BOSTON - Ah, qué irónico es todo. Mientras el nuevo presidente era investido en Honduras esta semana, el hombre tal vez más responsable de crear una crisis hemisférica en ese país está de repente cerca de ser reelegido presidente de la Organización de Estados Americanos.

El regreso de José Miguel Insulza sería un mal presagio para la democracia en América Latina. Ha perdido la confianza de gran parte de Washington y de los Demócratas a la luz de su apoyo al ingreso de Cuba en la OEA, su fracaso estrepitoso en Honduras y su incapacidad para lidiar con la amenaza planteada por los presidentes electos como el venezolano Hugo Chávez.

Insulza se ha empleado a fondo recabando apoyos a su candidatura en una primera votación, aunque un informe sobre la Organización presentado esta semana por el Senador Richard Lugar, el Representante Republicano del Comité de Relaciones Exteriores, puede haber retrasado su campaña. El informe de 24 páginas realizado por Carl Meacham, jefe de gabinete de Lugar, es un análisis equilibrado y ecuánime que concluye que "ninguna reelección debe ser acelerada o avalada."

La administración Obama se ha mostrado indecisa con la candidatura de Insulza, pero el informe deja claros los riesgos de una lucha partidista en el Senado si el gobierno apoya al Secretario General. Insulza no vale la pena. Ese descubrimiento puede ser el motivo de que la Organización pospusiera esta semana la votación que fija la fecha de las elecciones. Los 5 años de mandato de Insulza vencen en mayo.

No hay más candidatos, no obstante, y la iniciativa de Insulza por la reelección es testimonio de su astucia y prueba de que nunca se conocen los derroteros de la historia.

Su candidatura hubiera parecido imposible el otoño pasado. La Secretario de Estado Hillary Clinton se opone a Insulza, de acuerdo con quienes la conocen. Le considera un oportunista que muerde la mano que le alimenta y un aprovechado. Ella pensaba que tenía un acuerdo con él el año pasado que levantó la condena a Cuba de la época de la Guerra Fría pero estaba muy lejos de readmitir al país en la Organización. Él la obligó a tener un cara a cara más tarde.

Luego tuvo que recoger los trozos de Honduras después de que Insulza instigara una crisis constitucional mediante el envío de observadores electorales a un referéndum ilegal convocado por el Presidente Manuel Zelaya, y que a continuación condujo a una carrera internacional irreflexiva por castigar al país el verano pasado, cuando Zelaya fue derrocado. Esta semana, un Honduras desafiante volvía a la democracia plena con la toma de posesión del Presidente electo Porfirio Lobo.

Más recientemente, otros en el hemisferio y entre el personal de la Organización se quejaban cuando Insulza se saltaba la neutralidad de su puesto para entrar en campaña por el candidato presidencial de centro-izquierda de su Chile natal. El candidato de centro derecha, Sebastián Piñero, ganó hace dos semanas, generando dudas de que el propio país de Insulza lo reconociera. La Organización de Estados Americanos, por su parte, ha atravesado un periodo de desmoralización y dificultades financieras, lo que sugiere que tiene problemas de liderazgo.

Después del fiasco de Honduras, Insulza volvía al centro político a todo trapo. Después de varios años de complacer a Chávez y sus aliados, por ejemplo, Insulza abría la puerta la semana pasada al levantamiento de la suspensión de Honduras en la Organización. También difundió una declaración de "arrepentimiento" en apoyo de una investigación abierta por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la reciente retirada por parte de Venezuela de los canales de televisión por cable de la oposición .

El cambio le ha costado el respaldo del voluble Chávez. El venezolano llama ahora públicamente a Insulza "un imbécil", haciendo uso de la traducción de cortesía.

Pero los vientos políticos en el hemisferio soplan contra Chávez, e Insulza se salvó precisamente por su hábil marcha atrás. También gracias al apoyo de Brasil, la ausencia de más candidatos y la reciente confirmación de Arturo Valenzuela, amigo y ex chileno, como adjunto para el hemisferio de la Secretaría de Estado. El Departamento de Estado dice ahora estar dividido con la reelección de Insulza. Todo lo que Valenzuela ha dicho públicamente es que la idea tiene "méritos", pero que es un cambio con respecto a los mensajes fríos enviados por otros antes.

El gobierno chileno entrante tiene sus propias consideraciones. A Piñero no le gusta Insulza, ex ministro de Interior y Exteriores, pero las apuestas apuntan a que el nuevo presidente todavía podría apoyar con el tiempo a su compatriota como modo de ganar el apoyo bipartidista a su agenda nacional.

Los defensores de Insulza comentan que son los estados miembros los que tienen el poder real en la Organización, pero como señala el informe del Senado, el Secretario General tiene una considerable libertad de acción al fijar su agenda, utilizar su posición privilegiada o animar a tribunales y legisladores a acudir a la Organización de Estados Americanos a quejarse de los abusos cometidos por sus presidentes. Lástima que intente acceder a un segundo mandato a estas alturas.