta los ofrecimientos económicos a los dirigentes colorados para que lo apoyen, pero luego aceptó que efectivamente el empresario es el que está detrás de este peligroso tema.

El infierno para todos
“Esa convención que están llamando para cambiar los estatutos del partido, pido humildemente que no lo hagan porque están jugando con fuego, y si es como dicen que ya compraron 700 convencionales para cambiar el estatuto para favorecer a una persona a lograr sus objetivos personales, es un desafío peligroso a la historia del Partido Colorado”, dijo desencajado a la prensa el hermano del cura, Pompeyo Lugo.

Agregó que “si hacen eso presionan y consiguen, están cometiendo pecado mortal y van a ir a parar al infierno. No solamente el financista del cambio sino los responsables políticos, los instigadores y los que se juegan a hacer el cambio en contra de los intereses populares”.

Pompeyo Lugo se mostró histriónicamente “preocupado” por las denuncias de Luis Becker y el senador Lucio Vergara, quienes señalaron a Horacio Cartes como narcotraficante.

“Para que Luis Becker diga que Horacio Cartes es un narcotraficante es muy serio y cuando el senador Vergara dice 'no vamos a llamar a una convención para favorecer a los narcotraficantes que se apoderen del país'”, dijo con fingida indignación.

El paraíso perdido
A pesar del esfuerzo desesperado de los detractores del “narco-empresario” Horacio Cartes, lo cierto y concreto es que a la gran mayoría de los operadores políticos del país, poco le importa ir al infierno detrás de él.

Y si alguien tiene responsabilidad en la gestación de este fenómeno político, y el crecimiento vertiginoso de la secta satánica, es precisamente el cura que prometió el paraíso, para sumergir a su país en el infierno. La plutocracia se prepara así, teñida de verde cannabis, para volver al Paraguay con las botas puestas, y en poco más de un par de años.

La experiencia del cura Lugo y sus secuaces quedará apenas registrada, como dicen exultantes los seguidores del nuevo fenómeno, “como un accidente en la historia” del país. La febril actividad del movimiento que promueve a Cartes se despliega, entretanto, a paso de conquistadores por todo el Paraguay, se multiplica, arremete, arremolina, suena y truena. Los castigados campesinos paraguayos, hartos de perder su lugar en el edén, aguardan expectantes mientras todo ello sucede, que algún milagro les permita un día ser dueños de lo que cultivan, aunque tan sólo se trate de hectáreas cultivadas de marihuana.

Ya lo sentenció John Milton, autor de “El Paraíso Perdido”, es preferible reinar en el infierno que servir en el cielo.

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