Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Social
Isabel Solá y Teresa de Calcuta

Dos vidas unidas por la bondad

|

Es difícil en un tiempo tan relativista como el nuestro sostener conceptos absolutos. Existe una tendencia pedestre a aplicar la teoría de Einstein a situaciones comunes de la vida, con lo que cualquier generalización, que es de hecho la única manera de emitir una opinión, queda frustrada ante la consabida frasecita: todo es relativo.

No seré yo desde esta columna quien intenté discutir que en el momento de opinar sobre determinados comportamientos y actitudes convenga aplicar cierta dosis de escepticismo; aquel que nos distancia de ellos y nos hace contemplarlos en su conjunto. Sin embargo, caer en el error de la duda metodica a toda costa (que el mismo Descartes resolvió finalmente con un axioma nada relativo: pienso luego existo) nos impediría avanzar en lo que verdaderamente importa, que es el conocimiento de la realidad.

Hay algunos empeñados en que apliquemos esa “relatividad pedestre” a conceptos tales como los de bondad, belleza o equidad y la naturaleza humana, que es gregaria y poco dada a la verdadera crítica, tiende a aceptar aquello de que “nada es verdad ni es mentira”; de que la verdad y la mentira dependen tan sólo de la actitud del observador. Y nada puede anquilosar más el criterio que someterlo a las variaciones atmosféricas del momento; es decir, al capricho.

Hace pocos días sucedieron dos hechos que me hicieron reflexionar sobre lo que los católicos llaman “la santidad”. Por un lado la canonización en Roma de la Madre Teresa de Calcuta y por otro, el asesinato en Haiti de una monja anónima (y no es que lo fuera, ya que su popularidad era inmensa entre las muchísimas personas que se beneficiaron en Haití y Guinea de su buen hacer, sino que su labor no fue mediática como la de la religiosa búlgara) Me refiero en este segundo caso a la hermana Isabel Solá y Matas.

Dos monjas unidas por su fe y por el hecho de que ambas fueran misioneras. Aparte de eso por poco más... o sí: por su bondad, por la decisión tomada en la juventud de entregar su vida a los más pobres del planeta.

La reciente canonización de Agnes Gouxha Bojaxhiu (conocida para el mundo como “madre Teresa de Calcuta) ha vuelto a levantar los comentarios de aquellos que son incapaces de admitir que pueda haber algo más allá de sus pequeñas miserias y que el altruismo es una superación del propio egoísmo. Un instinto que compartimos con cualquier otra especie animal y que muy pocos están dispuestos a superar. Es como si un daltónico negara la existencia de ciertos colores, simplemente porque es incapaz de distinguirlos, o un lerdo se empeñara en decir que la cara oculta de la luna es una invención porque él no nunca la ha visto. Hay también mucha tesis materialista atragantada, mucho rencor y mucha envidia. Pero sólo basta observar a los que se afanan en fomentar la leyenda negra de tantos seres humanos que han sido positivos para sus semejantes (de Jesucristo a Gandhi) para que comprobemos que sus tesis son como biombos colocados para tapar la bondad y lo positivo de lo que otros hicieron. Hablar de “oscuras motivaciones” está al alcance de cualquiera.

He tenido el empeño de escuchar con atención una pequeña parte de lo malo que se ha podido decir de la Madre Teresa de Calcuta. El lector interesado puede encontrar múltiples entradas de programas de televisión en Youtube y acaso lo más interesante y triste, porque no se sustenta, son los esfuerzos denodados de un famoso periodista angloamericano, Christopher Hitchens, que se empeño durante años en destruir el buen nombre de la monja búlgara y unicamente encontró argumentos tan peregrinos como que esta se encontraba a sus anchas con el establishment político, con los magnates y los ricos, o qué, conociendo de primera mano la necesidad de la India y su problema de superpoblacion, fuera a ultranza una detractora del aborto.

No sé qué es la santidad; no soy católico practicante. He conocido y tratado en mis años pasados Kenia a muchos misioneros; unos buenos y otros malos. Y sé que hay y ha habido muchos santos que nunca serán canonizados. Ni falta que les hace.

Eso que entendemos por coincidencia temporal produjo que las dos misioneras saltaran a los medios. Una, en realidad, no dejó nunca de estar en ellos. De la otra, Isabel Solá, sólo hemos empezado a saber a raíz de su asesinato:Una vida que acabó en Bel Air, uno de los barrios más depauperados de Puerto Príncipe, dedicada en su totalidad a ayudar a los más necesitados. Dieciocho años en Guinea Ecuatorial y casi una década en Haití dan mucho de sí para escribir una biografía y el relato de una existencia, segada por dos tiros en una de las calles de la devastada ciudad caribeña, a los 51 años, más de la mitad de los cuales fueron empleados en ayudar a los auténticos parias de la tierra, en sufrir con ellos y en darles esperanza.

Creo que acaso pueda constituir un motivo de reflexión para los que todo lo relativizan.

( Nota: en programas de televisión de máxima audiencia se airea estos días la historia de amor (¿?) del “ex papa” del Palmar de Troya, alias Gregorio XVIII, con una “monja” de la grotesca congregación. ¿ Por qué será que siempre las verdaderas historias sólo merecen un breve en los medios de comunicación? ¿Quién decide que solo la carnaza satisface al espectador?)

