Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Carta al director

La estación de la melancolía

Nuria Rubio González
Redacción
jueves, 15 de octubre de 2009, 03:58 h (CET)
Siento que ya estás aquí. No es porque anochezca más pronto, ni porque los árboles comiencen a despojarse de sus hojas, esas hojas que, una vez secas, crujirán bajo mis pisadas. Siento que ya estás aquí porque una vaga sensación de tristeza se ha instalado en mi corazón. Los pronósticos meteorológicos te anuncian suave en lo que a las temperaturas concierne, pero ya noto tu hiriente presencia como finos cristales helados clavados en el fondo del alma.

A pesar de todo, tenía ganas de tí; tenía ganas de otoño, tal y como reza el eslogan con el que este año unos conocidos grandes almacenes han presentado al público -con la consabida anticipación- su oferta comercial vinculada a tu llegada. Ansiaba recibirte, respirar una bocanada de aire fresco y dejar atrás el sofocante calor de los meses de verano. Deseaba contemplar los hermosos paisajes de una naturaleza que, poco a poco, abandona los intensos colores del estío para entregarse a una amplia gama de apagadas tonalidades. Precisaba saberme parte de un nuevo ciclo vital, aun a costa de ensombrecerme por dentro, de ralentizar mis movimientos, como si mi organismo se anticipara a los efectos del cambio horario que próximamente determinará que los relojes reflejen una hora menos. Anhelaba, de algún modo, fundirme contigo y justificar así las lágrimas que a menudo derramo sin motivo aparente; añoraba la extraña dulzura de esas tardes -como la de hoy- en las que mi mirada, nublada por el llanto, se pierde entre la cortina de lluvia que cae al otro lado del ventanal, ajena a todo lo demás, sumida en una suerte de momento eterno... Al fin y al cabo, un espíritu melancólico encuentra en el ambiente otoñal su mejor cobijo.

Bienvenido seas, bello y triste otoño.

Noticias relacionadas

“El poder y el dinero todo lo corrompe”. Esta afirmación, que podría parecer una sentencia amarga o una exageración pesimista, se revela cada vez más como una radiografía certera del tiempo que habitamos. Nunca antes habíamos tenido tantos recursos tecnológicos, tanto conocimiento científico, tantas herramientas para construir un mundo justo y sostenible. Y, sin embargo, el presente se parece más a una distopía en cámara lenta que a un avance hacia la equidad y la paz.

Cada mañana, a primera hora, puedo observar cómo un tractor se ocupa de limpiar las playas de mi paraíso particular a fin de dejarlas tersas e impolutas. Coincide su paso por mis “dominios” con la caminata matutina que aprovecho para pensar. Su presencia y actividad, me da ideas que me invitan a imitarle. Me inspiran para intentar realizar en mi mente una labor similar a la que el tractor efectúa cada jornada.

En la vida siempre he sido pragmático, es decir, he procurado ser práctico, y ser práctico te conduce a ser útil. Cuando eres joven y estás estudiando, puedes tener toques idealistas, es normal, pero siempre había algún profesor que “te advertía” que uno siempre acaba siendo práctico y “amas” ser práctico.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto