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Edward Schumacher-Matos

Oraciones por Santa Clarita

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WASHINGTON - El suburbio de Santa Clarita en Los Ángeles ha servido muchas veces de plató de películas de Hollywood, pero durante las tres últimas semanas ha sido un plató en directo de Estados Unidos.

Bob Kellar, concejal y ex alcalde, habló en un mitin en contra de los inmigrantes sin papeles en donde repitió la advertencia de Theodore Roosevelt de que Estados Unidos solo tiene sitio para una única bandera y un único idioma. Después de que algunos acusaran a Kellar de racista, respondió que si creer que Estados Unidos hace que la gente sea uno, entonces se consideraba "un racista orgulloso".

Sus comentarios fueron colgados en YouTube y despertaron una tormenta en la red y en Santa Clarita, donde la tumultuosa asamblea de la semana pasada estuvo marcada por manifestantes detractores, discursos encendidos y lágrimas. Pero no hay disculpa de Kellar.

Agente de la policía de Los Ángeles jubilado, Kellar dice que sólo trataba de expresar una idea retórica. Sus partidarios dicen que sus críticos tienen demasiado interés en colgar el sambenito de racista a todo aquel partidario de la deportación de los 12 millones de indocumentados del país.

"Me parece que en cuanto a la izquierda se le agotan los argumentos inteligentes en la materia, recurre siempre a esa vieja patraña", escribía John Kriewaldt, vecino de Riverton, Wyoming, en una carta al periódico Los Angeles Times. "¡Que cambie de disco de una vez!"

James Beauchamp, vecino de Lancaster, California, escribía también al Times: "Me gustaría que todos los concejales de todos los municipios del país fueran igual de respetuosos con la ley que Kellar. Soy blanco, y mis dos hijos están casados con damas de México y Colombia que residen en este país legalmente",

No tengo ninguna razón para no confiar en la palabra de Kellar, aunque fuera irresponsable y polémico. Más fundamentalmente, él y Santa Clarita representan un retroceso cultural peligroso que se da en cientos de ciudades de todo Estados Unidos. Y el Congreso y el Presidente Barack Obama están tolerando esto al seguir aparcando la reforma de la inmigración.

El presidente dice que se ha comprometido a tomar medidas este año. Pero aún no es probable que ocurra. Obama dedicó una frase tibia a la cuestión en su discurso del estado de la nación, la reforma de la sanidad sigue sin estar cerrada, el empleo acapara toda la atención y llegan las elecciones legislativas.

El Representante Luís Gutiérrez, Demócrata de Illinois, presentó un proyecto de reforma integral en diciembre que encaja a grandes rasgos en lo que Obama, el Presidente George W. Bush antes y la mayoría de moderados y expertos en legislación llevan décadas interpretando como la combinación necesaria entre mano dura, programas de trabajo temporal y legalización ganada de los sin papeles que residen aquí.

En el Senado, el Demócrata por Nueva York Chuck Schumer y el Republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham entre otros podrían lanzar su propia versión más centrista mañana, pero la tónica legislativa y la timidez política les echan para atrás.

Hay una muestra del tan mentado bipartidismo - sólo que está de parte de Bob Kellars. El Republicano de Utah Jason Chaffetz logró al menos 10 apoyos Demócratas la semana pasada a una resolución de la Cámara que propone la no legalización de los sin papeles.

Los colectivos hispanos y asiáticos entre algunos más están indignados con razón. La administración sigue consolidando con éxito las medidas legales para impedir la llegada de más inmigrantes sin papeles, pero aquellos que residen aquí son también víctimas injustamente. Ellos vinieron en respuesta a la demanda de las empresas estadounidenses. También crean más puestos de trabajo de los que restan, y con sus familias han construido una vida respetuosa con la ley.

Esto es difícil de entender para muchos estadounidenses cuando el paro supera el 10 por ciento. Pero elegimos a los políticos para que expliquen estas cosas.

En el ínterin, las declaraciones de Kellar reflejan que estamos metidos, hasta el fondo en una guerra cultural. El gran número de inmigrantes legales e ilegales que se desplazan a municipios que no están acostumbrados a los extranjeros han alterado los paisajes familiares de muchas de nuestras vidas. El cambio repentino y la demanda de servicios locales es una amenaza.

Teddy Roosevelt tenía razón para su época, pero el sentimiento detrás de sus palabras está mal hoy. Repetidos estudios, sin embargo, muestran que los inmigrantes de hoy y sus hijos aprenden Inglés, defienden la bandera y se vuelven estadounidenses culturalmente al igual que las anteriores oleadas.

Bob Kellar podría recordar que vive en un municipio de herencia española bautizado en honor a una monja italiana del siglo XIII venerada por los mexicanos por su trabajo con las mujeres pobres. Sin embargo, su solución al problema es expulsar a los sin papeles.

