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Los dueños de los medios tradicionales aseguran que un complot para asesinar al presidente Horacio Cartes jamás existió, y encubren a los terroristas frustrados

Zuccolillo en su viejo oficio de encubrir terroristas

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En su famoso film “Nido de ratas” (cuyo nombre original en inglés era “On the Waterfront”), el director greco-turco nacionalizado estadounidense Elia Kazan, glorificaba al delator Terry Malloy, personificado por el legendario actor Marlon Brando. Inspirado en el argumento, el escritor paraguayo Humberto Pérez Cáceres tildó alguna vez al diario de Aldo Zucolillo (ABC) con el nombre castellano de la película de Kazan, quien en 1999 recibió un discutido Oscar por su trayectoria de manos de la misma comunidad que había sido su víctima.

La glorificación de un delator por parte de Kazan no era gratuita, el mismo director había delatado a varios sospechosos durante los años de macartismo.

Es que la fama de su émulo Zuccolillo oscila entre su oficio de delator y encubridor, en el primero de los cuales descolló en los años sesenta y setenta, pidiendo cabezas de opositores al dictador Stroessner en tapa de su diario. Su mas famosa “delación”, o más bien su más grande ridículo, fue publicar en tapa la foto del sacerdote jesuita Sanmartí García, atribuyéndole una falsa jefatura en una organización terrorista. Esta publicación suscitó recordadas burlas de la revista española “Cambio 16”, quien informó a sus colegas paraguayos que el sacerdote llevaba cinco meses orando en un monasterio de su orden, en Barcelona.

Luego vendría la etapa de Zuccolillo como encubridor, la cual su punto culminante con una de las campañas más vergonzosas de la cual el periodismo tenga memoria. Fue cuando intentó convencer a sus lectores que el vice-presidente paraguayo Luis María Argaña se encontraba muerto antes de ser asesinado, tras su muerte en un atentado callejero acaecido en 1999.

Esta semana fue histórica para el diario de Zuccolillo, pues en el seno de su redacción al fin se descubrió que la Fiscalía es manipulada por la prensa. Solo que la manipulación no la realiza su diario, en constante declive y decadencia por reiterativo y desfasado en sus campañas, y por el total descrédito y desprestigio que padece.

El medio de Zuccolillo se vio sorprendido porque los fiscales investigaban la denuncia de sus competidores, no ya lo que publica ABC como era consuetudinario. La “credibilidad” de las denuncias, al parecer, han migrado y abandonado a su suerte al viejo delator de “comunistas”, ahora sin el aparato parafiscal que legitimaba sus denuncias.

Un conocido abogado del foro refirió, ante las quejas de ABC porque los fiscales priorizan las denuncias relacionadas a un complot contra el presidente Horacio Cartes, que es conocida la intención del diario de marras de cubrir la situación, minimizar y confundir a la gente. Recordó la experiencia de Zuccolillo como encubridor de magnicidios, en alusión a la bochornosa campaña que realizó para blanquear a los asesinos de Argaña.

Los jurisconsultos adelantaron que pedirán el desafuero de los senadores complotados para que rindan cuentas ante la justicia, como ya sucedió en 1999 luego del asesinato del vicepresidente.

Aunque los complotados para asesinar al presidente Cartes se suponen impunes por el respaldo que les da Zuccolillo, lo cierto es que han caído en contradicciones con respecto al complot que tuvo como escenario la red de mensajería “Whatsapp”. La senadora Desiree Masi negó la conversación, pero el senador Roberto Acevedo la confesó.

La participación de Acevedo es particularmente significativa, dado que se trata de un legislador que se ha visto envuelto en varios oscuros episodios de Sicariato. En el año 2010 estuvo a punto de ser asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia, y la misma prensa argentina lo describió como un matón que a punta de pistola se hizo devolver 2,8 millones de dólares, que había entregado al lavador de dinero del narcotráfico Hernán Arbizu hoy preso en Estados Unidos.

No puede negarse que Zuccolillo tiene experiencia en ocultar episodios, el año pasado logró silenciar en la prensa paraguaya el aniversario del asesinato de Orlando Letelier, aunque por cumplirse cuarenta años exactos del luctuoso suceso, se hayan publicado al respecto extensas notas en el mismo Washington Post y en la BBC de Londres. Las motivaciones de ocultar ese episodio son conocidas, dado que participó de la siniestra trama su cuñado Conrado Pappalardo.

Ahora que finalmente, al cabo de tanto tiempo de encubrimientos y delaciones, la epopeya de Zuccolillo se acerca al final, en sus titulares se rasga las vestiduras y rompe en llanto añorando sus épocas doradas.

Lo dice una antigua locución latina: Así de breve es el tránsito de la gloria por este mundo.

