La detención máximo dirigente de ETA, Mikel Irastorza, agrava aún más el estado comatoso de la banda terrorista cinco años después de que esta anunciara el cese de la violencia, al no lograr nada más que mantener una pírrica estructura con un máximo de veinte miembros inexpertos.
El 'número uno' de ETA ha sido detenido en una operación llevada a cabo por agentes de la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI) de Francia, en colaboración con la Guardia Civil, en un domicilio de la localidad francesa de Ascain, en la frontera franco-navarra. La operación continúa abierta y no de descartan nuevas detenciones, según ha informado el Ministerio del Interior.
El detenido se incorporó a la banda terrorista como un desconocido en la estructura etarra, sin causas pendientes con la justicia ni experiencia terrorista, tras ser portavoz del Foro de Debate Nacional, una plataforma impulsada por Batasuna y Eusko Alkartasuna (EA).
La irrelevancia de la actual cúpula la mide el hecho de que hace tiempo que no se difunden listados con los más buscados por las fuerzas de seguridad. Pero que no atente no quiere decir que no haya causas pendientes con la Justicia. "Cualquier miembro de ETA con cuentas pendientes con la Justicia tiene la espada de Damocles encima", avisaban hace un mes las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por Europa Press, "vamos a ir a por ellos con todos los instrumentos del Estado de Derecho".