Preocupante derrota celtiña a manos de un Villareal ‘B’ que terminó perdonando a los de Vigo. Una fantasía técnica de Natxo Insa fue suficiente para descubrir a un Celta perdido y ansioso, que deja una imagen de alto desconcierto y pocas soluciones. Los hombres de Garrido mantienen su regularidad y ya están más cerca de las plazas de ascenso que del infierno de los de abajo
| FICHA TÉCNICA | 0- Celta de Vigo: Falcón (1), Hugo Mallo (2), R. Lago (1), Catalá (1), Jordi (1); Bustos (3), Michu (2), Trashorras (1), Dani Abalo (2), Arthuro (0), Iago Aspas (1)
2- Villareal ‘B’: Juan Carlos (2); Mario (2), Joan Oriol (2), Catalá (2), Kiko (2); Marcos (2), Matilla (2), Hernán Pérez (3), Cristóbal (2) Joan Tomás (1), Natxo Insa (2)
Cambios : En el equipo local salió Joselu (1) por Arthuro (55’), Danilo (0) por Roberto Lago (70’) y Toni (-) por Danilo (87’). Por los visitantes jugaron Gerard (1) por Joan Tomás (45’), Flores (1) por Hernán Pérez (75’) y Edu (-) por Cristóbal (86’)
Goles: 0-1 Natxo Insa de vaselina perfecta, min 59; 0-2 Hernán Pérez apuntilla en la enésima contra amarilla, min 74
Árbitro: Melero López (colegio andaluz) (3). En los locales fue amonestado Catalá (32’), Michu (86’) y Hugo Mallo (89’) Por los visitantes vio la tarjeta amarilla Matilla (29’).
Incidencias: 7530 espectadores en el estadio municipal de Balaídos (datos ofrecidos por el club). Terreno de juego en mediocres condiciones.
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DATOS DESTACABLES | Lo mejor: La juventud descarada del Villareal
Lo peor: La apatía local
Los de Eusebio exhibieron una impotencia preocupante
El dato: El Celta, sin gol
Diez goles en trece partidos, el registro más bajo de la Liga Adelante
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Roberto Carrera / Siglo XXI
Quizá el fuerte temporal que sigue azotando la ciudad olívica fuese ya un mal presagio divino, en una jornada donde el Celta de Vigo se había propuesto encauzar su rumbo con una necesaria victoria. La ausencia de Marco Rubén, pichichi de los de Castellón, y el buen juego mostrado en el Ruiz de Lopera (maldito e inútil buen juego, pensará Eusebio), prometían una tarde importante de cara a las aspiraciones futuras del club gallego.
Bendita ingenuidad, podría pensarse, cuando Insa elevó con suavidad la pelota ante un adelantado Falcón. Restaba todavía media hora de juego, pero la victoria del Celta por aquel entonces se reflejaba con el símbolo del infinito en todas las casas de apuestas por Internet. El gol amarillo reveló la ineficacia gallega, y el filial del Villareal dio un baño táctico y de juego a sus anfitriones en lo restante de partido.
La desesperación llegó hasta tal punto, que ni siquiera los jugadores creían en sus oportunidades. Joselu se queda solo a un cuarto de hora del final pero, ante la posibilidad de estar en fuera de juego, dispara sin ganas ante un acertado Juan Carlos. En la contra, Hernán Pérez se hace un sprint solitario desde medio campo y remata a placer ante un indefenso Falcón. El paraguayo sentencia al Celta y condena a su rival a unos minutos finales donde tan solo la solidaridad amarilla permitió evitar un marcador más abultado.
Dos equipos atípicos
Había sido este un partido de igual a igual. No sólo por la propuesta ofensiva de ambas escuadras, sino también por su asombrosa juventud y su apuesta por los de casa. Hasta el caos de la segunda parte, Balaídos pudo disfrutar con dos equipos plagados de canteranos. De chicos que habían crecido en sus ciudades, de chavales para los que sus camisetas eran más que un trabajo bien remunerado. Fue bonito verlos luchar en un deporte totalmente mediatizado donde la identidad de las aficiones recae ahora más en los talonarios del banco.
Michu se reivindicó jugando en profundidad y probando al meta visitante con un tiro seco a la media hora del choque. Dani Abalo corrió y corrió, hasta cuando las fuerzas habían pedido vacaciones, pero todavía le falta ese punto de más para terminar con acierto sus mil y un regates.
Los ‘viejos’ decepcionaron. Arthuro pide plaza para cono naranja en las pruebas de conducción, y Trashorras parece estar cansado antes incluso del pitido inicial. Y sin López Garai, el pobre Bustos lo tiene difícil para no terminar exhausto los choques.
Todo lo contrario en los chicos de Garrido. ¡Qué bien se han asentado tras el ascenso! Marcos ya la tuvo a centro de Matilla en el primer tiempo. Pero además tienen a Hernán o a un Cristóbal inspirado como amenaza constante para la zaga celeste. Marco Rubén está bien cubierto. Completaron un primer tiempo correcto, sin excesos, para matar a su rival cuando más daño le podían hacer. Victoria sin paliativos, y reclamando a gritos su oportunidad en el primer equipo.
Problemas en casa Celta, que afronta a partir de ahora dos partidos ante Cádiz y Girona de vital importancia. En Castellón, en cambio, la fiesta continúa. Y merecidamente.