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Teresa Berengueras

Norma, hagan juego señores

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La noche del jueves fui al casino, ante todo debo decir que no me gustan los casinos, ni jugar a nada en ellos, tampoco me gusta probar suerte en las máquinas donde uno se juega sus euros, pero cuando en Catalunya se inaugura un cuarto casino y la madrina es Norma Duval es noticia, primero porque que en este espacio de tierra que es Catalunya, tan pequeñito con siete millones de habitantes, uno más menos, me parece que le toca a mucho ciudadano la cuota de Casino, es por eso que hay que asistir a este evento, es noticia.

El nuevo casino está situado en Lloret de Mar, localidad de la Costa Brava, ciudad que durante años ha sido distinta de todas las otras localidades de la Costa Brava esencialmente por el turismo que la visita. Un turismo que la ha hecho distinta y la ha creado, siempre a mi manera de ver, desigual a todas las demás localidades existentes en el resto de la Costa Brava. Muchas veces he ido a Lloret en verano y me he sentido turista estando en casa, ¿cómo es eso posible? Durante años sus bares, sus restaurantes, sus salas de fiestas, han estado tomadas por gente que venía de Alemania y de Inglaterra y su tiempo de asueto lo dedicaban en buena parte a vivir su vida con el botellón en la mano, durmiendo muchas veces su resaca en las playas de esta localidad.

Lloret de Mar ha estado atado de pies y manos desde el principio de los principios de la llegada del turismo por una mayoría de Tour Operators que llevaban a sus clientes por poco dinero a vivir una vida de desenfreno sin medida alguna y así convirtieron Lloret de Mar en la villa de la Costa Brava menos cultural.

Allí, los propietarios de Casinos de Catalunya que tienen Casinos en Perelada, en Barcelona y en Tarragona, también tuvieron un Casino, luego, por avatares de la vida, el de Lloret se desplazó a Tarragona y ahora a partir del jueves en un edificio de grandes dimensiones y que podríamos llamar distinto a todos los que alberga Lloret de Mar, se ha inaugurado el Gran Casino de la Costa Brava propiedad de una sociedad cuya representación ostenta Joan Lao.

La madrina del acto de inauguración fue Norma Duval que llegó sonriente con un impresionante vestido color rojo confeccionado por su buena amiga Amparo Jordá, escotado y muy apretado en la cintura, ella la tiene diminuta y la sigue conservando desde los tiempos en que actuaba como vedette en el Folies Bergere parisino. Norma estaba comunicativa, sonriente y de muy buen humor.

Llevaba años sin cruzar palabra con Norma, exactamente los años en que ella estuvo casada con Frade, en ese momento decidió retirarse cual monja de clausura por amor a ese hombre de cine llamado Frade y que tan malas relaciones tiene con los periodistas. Cosa que no le sucedía a Norma, pero el amor es el amor y ella que estaba convencida de sus sentimientos, escuchó a su corazón y le dedicó todo su tiempo a su amado. Los demás nos quedamos sin Norma.

La vida pone las cosas en su sitio y Norma, en realidad se llama Purificación Martín Aguilera y nació en Barcelona donde su padre, militar, estaba destinado, años después, también por el trabajo del padre, se fueron a Madrid, allí a los 17 años fue elegida Miss Madrid y desde ese momento Puri dejó de ser Puri para triunfar en el mundo del espectáculo como Norma que era un nombre mucho más sonoro y mucho más artístico.

Norma debutó como vedette en el Teatro Lido de Madrid sustituyendo a Bárbara Rey y desde allí ya nadie paró sus innatas cualidades en el escenario, su cuerpo bien proporcionado, cimbreante y poseedor de unas largas piernas, llegó a ser la reina de las “vedettes”. Además poseía otra cualidad, era muy trabajadora, lo es aún hoy. Se empeñaba en llevar adelante sus proyectos y trabajaba día y noche si hacia falta para que el espectáculo triunfara.

No sólo fue una gran vedette, fue la única española de estos tiempos que trabajó con éxito en París en una sala con nombre internacional como el Folies Bergere, ha hecho cine, teatro y televisión siempre en su justa medida, nunca ha dejado que “la quemen”, apareció el tiempo que creía y cuando se acababa hacia mutis, Norma lo tenía claro: “trabajar en estos medios en muy importante pero hay que saber medir los tiempos”.

