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¿Educadores u obsesos sexuales?

Pili S. Montalbán (Barcelona)
Redacción
lunes, 18 de enero de 2010, 06:37 h (CET)
Hasta ahora, algunos libros de texto y material didáctico de “Educación para la Ciudadanía” recomendaban páginas de contactos homosexuales y adiestraban a los niños en toda práctica sexual imaginable. Esta aberración, que el gobierno se empeña en llamar “formación”, más propia de sexópatas que de educadores, era sólo el principio.

No contentos con la creciente proliferación de abortos y enfermedades sexuales, que crecen al ritmo al que los menores son instruidos en un sexo que antes no concebían, ahora, una nueva asignatura se hará presente en los colegios, y de nada servirá apelar al ideario del centro para escabullirse. Su finalidad: "incorporar la formación sexual y reproductiva al sistema educativo". El Estado “metomentodo” viola de nuevo la intimidad de unos menores, cuya conciencia sólo sus padres tienen derecho de formar. La sexualidad pertenece al ámbito personal, afecta a los valores, convicciones y a la libertad ideológica y de conciencia. Determinados contenidos de educación sexual impuestos a la fuerza contraviene la legislación internacional (Declaración Universal de Derechos Humanos, Convención sobre los Derechos del Niño, Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Constitución Española y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y Supremo…). Por este motivo, son absolutamente ilegales y los padres, con todo derecho, podrán oponerse a que sus hijos los reciban en los centros educativos. Y los centros apelar a su ideario para renunciar a semejante imposición.

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