WASHINGTON - Si quiere ser un purista de la ética periodística, ni siquiera debería de escribir acerca de los Grandes Lagos, porque soy tremendamente parcial - especialmente cuando se trata del Lago Michigan.
Lo más destacado de mis veranos juveniles eran las pocas semanas en que mi familia compartía una casa en la cima de una duna de arena en Miller Beach, al este de Gary, Indiana. Muchos fueron los días en que preparábamos una cesta de picnic y bajábamos a la orilla de Burns Ditch, donde podíamos chapotear en las olas, comernos los bocadillos y dar un paseo de vuelta a casa. Ahora el lugar está ocupado por unos altos hornos de aceros.
Durante los últimos 50 años he disfrutado del mismo lago, pero a 250 millas al norte, desde una cabaña en Beaver Island, Michigan, que el abuelo de mi esposa construyó hace casi un siglo y que hemos ampliado después de que ella heredara. Al igual que todos los que saben de lo que hablo, me encanta el Lago Michigan.
Sentado aquí, en mitad de la nieve de Washington, desesperado por cubrir el Congreso, fue la única buena noticia del domingo que Lisa P. Jackson, la directora de la Agencia de Protección Medioambiental, repartiera entre los gobernadores de los estados de los Grandes Lagos el "plan de acción" de 40 páginas que gobierno federal y gobernadores de los estados han desarrollado para proteger y mejorar estos recursos incomparables.
La Iniciativa de Recuperación de los Grandes Lagos, como se llama, es una empresa verdaderamente bipartidista y binacional que cuenta con la participación de líderes y grupos de ocho estados, innumerables comunidades y los dos partidos políticos principales, además de nuestros vecinos de Canadá.
En 2004, cuando el Presidente George W. Bush, de campaña a la reelección, se detuvo en Traverse City, Michigan, se comprometió a salvar los Grandes Lagos, una de las mayores reservas de agua dulce de la Tierra. En 2008 Barack Obama, que conocía el tema de primera mano gracias a su paso por la Legislatura de Illinois y el Senado estadounidense, lo hizo una prioridad de su campaña y una vez elegido, su jefe de gabinete, Rahm Emanuel, que había sido un referente en el impulso a la iniciativa siendo congresista en Chicago, se encargó de que mantuviera su compromiso. El primer presupuesto de Obama incluyó la cifra sin precedentes de 475 millones para la recuperación de los Grandes Lagos, y este año, a pesar de todas demás necesidades, ha solicitado 300 millones más.
Antes de vencer el primer plazo en enero, la Agencia de Protección Medioambiental había recibido más de 1.000 propuestas de uso de los fondos. El plan entregado a los gobernadores, en sí mismo producto de 18 reuniones con diversos interesados en el verano de 2009, se centra en cinco grandes iniciativas.
El primer objetivo es limpiar algunos de los punto más amenazados, de St. Louis Bay al extremo oeste del Lago Superior hasta casi el río San Lorenzo al este, donde abandona el Lago Ontario. Estudios previos han identificado 31 "áreas de preocupación", en peligro por sedimentos contaminados, y sólo una de ellas, el Río Oswego en Nueva York, ha abandonado la lista.
En un experimento llevado a cabo en 2008, la EPA financió una campaña de limpieza de los Grandes Lagos que retiró aproximadamente 2.500 toneladas de equipo electrónico abandonado y 5 millones de partidas farmacéuticas caducadas. Queda muchísimo por hacer.
El segundo objetivo es resistir a las especies invasoras. La amenaza publicitada más reciente proviene de la carpa asiática, que devasta la fauna del Lago Michigan desde la salida de Chicago, pero también están las amenazas de la lamprea de mar, el mejillón cebra y otras criaturas - todas las cuales deben ser combatidas para proteger las piscifactorías de la zona.
El tercer objetivo es la protección de las playas y las costas para la natación, la navegación deportiva y la pesca. Esto requiere la reducción de las emisiones de fósforo y otras sustancias químicas de las granjas y las ciudades. El plan es reducir el número de días en que las playas de los Grandes Lagos están cerradas por las molestas algas de 200 a 176 días hacia 2014.
El cuarto objetivo es proteger y restaurar el hábitat de las criaturas que habitan la zona. El pez más grande de los Grandes Lagos, el esturión, está en declive debido a que muchas de sus zonas de desove están contaminadas o bloqueadas. A medida que las 4.500 millas de río vuelvan a ser abiertas a las especies hacia 2014, el progreso en 16 arroyos escogidos por el esturión se seguirá de cerca.
El quinto objetivo es hacer este esfuerzo visible y creíble a los contribuyentes estadounidenses al mostrar resultados reales. Los 30 millones de personas que viven en esta región son un campo de batalla político. En una época de desconfianza generalizada, no se me ocurre mejor forma de demostrar que el gobierno sabe hacer algo.