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Mientras termino de cenar en mi terraza, inevitablemente tengo que mirar hacia el mar. De pronto surge desde levante un hermoso disco dorado de colores suaves y una belleza que se refleja en las olas. Poéticamente diríamos que la luz lunar riela sobre las aguas.
En uno de los apuntes al natural, JL. Martin muestra al orador pontificando desde la estrada. “¡No todos los políticos son corruptos!” Desde platea, el representante del público le dice: “De acuerdo. La pregunta es: ¿Por qué los corruptos siempre llegan a la cúpula de los partidos?” Interesante pregunta, ¿verdad?
Hemos vivido tiempos, décadas, que parecía que todo el mundo deseaba ser notable y extraordinario, pero quizás, la normalidad, sea el mayor y mejor calificativo de una persona. Ya sé que en psicología y psiquiatría y en algunas ciencias sociales se pone en crisis o en duda el concepto de normalidad.
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