Zuccolillo en su viejo oficio de encubrir terroristas

Los dueños de los medios tradicionales aseguran que un complot para asesinar al presidente Horacio Cartes jamás existió, y encubren a los terroristas frustrados
Luis Agüero Wagner
miércoles, 8 de febrero de 2017, 02:49 h (CET)
En su famoso film “Nido de ratas” (cuyo nombre original en inglés era “On the Waterfront”), el director greco-turco nacionalizado estadounidense Elia Kazan, glorificaba al delator Terry Malloy, personificado por el legendario actor Marlon Brando. Inspirado en el argumento, el escritor paraguayo Humberto Pérez Cáceres tildó alguna vez al diario de Aldo Zucolillo (ABC) con el nombre castellano de la película de Kazan, quien en 1999 recibió un discutido Oscar por su trayectoria de manos de la misma comunidad que había sido su víctima.

La glorificación de un delator por parte de Kazan no era gratuita, el mismo director había delatado a varios sospechosos durante los años de macartismo.

Es que la fama de su émulo Zuccolillo oscila entre su oficio de delator y encubridor, en el primero de los cuales descolló en los años sesenta y setenta, pidiendo cabezas de opositores al dictador Stroessner en tapa de su diario. Su mas famosa “delación”, o más bien su más grande ridículo, fue publicar en tapa la foto del sacerdote jesuita Sanmartí García, atribuyéndole una falsa jefatura en una organización terrorista. Esta publicación suscitó recordadas burlas de la revista española “Cambio 16”, quien informó a sus colegas paraguayos que el sacerdote llevaba cinco meses orando en un monasterio de su orden, en Barcelona.

Luego vendría la etapa de Zuccolillo como encubridor, la cual su punto culminante con una de las campañas más vergonzosas de la cual el periodismo tenga memoria. Fue cuando intentó convencer a sus lectores que el vice-presidente paraguayo Luis María Argaña se encontraba muerto antes de ser asesinado, tras su muerte en un atentado callejero acaecido en 1999.

Esta semana fue histórica para el diario de Zuccolillo, pues en el seno de su redacción al fin se descubrió que la Fiscalía es manipulada por la prensa. Solo que la manipulación no la realiza su diario, en constante declive y decadencia por reiterativo y desfasado en sus campañas, y por el total descrédito y desprestigio que padece.

El medio de Zuccolillo se vio sorprendido porque los fiscales investigaban la denuncia de sus competidores, no ya lo que publica ABC como era consuetudinario. La “credibilidad” de las denuncias, al parecer, han migrado y abandonado a su suerte al viejo delator de “comunistas”, ahora sin el aparato parafiscal que legitimaba sus denuncias.

Un conocido abogado del foro refirió, ante las quejas de ABC porque los fiscales priorizan las denuncias relacionadas a un complot contra el presidente Horacio Cartes, que es conocida la intención del diario de marras de cubrir la situación, minimizar y confundir a la gente. Recordó la experiencia de Zuccolillo como encubridor de magnicidios, en alusión a la bochornosa campaña que realizó para blanquear a los asesinos de Argaña.

Los jurisconsultos adelantaron que pedirán el desafuero de los senadores complotados para que rindan cuentas ante la justicia, como ya sucedió en 1999 luego del asesinato del vicepresidente.

Aunque los complotados para asesinar al presidente Cartes se suponen impunes por el respaldo que les da Zuccolillo, lo cierto es que han caído en contradicciones con respecto al complot que tuvo como escenario la red de mensajería “Whatsapp”. La senadora Desiree Masi negó la conversación, pero el senador Roberto Acevedo la confesó.

La participación de Acevedo es particularmente significativa, dado que se trata de un legislador que se ha visto envuelto en varios oscuros episodios de Sicariato. En el año 2010 estuvo a punto de ser asesinado en un ajuste de cuentas de la mafia, y la misma prensa argentina lo describió como un matón que a punta de pistola se hizo devolver 2,8 millones de dólares, que había entregado al lavador de dinero del narcotráfico Hernán Arbizu hoy preso en Estados Unidos.

No puede negarse que Zuccolillo tiene experiencia en ocultar episodios, el año pasado logró silenciar en la prensa paraguaya el aniversario del asesinato de Orlando Letelier, aunque por cumplirse cuarenta años exactos del luctuoso suceso, se hayan publicado al respecto extensas notas en el mismo Washington Post y en la BBC de Londres. Las motivaciones de ocultar ese episodio son conocidas, dado que participó de la siniestra trama su cuñado Conrado Pappalardo.

Ahora que finalmente, al cabo de tanto tiempo de encubrimientos y delaciones, la epopeya de Zuccolillo se acerca al final, en sus titulares se rasga las vestiduras y rompe en llanto añorando sus épocas doradas.

Lo dice una antigua locución latina: Así de breve es el tránsito de la gloria por este mundo.

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