¡Leer! pasear por el pais de fantasía, pelear a espada sobre el tablón de un buque, ir a Marte, sobrevolar el Gran Cañón o incluso ver un hada, son algunas de las situaciones que puedes vivir en cada historia. La ficción es parte de nuestra vida, aunque parece que según crecemos, tal y como nos plantea el propio Peter Pan, perdemos las ganas de imaginar y nos convertimos en la sombra que destruye Fantasía en el libro de La Historia interminable.
Es curioso observar como los diferentes estudios plantean que el potenciar la lectura de un buen libro de ficción, donde te fuerces a imaginar, puede aumentar nuestra felicidad, ya que actúa sobre nuestra empatía. Sin duda alguna los amantes de la lectura siempre han planteado lo fantástico que es escaparse a galope de un buen libro de ficción. Sin duda nos brinda una posibilidad de escape del día a día. Es una oportunidad de poder salir de nuestra propia rutina y de ese enjambre de pensamientos que nos aporta el estrés diario para pasar a disfrutar con la experiencia personal de otra persona, de el protagonista de nuestro libro.
Lo que sucede es que empatizamos con su carácter, con su forma de ser, sentimos como él o como ella. Produciéndose así un aumento de la conexión emocional con el personaje del libro, es como si trasladásemos desde la tinta impresa de nuestro libro a nuestras vidas reales. Así se demostró en un estudio publicado en Science donde la gente que leyó elementos basados en la ficción antes de una prueba identificación de emociones obtuvo mejores resultados que las personas que leyeron otro tipo de obras. Esto sucede debido a que la gente que conecta con los elementos de ficción literaria tienden a llenar los huecos sobre el contenido emocional de los personajes que aparecen en las historias.
Por tanto entendemos que la ficción es un ejercicio que está relacionado con nuestra capacidad de entender las emociones. Además de como analizamos y procesamos los acontecimientos vitales que les van sucediendo a los personajes. Poco a poco nos vamos dando cuenta que sus vidas son distintas a las nuestras y eso termina enganchándonos a la novedad. Llegamos por tanto a imaginar y sentir sus vivencias, sus sentimientos y la forma de reaccionar ante las experiencias están haciendo que se sientan de esa manera.
Parece que los estudios muestran una tendencia a que las personas que fomentan la lectura de ficción aumentan su capacidad de entender y ponerse en el lugar de los personajes incluso rellenando los posibles huecos o incongruencias que pudieran encontrar, lo que hace la historia es que nos obligan mantener una actitud empatía activa en todo momento. Potenciando de esa forma nuestra capacidad emocional.