Hace un montón de años que trabajando en el Teatro Victoria de Barcelona corría el rumor de que por su altura era un travestí, parecía imposible que en el mundo del espectáculo y en esos tiempos hubiera una artista de esas características, fue cuando nos conocimos, como periodista quería saber si era verdad que era travestí, Norma estuvo un tiempo siguiendo el juego y el misterio en el mundo del espectáculo, también en la vida, es una parcela en la que el morbo da para mucho.

Finalmente un día en la suite del Hotel Avenida Palace de Barcelona donde ella se alojaba tuvimos un buen rato para hablar y finalmente me dijo: “no, no soy una travestí, no ves que soy una mujer” en el momento en que me dijo estas palabras se desnudó, ya tenía la prueba, a partir de ese momento nos hemos ido encontrando mucho, en el rodaje de Victoria, y fui una de las pocas periodistas que sin ser invitada por nadie viajé a Paris para ver el espectáculo en donde hacia de vedette y cerraba cada día con grandes aplausos .

Allí conocí a su entonces todavía novio, Marc Ostarcevic, en esos momentos riendo me contaron los dos que se conocieron una noche tomando una copa, ella estaba sola y el también en una coctelería de les Champs Elysées, Marc la había visto retratada por las calles de París vestida de vedette pero cuando la vio al natural le pareció mucho más guapa. Marc estaba en París trabajando como interiorista, en esos momentos había dejado su Croacia natal, se había separado de su primera mujer, había dejado de ser un deportista de élite y cuando encontró a Norma a los dos les cambió la vida, al acabar Norma el contrato con el Folies Bergere regresaron a Madrid y comenzaron a vivir juntos, era el año 1983.

Marc se convirtió en el fiel compañero que trabajaba para que Norma siempre estuviera bien. Norma se convierte en empresaria, tienen tres hijos maravillosos y todos los veranos cuando llegan a Palma de Mallorca donde tienen una casa de veraneo posan para los periodistas. Año tras año los niños van creciendo, Norma sigue espectacular y luce espléndida en sus diminutos bikinis. Así hasta 2001 en que Norma se separa de Marc para atender otro amor, el de Frade.

La otra noche Norma estaba exultante con todo el mundo, como había hecho tantos años antes estuvo cariñosa con todos, se fotografió y habló de lo contenta que estaba de que la hubieran invitado a esa inauguración: “A mi me gusta jugar, no soy una adicta pero juego y más cuando voy a un casino, como es el caso de hoy” y aseguró que en la vida hay también que apostar: “ En la vida algunas veces se gana y otras se pierde, pero la vida lleva un paquete de cosas que están todas ahí y con las que hay que estar y trabajar, no hay más opciones”

Dijo que nació en Barcelona: “Soy catalana, y sé decir algunas cosas como: “parlo una miqueta el català (hablo un poco catalán) y añadió: “Bona nit a tothom, estic molt contenta d’estar aquí” (buenas noches a todos, estoy muy contenta de estar aquí)”. Añadió que celebraba que el nuevo Casino fuera tan increíble y que aconsejaba: “Si vienen a jugar, muy bien, pero yo les aconsejo que de no jugar se vengan igual para ver este espacio que me parece excepcional”.

Pero Norma, que es listísima, se ocupó mucho de no hablar de su pasado sentimental, ni de Frade ni de Marc, y de su actual relación con el alemán afincado desde hace muchos años en Palma de Mallorca, Matthias Khün, sólo dijo que como veíamos ella estaba muy bien: “Estoy muy bien, cariño” aseguró, cuando se le preguntó dónde vio el partido de la selección España-Alemania aseguró que no lo vieron juntos y afirmó que es una gran admiradora de Puyol, “Pero de verdad de verdad” aunque dijo no ser de ningún equipo en especial, en su familia los hay del Atlético de Madrid y del F.C.Barcelona pero ella esto del fútbol lo ve globalmente.