Dos vidas unidas por la bondad

Isabel Solá y Teresa de Calcuta
Luis del Palacio
jueves, 15 de septiembre de 2016, 08:37 h (CET)
Es difícil en un tiempo tan relativista como el nuestro sostener conceptos absolutos. Existe una tendencia pedestre a aplicar la teoría de Einstein a situaciones comunes de la vida, con lo que cualquier generalización, que es de hecho la única manera de emitir una opinión, queda frustrada ante la consabida frasecita: todo es relativo.

No seré yo desde esta columna quien intenté discutir que en el momento de opinar sobre determinados comportamientos y actitudes convenga aplicar cierta dosis de escepticismo; aquel que nos distancia de ellos y nos hace contemplarlos en su conjunto. Sin embargo, caer en el error de la duda metodica a toda costa (que el mismo Descartes resolvió finalmente con un axioma nada relativo: pienso luego existo) nos impediría avanzar en lo que verdaderamente importa, que es el conocimiento de la realidad.

Hay algunos empeñados en que apliquemos esa “relatividad pedestre” a conceptos tales como los de bondad, belleza o equidad y la naturaleza humana, que es gregaria y poco dada a la verdadera crítica, tiende a aceptar aquello de que “nada es verdad ni es mentira”; de que la verdad y la mentira dependen tan sólo de la actitud del observador. Y nada puede anquilosar más el criterio que someterlo a las variaciones atmosféricas del momento; es decir, al capricho.

Hace pocos días sucedieron dos hechos que me hicieron reflexionar sobre lo que los católicos llaman “la santidad”. Por un lado la canonización en Roma de la Madre Teresa de Calcuta y por otro, el asesinato en Haiti de una monja anónima (y no es que lo fuera, ya que su popularidad era inmensa entre las muchísimas personas que se beneficiaron en Haití y Guinea de su buen hacer, sino que su labor no fue mediática como la de la religiosa búlgara) Me refiero en este segundo caso a la hermana Isabel Solá y Matas.

Dos monjas unidas por su fe y por el hecho de que ambas fueran misioneras. Aparte de eso por poco más... o sí: por su bondad, por la decisión tomada en la juventud de entregar su vida a los más pobres del planeta.

La reciente canonización de Agnes Gouxha Bojaxhiu (conocida para el mundo como “madre Teresa de Calcuta) ha vuelto a levantar los comentarios de aquellos que son incapaces de admitir que pueda haber algo más allá de sus pequeñas miserias y que el altruismo es una superación del propio egoísmo. Un instinto que compartimos con cualquier otra especie animal y que muy pocos están dispuestos a superar. Es como si un daltónico negara la existencia de ciertos colores, simplemente porque es incapaz de distinguirlos, o un lerdo se empeñara en decir que la cara oculta de la luna es una invención porque él no nunca la ha visto. Hay también mucha tesis materialista atragantada, mucho rencor y mucha envidia. Pero sólo basta observar a los que se afanan en fomentar la leyenda negra de tantos seres humanos que han sido positivos para sus semejantes (de Jesucristo a Gandhi) para que comprobemos que sus tesis son como biombos colocados para tapar la bondad y lo positivo de lo que otros hicieron. Hablar de “oscuras motivaciones” está al alcance de cualquiera.

He tenido el empeño de escuchar con atención una pequeña parte de lo malo que se ha podido decir de la Madre Teresa de Calcuta. El lector interesado puede encontrar múltiples entradas de programas de televisión en Youtube y acaso lo más interesante y triste, porque no se sustenta, son los esfuerzos denodados de un famoso periodista angloamericano, Christopher Hitchens, que se empeño durante años en destruir el buen nombre de la monja búlgara y unicamente encontró argumentos tan peregrinos como que esta se encontraba a sus anchas con el establishment político, con los magnates y los ricos, o qué, conociendo de primera mano la necesidad de la India y su problema de superpoblacion, fuera a ultranza una detractora del aborto.

No sé qué es la santidad; no soy católico practicante. He conocido y tratado en mis años pasados Kenia a muchos misioneros; unos buenos y otros malos. Y sé que hay y ha habido muchos santos que nunca serán canonizados. Ni falta que les hace.

Eso que entendemos por coincidencia temporal produjo que las dos misioneras saltaran a los medios. Una, en realidad, no dejó nunca de estar en ellos. De la otra, Isabel Solá, sólo hemos empezado a saber a raíz de su asesinato:Una vida que acabó en Bel Air, uno de los barrios más depauperados de Puerto Príncipe, dedicada en su totalidad a ayudar a los más necesitados. Dieciocho años en Guinea Ecuatorial y casi una década en Haití dan mucho de sí para escribir una biografía y el relato de una existencia, segada por dos tiros en una de las calles de la devastada ciudad caribeña, a los 51 años, más de la mitad de los cuales fueron empleados en ayudar a los auténticos parias de la tierra, en sufrir con ellos y en darles esperanza.

Creo que acaso pueda constituir un motivo de reflexión para los que todo lo relativizan.

( Nota: en programas de televisión de máxima audiencia se airea estos días la historia de amor (¿?) del “ex papa” del Palmar de Troya, alias Gregorio XVIII, con una “monja” de la grotesca congregación. ¿ Por qué será que siempre las verdaderas historias sólo merecen un breve en los medios de comunicación? ¿Quién decide que solo la carnaza satisface al espectador?)

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto