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Los niños españoles son los más miopes de todo el Viejo Continente

¿Por qué somos miopes? No, no culpe a su padre

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La prestigiosa revista Nature ya lo dejó clarito el año pasado en uno de sus artículos. Sí, la miopía está experimentando un boom en el mundo. De hecho, los pronósticos hablan de que al término de esta década un tercio de la población necesitará gafas. Toda una faena para aquellos cuya profesión, como la de piloto, les exige una vista perfecta.

Sin embargo, en el mismo artículo se hacían eco de un descubrimiento que podría convertirse en la mejor salvaguarda para nuestra visión, pues ciertos investigadores aseguran haber dado con el factor causante de la miopía. Al parecer no debemos echarle toda la culpa a la genética, pues hay otros factores involucrados.

En este sentido, según expertos de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus (EE. UU.), los niños que pasan menos tiempo al aire libre tienen mayor riesgo de padecer miopía. De este modo, aunque para nosotros -adultos ya creciditos y usuarios de toda la corte de gafas y lentillas- puede ser ya algo tarde para probarlo en nuestras carnes, sí que podemos ponerlo en práctica con nuestros vástagos.

Por lo tanto, habría que aplicarse el cuento de inmediato porque resulta que los niños españoles son los más miopes de todo el Viejo Continente, con un 40% mientras que en el resto de Europa la tasa es del 35%.

De modo que saque a sus hijos al sol y aléjelos de la práctica de un ocio enclaustrado pues el aire libre es la particular vacuna que los inmunizará de la miopía. Pero ¿qué hacemos con la vista de los padres? Para estos casos, pues no hay que olvidar que más de la mitad de los españoles usa gafas o lentillas, únicamente se nos ocurre una solución: la cirugía refractiva.

Desde luego ésta no resulta tan atractiva como salir a jugar a pleno sol pero, con los años, ha derivado en una operación rápida, segura y, por supuesto, indolora. Así, desprenderse de problemas de miopía, astigmatismo e hipermetropía es prácticamente coser y cantar.

No en vano, el postoperatorio se caracteriza por ser bastante llevadero, pues solo precisaremos unos cuidados tan sencillos como emplear unas gafas de sol cuando salgamos de la clínica tras la cirugía, descansar en casa, abstenernos de realizar esfuerzos físicos y limpiarnos las secreciones de los ojos con suavidad evitando tocarlos.

Por supuesto, la operación se acompaña con un rosario de revisiones. La primera de ellas dentro de las 24 primeras horas después de la operación y las siguientes tienen lugar a la semana, al mes y a los tres meses, aproximadamente. De esta manera, el oftalmólogo supervisa la recuperación del ojo y puede ayudar al paciente solventando cualquier duda.

Lo cierto es que la cirugía refractiva es lo mejor que puede pasarle a nuestros ojos si ya arrastramos algún problema de visión como los mencionados. Aunque, por supuesto, si es cierto lo que aseguran estos investigadores de la revista Nature, más vale que saquemos a nuestros hijos al exterior para que jueguen y se blinden contra la miopía.

¿Por qué somos miopes? No, no culpe a su padre

Los niños españoles son los más miopes de todo el Viejo Continente
Redacción
viernes, 28 de octubre de 2016, 08:15 h (CET)
La prestigiosa revista Nature ya lo dejó clarito el año pasado en uno de sus artículos. Sí, la miopía está experimentando un boom en el mundo. De hecho, los pronósticos hablan de que al término de esta década un tercio de la población necesitará gafas. Toda una faena para aquellos cuya profesión, como la de piloto, les exige una vista perfecta.

Sin embargo, en el mismo artículo se hacían eco de un descubrimiento que podría convertirse en la mejor salvaguarda para nuestra visión, pues ciertos investigadores aseguran haber dado con el factor causante de la miopía. Al parecer no debemos echarle toda la culpa a la genética, pues hay otros factores involucrados.

En este sentido, según expertos de la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus (EE. UU.), los niños que pasan menos tiempo al aire libre tienen mayor riesgo de padecer miopía. De este modo, aunque para nosotros -adultos ya creciditos y usuarios de toda la corte de gafas y lentillas- puede ser ya algo tarde para probarlo en nuestras carnes, sí que podemos ponerlo en práctica con nuestros vástagos.

Por lo tanto, habría que aplicarse el cuento de inmediato porque resulta que los niños españoles son los más miopes de todo el Viejo Continente, con un 40% mientras que en el resto de Europa la tasa es del 35%.

De modo que saque a sus hijos al sol y aléjelos de la práctica de un ocio enclaustrado pues el aire libre es la particular vacuna que los inmunizará de la miopía. Pero ¿qué hacemos con la vista de los padres? Para estos casos, pues no hay que olvidar que más de la mitad de los españoles usa gafas o lentillas, únicamente se nos ocurre una solución: la cirugía refractiva.

Desde luego ésta no resulta tan atractiva como salir a jugar a pleno sol pero, con los años, ha derivado en una operación rápida, segura y, por supuesto, indolora. Así, desprenderse de problemas de miopía, astigmatismo e hipermetropía es prácticamente coser y cantar.

No en vano, el postoperatorio se caracteriza por ser bastante llevadero, pues solo precisaremos unos cuidados tan sencillos como emplear unas gafas de sol cuando salgamos de la clínica tras la cirugía, descansar en casa, abstenernos de realizar esfuerzos físicos y limpiarnos las secreciones de los ojos con suavidad evitando tocarlos.

Por supuesto, la operación se acompaña con un rosario de revisiones. La primera de ellas dentro de las 24 primeras horas después de la operación y las siguientes tienen lugar a la semana, al mes y a los tres meses, aproximadamente. De esta manera, el oftalmólogo supervisa la recuperación del ojo y puede ayudar al paciente solventando cualquier duda.

Lo cierto es que la cirugía refractiva es lo mejor que puede pasarle a nuestros ojos si ya arrastramos algún problema de visión como los mencionados. Aunque, por supuesto, si es cierto lo que aseguran estos investigadores de la revista Nature, más vale que saquemos a nuestros hijos al exterior para que jueguen y se blinden contra la miopía.

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