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San Benito: Patrón de Europa: ora et labora

Murió a mediados del siglo VI, después de haber fundado monasterios que conservaron la cultura de Roma y Grecia
Francisco Rodríguez
martes, 12 de julio de 2016, 07:41 h (CET)
Me pongo a escribir el día de San Benito, nombrado patrón de Europa por el Papa Pablo VI en 1964. Nacido a finales del siglo V murió a mediados del siglo VI, después de haber fundado monasterios que conservaron la cultura de Roma y Grecia y que junto al cristianismo conforman nuestras raíces, de las que parece habernos olvidado.

Su regla se sintetiza en dos palabras “Ora et labora”, ora y trabaja, cuyo éxito ha quedado más que demostrado, mientras que todas las fórmulas políticas que hemos ido ensayando han terminado derrumbándose.

Orgullosos de nosotros mismos, hemos creído que bastaba con el trabajo humano, el ingenio humano, para construir naciones y grupos de naciones y está a la vista que todo es un hacer y deshacer, sin encontrar un mundo donde el orden, la paz y la justicia queden establecidos de forma duradera.

Decía San Benito que cuando emprendas alguna obra buena, lo primero que has de hacer es pedir constantemente a Dios que sea él quien la lleve a término, pues debemos someternos a él en el uso de los bienes que pone a nuestra disposición.

Las personas en general no somos conscientes de nuestra naturaleza de criaturas, cuya existencia hemos recibido de Dios y al que debemos de rendir cuenta de nuestros actos. Lo que se nos inculca por pensadores, filósofos y científicos es todo lo contrario: que somos los amos y señores del mundo, que podemos organizar a nuestro antojo en una lucha permanente por el poder frente a los demás bien se trate de otras naciones, otros grupos u otros partidos dentro de casa. Aquello de que “seréis como dioses”, que dijo el demonio, lo hemos asumido sin discusión, pero somos unos pobres diosecillos, enanos que se creen gigantes, siempre prometiendo un mundo feliz que nunca llega.

El salmo 126 ya nos advierte que si el Señor no construye la casa en vano se esfuerzan los albañiles y si el Señor no guarda la ciudad en vano vigilan los centinelas, advertencia que nadie parece tener en cuenta. Hay mucho “labora” sin oración, es más, sin ningún sentido del bien común. Todos intentas que triunfen sus ideas aunque se hunda el mundo.

Estos días estoy viendo en la tele los encierros de Pamplona y me pregunto la petición a San Fermín, antes de que salgan los toros, de que los guie en el encierro, si tiene un contenido verdaderamente religioso o meramente folclórico. También he observado que algunos corredores, cuando oyen el estampido del cohete, se santiguan o besan alguna medalla que llevan al cuello. ¿Son rescoldos de una antigua religiosidad o mera superstición?

Aquí parece que las manifestaciones de religiosidad están sometidas a fechas fijas, a actos puntuales, Semana Santa, fiesta del Patrón, romería a la ermita, etc. pero lo que ordenaba San Benito a sus monjes era una oración y un trabajo permanente, una presencia de Dios constante y una confianza total en el Señor.

Las estadísticas mensuales nos pueden decir los que trabajan, pero no hay ninguna estadística de los que además oran. Seguramente se podrá argüir que quienes no tienen fe no tienen que rezar, pero podrían rezar pidiendo la fe.

Querer alejar a Dios de nuestras vida familiar, laboral o política, nos lleva al desastre una y otra vez. ¿Aprenderemos?

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