Nacida en Barcelona pero viviendo entre Palma de Mallorca y Madrid aseguró que tiene el corazón repartido y que recuerda con un enorme cariño sus veranos entre S’Agaró y Sant Feliu de Guixols donde la familia tenía una casa y el tiempo de vacaciones lo disfrutaba en las cristalinas aguas de la Costra Brava.

Nos dijo que su hermana Carla está luchando y que toda la familia está con ella. Carla tiene un cáncer contra el que lucha y Norma, que además de hermana es amiga de Carla, ha estado a su lado en todos los momentos de la vida de Carla, buenos, malos y ni lo uno ni lo otro.

La solidaridad de Norma es grande y a través de los años he podido saber de ella pero a Norma no le gusta hablar de este tema como tampoco habla de sus tres hijos que ya son mayores Marco: 26 años, Yelco: 24 años y el pequeño Christian, que aún vive con ella, 16 años, dijo que todos estaban bien, que tenían su vida y que ella la respetaba. Toda una madre, ya vemos cómo tratan otros personajes este tema, ella, con elegancia, nos dice a los periodistas que sus hijos están bien y no se alarga en el comadreo fácil.

Se quedó el tiempo suficiente para asistir al acto de inauguración, hablar con todo el mundo y fotografiarse con todos los fans que se lo pidieron. Mostró que sigue teniendo muchas posibilidades en el mundo del espectáculo y comentó que la edad se lleva en la mente y en el corazón y que hay que olvidarse de las fechas del carnet de identidad, de hecho está trabajando en un proyecto para protagonizar una alta comedia y no cierra las puertas a un gran espectáculo para presentar en el Gran Casino de la Costa Brava: “Nunca me cierro puertas, voy a estudiar esta idea” aseguró, y luego ya entró a las mesas de juego para disfrutar del Black Jack y de La Ruleta.

Ya saben: 15 impar y rojo, ¡hagan juego, señores¡ y aunque en los casinos falta el vocabulario de los bingos en donde el 15 es la niña bonita en esta ocasión bien merecido tenía Norma el piropo por su saber estar, por lo comunicativa que estuvo y porque ha vuelto a la vida, cosa que se celebra desde esta columna, con Matthias o sin él.

Norma, hagan juego señores

Teresa Berengueras
Teresa Berengueras
sábado, 24 de julio de 2010, 22:51 h (CET)
La noche del jueves fui al casino, ante todo debo decir que no me gustan los casinos, ni jugar a nada en ellos, tampoco me gusta probar suerte en las máquinas donde uno se juega sus euros, pero cuando en Catalunya se inaugura un cuarto casino y la madrina es Norma Duval es noticia, primero porque que en este espacio de tierra que es Catalunya, tan pequeñito con siete millones de habitantes, uno más menos, me parece que le toca a mucho ciudadano la cuota de Casino, es por eso que hay que asistir a este evento, es noticia.

El nuevo casino está situado en Lloret de Mar, localidad de la Costa Brava, ciudad que durante años ha sido distinta de todas las otras localidades de la Costa Brava esencialmente por el turismo que la visita. Un turismo que la ha hecho distinta y la ha creado, siempre a mi manera de ver, desigual a todas las demás localidades existentes en el resto de la Costa Brava. Muchas veces he ido a Lloret en verano y me he sentido turista estando en casa, ¿cómo es eso posible? Durante años sus bares, sus restaurantes, sus salas de fiestas, han estado tomadas por gente que venía de Alemania y de Inglaterra y su tiempo de asueto lo dedicaban en buena parte a vivir su vida con el botellón en la mano, durmiendo muchas veces su resaca en las playas de esta localidad.

Lloret de Mar ha estado atado de pies y manos desde el principio de los principios de la llegada del turismo por una mayoría de Tour Operators que llevaban a sus clientes por poco dinero a vivir una vida de desenfreno sin medida alguna y así convirtieron Lloret de Mar en la villa de la Costa Brava menos cultural.

Allí, los propietarios de Casinos de Catalunya que tienen Casinos en Perelada, en Barcelona y en Tarragona, también tuvieron un Casino, luego, por avatares de la vida, el de Lloret se desplazó a Tarragona y ahora a partir del jueves en un edificio de grandes dimensiones y que podríamos llamar distinto a todos los que alberga Lloret de Mar, se ha inaugurado el Gran Casino de la Costa Brava propiedad de una sociedad cuya representación ostenta Joan Lao.