Oraciones por Santa Clarita

Edward Schumacher-Matos
Edward Schumacher-Matos
lunes, 8 de febrero de 2010, 05:06 h (CET)
WASHINGTON - El suburbio de Santa Clarita en Los Ángeles ha servido muchas veces de plató de películas de Hollywood, pero durante las tres últimas semanas ha sido un plató en directo de Estados Unidos.

Bob Kellar, concejal y ex alcalde, habló en un mitin en contra de los inmigrantes sin papeles en donde repitió la advertencia de Theodore Roosevelt de que Estados Unidos solo tiene sitio para una única bandera y un único idioma. Después de que algunos acusaran a Kellar de racista, respondió que si creer que Estados Unidos hace que la gente sea uno, entonces se consideraba "un racista orgulloso".

Sus comentarios fueron colgados en YouTube y despertaron una tormenta en la red y en Santa Clarita, donde la tumultuosa asamblea de la semana pasada estuvo marcada por manifestantes detractores, discursos encendidos y lágrimas. Pero no hay disculpa de Kellar.

Agente de la policía de Los Ángeles jubilado, Kellar dice que sólo trataba de expresar una idea retórica. Sus partidarios dicen que sus críticos tienen demasiado interés en colgar el sambenito de racista a todo aquel partidario de la deportación de los 12 millones de indocumentados del país.

"Me parece que en cuanto a la izquierda se le agotan los argumentos inteligentes en la materia, recurre siempre a esa vieja patraña", escribía John Kriewaldt, vecino de Riverton, Wyoming, en una carta al periódico Los Angeles Times. "¡Que cambie de disco de una vez!"

James Beauchamp, vecino de Lancaster, California, escribía también al Times: "Me gustaría que todos los concejales de todos los municipios del país fueran igual de respetuosos con la ley que Kellar. Soy blanco, y mis dos hijos están casados con damas de México y Colombia que residen en este país legalmente",

No tengo ninguna razón para no confiar en la palabra de Kellar, aunque fuera irresponsable y polémico. Más fundamentalmente, él y Santa Clarita representan un retroceso cultural peligroso que se da en cientos de ciudades de todo Estados Unidos. Y el Congreso y el Presidente Barack Obama están tolerando esto al seguir aparcando la reforma de la inmigración.

El presidente dice que se ha comprometido a tomar medidas este año. Pero aún no es probable que ocurra. Obama dedicó una frase tibia a la cuestión en su discurso del estado de la nación, la reforma de la sanidad sigue sin estar cerrada, el empleo acapara toda la atención y llegan las elecciones legislativas.

El Representante Luís Gutiérrez, Demócrata de Illinois, presentó un proyecto de reforma integral en diciembre que encaja a grandes rasgos en lo que Obama, el Presidente George W. Bush antes y la mayoría de moderados y expertos en legislación llevan décadas interpretando como la combinación necesaria entre mano dura, programas de trabajo temporal y legalización ganada de los sin papeles que residen aquí.

En el Senado, el Demócrata por Nueva York Chuck Schumer y el Republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham entre otros podrían lanzar su propia versión más centrista mañana, pero la tónica legislativa y la timidez política les echan para atrás.

Hay una muestra del tan mentado bipartidismo - sólo que está de parte de Bob Kellars. El Republicano de Utah Jason Chaffetz logró al menos 10 apoyos Demócratas la semana pasada a una resolución de la Cámara que propone la no legalización de los sin papeles.

Los colectivos hispanos y asiáticos entre algunos más están indignados con razón. La administración sigue consolidando con éxito las medidas legales para impedir la llegada de más inmigrantes sin papeles, pero aquellos que residen aquí son también víctimas injustamente. Ellos vinieron en respuesta a la demanda de las empresas estadounidenses. También crean más puestos de trabajo de los que restan, y con sus familias han construido una vida respetuosa con la ley.

Esto es difícil de entender para muchos estadounidenses cuando el paro supera el 10 por ciento. Pero elegimos a los políticos para que expliquen estas cosas.

En el ínterin, las declaraciones de Kellar reflejan que estamos metidos, hasta el fondo en una guerra cultural. El gran número de inmigrantes legales e ilegales que se desplazan a municipios que no están acostumbrados a los extranjeros han alterado los paisajes familiares de muchas de nuestras vidas. El cambio repentino y la demanda de servicios locales es una amenaza.

Teddy Roosevelt tenía razón para su época, pero el sentimiento detrás de sus palabras está mal hoy. Repetidos estudios, sin embargo, muestran que los inmigrantes de hoy y sus hijos aprenden Inglés, defienden la bandera y se vuelven estadounidenses culturalmente al igual que las anteriores oleadas.

Bob Kellar podría recordar que vive en un municipio de herencia española bautizado en honor a una monja italiana del siglo XIII venerada por los mexicanos por su trabajo con las mujeres pobres. Sin embargo, su solución al problema es expulsar a los sin papeles.

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