José Blanco, conocido muy a su pesar como Pepiño e inefable ministro de Fomento del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero nos ha dado, pese al desmentido de Elena Salgado (que digo yo se habrá molestado por la brutal injerencia pepiñesca), el veranito. Y es que don José, al cual no le tembló el pulso frente al nuevo sex simbol nacional César Cabo – el portavoz de los controladores aéreos está arrasando en las redes sociales – y que ya es ministro de todo, ha decidido amenazar a las ya de por sí asfixiadas y perseguidas clases medias con una nueva subida de impuestos. Y lo ha hecho amparándose, es socialista a ver qué quieren, en una mentira.
Dice don José que hay que subir los impuestos en España para “homologarlos” a los del resto de países de la UE; supongo que piensa en Alemania en donde el Estado cobra hasta por respirar. Debe desconocer el iletrado ministro sin vida laboral que España es uno de los países con los tipos más altos de IRPF y que la presión fiscal ha aumentado, a mayor gloria del caudillo de la ceja, un 22% desde 2004, como bien le han recordado los técnicos de Hacienda.
Por otra parte, parece que Pepiño no habla de sentar las bases de competencia, productividad y flexibilidad laboral (y la desaparición del sueldo mínimo, inexistente en Alemania) que nos lleven a “homologar” salarios con los alemanes. Tampoco piensa “homologar” servicios. Y es que no hay comparación posible entre la educación pública de calidad alemana –véase PISA-, las carreteras (es que las inmensas autopistas alemanas sin límite de velocidad y las parcheadas autovías españolas llenas de radares en las rectas por si circulas a 121 kilómetros/hora son lo mismito), infraestructuras, servicios sociales, ayudas a la maternidad o sanidad teutonas y la basura de aquí, en donde las familias, en cuanto pueden, pagan dos veces por lo mismo para obtener un mínimo de calidad. Que se lo digan a las aseguradoras o a los de los colegios privados, que hacen el agosto con una clase media que no está dispuesta a que sus hijos sean condenados por gente como ZP al fracaso escolar y la frustración, ese gran logro socialista. Tampoco cuenta don José que la cesta de la compra en Alemania es, con salarios mucho más altos, aproximadamente un 30% más económica que en la España de Zapatero.
Vamos, que la mentira de Pepiño no hay por donde cogerla. Será que quiere ocultar que, puestos a “homologar”, don José con su inexistente curriculum laboral, toda una vida dedicada a trepar en el partido, no llegaría a ministro en ningún país europeo.
Curiosamente, en paralelo nos enteramos que ZP ha convocado una reunión secreta con los mayores constructores de España en La Moncloa para explicarles el tijeretazo que van a sufrir o no, porque este es el gobierno de los bandazos y las rectificaciones, las infraestructuras públicas. Filtrada la reunión a la prensa y conocida por la ciudadanía, desconvocó Zapatero, el que no se ha apretado el cinturón del gasto burocrático pero nos lo está apretando hasta ahogarnos al resto, la misma.
Pues ya intuimos para qué quiere Pepiño subirnos los impuestos. Después de expropiar a los trabajadores para dárselo a los banqueros, ¿ha decidido el Robin Hood de la ceja robar a los pobres para dárselo a los constructores? Piensen mal y acertarán. Que si no, a ver quién va a financiar los partidos políticos y la vida a cuerpo de rey, Juan Carlos, que se pega la casta política a nuestra costa.
Otrosí. Don José, además de ministro de Fomento, Economía y Hacienda, también lo es de Exteriores. Ahí lo tienen mintiendo acerca de las visitas que José María Aznar evacuó a Melilla durante su mandato presidencial.