La madrina del acto de inauguración fue Norma Duval que llegó sonriente con un impresionante vestido color rojo confeccionado por su buena amiga Amparo Jordá, escotado y muy apretado en la cintura, ella la tiene diminuta y la sigue conservando desde los tiempos en que actuaba como vedette en el Folies Bergere parisino. Norma estaba comunicativa, sonriente y de muy buen humor.

Llevaba años sin cruzar palabra con Norma, exactamente los años en que ella estuvo casada con Frade, en ese momento decidió retirarse cual monja de clausura por amor a ese hombre de cine llamado Frade y que tan malas relaciones tiene con los periodistas. Cosa que no le sucedía a Norma, pero el amor es el amor y ella que estaba convencida de sus sentimientos, escuchó a su corazón y le dedicó todo su tiempo a su amado. Los demás nos quedamos sin Norma.

La vida pone las cosas en su sitio y Norma, en realidad se llama Purificación Martín Aguilera y nació en Barcelona donde su padre, militar, estaba destinado, años después, también por el trabajo del padre, se fueron a Madrid, allí a los 17 años fue elegida Miss Madrid y desde ese momento Puri dejó de ser Puri para triunfar en el mundo del espectáculo como Norma que era un nombre mucho más sonoro y mucho más artístico.

Norma debutó como vedette en el Teatro Lido de Madrid sustituyendo a Bárbara Rey y desde allí ya nadie paró sus innatas cualidades en el escenario, su cuerpo bien proporcionado, cimbreante y poseedor de unas largas piernas, llegó a ser la reina de las “vedettes”. Además poseía otra cualidad, era muy trabajadora, lo es aún hoy. Se empeñaba en llevar adelante sus proyectos y trabajaba día y noche si hacia falta para que el espectáculo triunfara.

No sólo fue una gran vedette, fue la única española de estos tiempos que trabajó con éxito en París en una sala con nombre internacional como el Folies Bergere, ha hecho cine, teatro y televisión siempre en su justa medida, nunca ha dejado que “la quemen”, apareció el tiempo que creía y cuando se acababa hacia mutis, Norma lo tenía claro: “trabajar en estos medios en muy importante pero hay que saber medir los tiempos”.

Hace un montón de años que trabajando en el Teatro Victoria de Barcelona corría el rumor de que por su altura era un travestí, parecía imposible que en el mundo del espectáculo y en esos tiempos hubiera una artista de esas características, fue cuando nos conocimos, como periodista quería saber si era verdad que era travestí, Norma estuvo un tiempo siguiendo el juego y el misterio en el mundo del espectáculo, también en la vida, es una parcela en la que el morbo da para mucho.

Finalmente un día en la suite del Hotel Avenida Palace de Barcelona donde ella se alojaba tuvimos un buen rato para hablar y finalmente me dijo: “no, no soy una travestí, no ves que soy una mujer” en el momento en que me dijo estas palabras se desnudó, ya tenía la prueba, a partir de ese momento nos hemos ido encontrando mucho, en el rodaje de Victoria, y fui una de las pocas periodistas que sin ser invitada por nadie viajé a Paris para ver el espectáculo en donde hacia de vedette y cerraba cada día con grandes aplausos .

Allí conocí a su entonces todavía novio, Marc Ostarcevic, en esos momentos riendo me contaron los dos que se conocieron una noche tomando una copa, ella estaba sola y el también en una coctelería de les Champs Elysées, Marc la había visto retratada por las calles de París vestida de vedette pero cuando la vio al natural le pareció mucho más guapa. Marc estaba en París trabajando como interiorista, en esos momentos había dejado su Croacia natal, se había separado de su primera mujer, había dejado de ser un deportista de élite y cuando encontró a Norma a los dos les cambió la vida, al acabar Norma el contrato con el Folies Bergere regresaron a Madrid y comenzaron a vivir juntos, era el año 1983.

Marc se convirtió en el fiel compañero que trabajaba para que Norma siempre estuviera bien. Norma se convierte en empresaria, tienen tres hijos maravillosos y todos los veranos cuando llegan a Palma de Mallorca donde tienen una casa de veraneo posan para los periodistas. Año tras año los niños van creciendo, Norma sigue espectacular y luce espléndida en sus diminutos bikinis. Así hasta 2001 en que Norma se separa de Marc para atender otro amor, el de Frade.

