El vocalista de El Canto del Loco viene a corroborar con, 16 añitos, primer single de su álbum en solitario, Pequeño, la teoría de que si das con una fórmula que funcione -sea cual sea- no debes soltarla hasta que se te agarroten los dedos.




Dani Martín, cantante de El Canto del Loco.

Creemos que tras la disolución -a lo peor momentánea, a lo mejor permanente- de El Canto del Loco sus miembros han perdido el juicio. Puede que se salve el bajista, Chema, pero sólo porque es cántabro.

Mientras que David Otero, el guitarra, ha decidido abandonarse al look sin techo y a los sonidos que en este país pusieron de moda OBK, Dani Martín ha decidido que la mejor manera de iniciar su carrera en solitario es con una dosis extra de azúcar.

Porque eso, y no otra cosa, es lo que es el single presentación del disco, 16 añitos, una versión demasiado edulcorada de sí mismo. Lo peor no es que se ponga ñoño, lo peor es que lo hace durante casi cuatro minutos y medio. Y dice que es autobiográfico.

Dani Martín ha preferido no reinventarse -como ha intentado con poco acierto su primo- y ha ido a lo fácil: una letra fácil contando lo rebelde que fue en la edad del pavo, una guitarra y una piano y a descolgar la mandíbula en cada verso de la canción. Éxito asegurado.

Si del videoclip eliminamos las partes en las que aparece el cantante poniendo cara de haberse pasado con los ácidos, queda un cortometraje técnicamente más que correcto, de cuidada realización e hilo argumental. Lástima que Dani lo haya estropeado con su llanto desesperado.

El chico amenaza con sacar disco el 26 de octubre y lanzarse a una gira por España. No apta para diabéticos, desde luego.