La otra noche Norma estaba exultante con todo el mundo, como había hecho tantos años antes estuvo cariñosa con todos, se fotografió y habló de lo contenta que estaba de que la hubieran invitado a esa inauguración: “A mi me gusta jugar, no soy una adicta pero juego y más cuando voy a un casino, como es el caso de hoy” y aseguró que en la vida hay también que apostar: “ En la vida algunas veces se gana y otras se pierde, pero la vida lleva un paquete de cosas que están todas ahí y con las que hay que estar y trabajar, no hay más opciones”

Dijo que nació en Barcelona: “Soy catalana, y sé decir algunas cosas como: “parlo una miqueta el català (hablo un poco catalán) y añadió: “Bona nit a tothom, estic molt contenta d’estar aquí” (buenas noches a todos, estoy muy contenta de estar aquí)”. Añadió que celebraba que el nuevo Casino fuera tan increíble y que aconsejaba: “Si vienen a jugar, muy bien, pero yo les aconsejo que de no jugar se vengan igual para ver este espacio que me parece excepcional”.

Pero Norma, que es listísima, se ocupó mucho de no hablar de su pasado sentimental, ni de Frade ni de Marc, y de su actual relación con el alemán afincado desde hace muchos años en Palma de Mallorca, Matthias Khün, sólo dijo que como veíamos ella estaba muy bien: “Estoy muy bien, cariño” aseguró, cuando se le preguntó dónde vio el partido de la selección España-Alemania aseguró que no lo vieron juntos y afirmó que es una gran admiradora de Puyol, “Pero de verdad de verdad” aunque dijo no ser de ningún equipo en especial, en su familia los hay del Atlético de Madrid y del F.C.Barcelona pero ella esto del fútbol lo ve globalmente.

Nacida en Barcelona pero viviendo entre Palma de Mallorca y Madrid aseguró que tiene el corazón repartido y que recuerda con un enorme cariño sus veranos entre S’Agaró y Sant Feliu de Guixols donde la familia tenía una casa y el tiempo de vacaciones lo disfrutaba en las cristalinas aguas de la Costra Brava.

Nos dijo que su hermana Carla está luchando y que toda la familia está con ella. Carla tiene un cáncer contra el que lucha y Norma, que además de hermana es amiga de Carla, ha estado a su lado en todos los momentos de la vida de Carla, buenos, malos y ni lo uno ni lo otro.

La solidaridad de Norma es grande y a través de los años he podido saber de ella pero a Norma no le gusta hablar de este tema como tampoco habla de sus tres hijos que ya son mayores Marco: 26 años, Yelco: 24 años y el pequeño Christian, que aún vive con ella, 16 años, dijo que todos estaban bien, que tenían su vida y que ella la respetaba. Toda una madre, ya vemos cómo tratan otros personajes este tema, ella, con elegancia, nos dice a los periodistas que sus hijos están bien y no se alarga en el comadreo fácil.

Se quedó el tiempo suficiente para asistir al acto de inauguración, hablar con todo el mundo y fotografiarse con todos los fans que se lo pidieron. Mostró que sigue teniendo muchas posibilidades en el mundo del espectáculo y comentó que la edad se lleva en la mente y en el corazón y que hay que olvidarse de las fechas del carnet de identidad, de hecho está trabajando en un proyecto para protagonizar una alta comedia y no cierra las puertas a un gran espectáculo para presentar en el Gran Casino de la Costa Brava: “Nunca me cierro puertas, voy a estudiar esta idea” aseguró, y luego ya entró a las mesas de juego para disfrutar del Black Jack y de La Ruleta.

Ya saben: 15 impar y rojo, ¡hagan juego, señores¡ y aunque en los casinos falta el vocabulario de los bingos en donde el 15 es la niña bonita en esta ocasión bien merecido tenía Norma el piropo por su saber estar, por lo comunicativa que estuvo y porque ha vuelto a la vida, cosa que se celebra desde esta columna, con Matthias o sin él.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

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Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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