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Horacio García Pacios

¿Crisis? No gracias

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“Hay que garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos, con carácter universal e incondicional, que se constituyan como el mínimo vital de subsistencia que toda persona o familia necesita para vivir»”

Crear más empleos innecesarios a base de subvención es un despilfarro del dinero público en beneficio de unos pocos, distorsiona el mercado y aumenta el déficit del Estado. Mantener el principal reparto de la riqueza a través del empleo es defender una injusta discriminación; pues, aunque todos quieran ganarse un sueldo, muchos no pueden acceder a un puesto de trabajo a causa del paro forzoso y estructural.

Congelar el sueldo de los funcionarios y subir los impuestos a los ricos para seguir gastando el dinero de todos sin ton ni son, en ayudas improvisadas, no conducirá a nada bueno: más despilfarro, más déficit, más descontento social. Hay que cambiar la filosofía impositiva: que se pague más en razón del consumo y de los beneficios de la especulación y no en razón de los ingresos provenientes del trabajo productivo. Menos IRPF, menos impuesto de sociedades; y en su lugar: un IVA europeo homologado sobre el consumo, y un IVMA (Impuesto sobre el Valor Monetario Añadido) para todo tipo de ingresos procedentes de la especulación y ajenos al rendimiento del trabajo productivo humano. El IVA no es progresivo, pero sí modulable según qué productos o servicios: desde 0% para el pan y productos de primera necesidad, hasta el 25%, o más, para productos o servicios de lujo o contaminantes…

Contrariamente a lo que otros piensan, no urge la reforma laboral, sino una reforma fiscal: para que se grave significativamente el tráfico financiero, y empiecen a pagar de una vez las rentas de la especulación. La buena alternativa económica no sería volver a la política de Aznar: déficit cero combinado con recorte del gasto público y bajada de impuestos con la ilusión de crear empleo. Ya no tenemos empresas públicas que privatizar para obtener ingresos sin subir impuestos, ni para pagar subvenciones a la contratación. La mejor estrategia sería, ahora: Renta Básica, más mercado y menos subvención; pues la racionalidad del mercado exige una base financiera repartida de manera general, una especie de plataforma económica en donde se instale y cimiente el mercado para que luego se desarrolle por sus propios medios.

La actual situación económica y social exige nuevos planteamientos teóricos y prácticos, entre los cuales se cuentan: una Teoría Económica Alternativa (alternativa al fracaso neokeynesiano y neoliberal, porque los nuevos planteamientos y medidas keynesianos y liberales están siendo desbordados por la realidad y se muestran insuficientes ante la crisis y la recesión); y el establecimiento de una Renta Básica Ciudadana, cuya financiación debe ser incluida, necesariamente, en la aludida reforma fiscal.

Para profundizar en los nuevos planteamientos, indico el manual de don Ramiro Pinto Cañón: Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo. Teoría alternativa sobre economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar, Entimema (Madrid 2003). Asimismo, recomiendo los estudios realizados por los catedráticos de economía afiliados a la Red Renta Básica; particularmente, los de don José Iglesias Fernández, padre del término castellano “Renta Básica”.

La Asociación Renta Ciudadana (ARENCI) propone un estudio sobre la conveniencia y necesidad de establecer, como derecho de ciudadanía, el recibir una renta mensual que garantice la subsistencia económica a todos los ciudadanos residentes en la zona en cuestión (sea España, sea la Zona Euro ), independientemente de su situación laboral o de cualquier otra circunstancia. La cantidad a percibir, individualmente devengada, se modularía según la edad del perceptor y sería una constante al compás del PIB que se establece sobre el umbral de la pobreza (el 50% de la renta media de la zona de referencia). Se admite como Renta Básica el objetivo definido por el nº 87 del documento Ciudadanía, Libertad y Socialismo: Un partido en la España del s. XXI: «garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos con carácter universal e incondicional, que se constituya como el mínimo vital de subsistencia que toda persona o familia necesita para vivir». Si el Gobierno contemplara esta medida, empezando por los parados que no cobran, ahorraría el ridículo y la polémica por los 420 euros para unos sí, para otros no… Pero Zapatero engaña a los parados y no quiere abrir la Subcomisión de estudio sobre Renta Básica de Ciudadanía que, a tal fin, aprobó por unanimidad el Congreso de los Diputados el pasado 28 de abril de 2009.

La Renta Básica puede desarrollarse con éxito si se hace en el ámbito de una zona monetaria, pero ha de ir siempre acompañada de un modelo fiscal acorde que la haga sostenible. Nunca insistiremos bastante en que no se trata de una medida para adaptar la Realidad a una ideología particular, como ya se intentó en la Unión Soviética y fracasó, sino de una herramienta que estimamos útil para adaptar racionalmente la economía a las necesidades de la gente y no a las de un partido o grupo empresarial. Será útil sólo mientras lo sea para adaptar el funcionamiento económico a la vertiginosa evolución del mundo real. Que nadie se engañe, lo que proponemos va más allá de la improvisación y el espectáculo publicitario de los 420 euros para los parados a cambio de formación. Otra cosa es que algún político cuco, saltándose el estudio económico necesario, levante un estandarte montañoso como reclamo. No le arrendamos la ganancia más allá de los votos, pues tal medida, por razones obvias, fracasará. Pedimos que se hagan estudios serios en cada partido, sin perjuicio de que se abra una Comisión Interministerial sobre Renta Básica y Fiscalidad.. Lo que proponemos es fruto de la investigación, el desarrollo y la innovación económica, y será resultado de la evolución social; no un salto en el vacío, ni el sueño de una noche de verano. Lean, señores políticos, escuchen y reflexionen; y antes de aprobar leyes, las que sean, piensen que, como la Madre Naturaleza , la Cultura , la Política y la Economía de una sociedad tampoco evolucionan a saltos. ¿Crisis? Mientras no tengan en cuenta nuestras ideas…

¿Crisis? No gracias

Horacio García Pacios
Redacción
jueves, 10 de septiembre de 2009, 02:20 h (CET)
“Hay que garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos, con carácter universal e incondicional, que se constituyan como el mínimo vital de subsistencia que toda persona o familia necesita para vivir»”

Crear más empleos innecesarios a base de subvención es un despilfarro del dinero público en beneficio de unos pocos, distorsiona el mercado y aumenta el déficit del Estado. Mantener el principal reparto de la riqueza a través del empleo es defender una injusta discriminación; pues, aunque todos quieran ganarse un sueldo, muchos no pueden acceder a un puesto de trabajo a causa del paro forzoso y estructural.

Congelar el sueldo de los funcionarios y subir los impuestos a los ricos para seguir gastando el dinero de todos sin ton ni son, en ayudas improvisadas, no conducirá a nada bueno: más despilfarro, más déficit, más descontento social. Hay que cambiar la filosofía impositiva: que se pague más en razón del consumo y de los beneficios de la especulación y no en razón de los ingresos provenientes del trabajo productivo. Menos IRPF, menos impuesto de sociedades; y en su lugar: un IVA europeo homologado sobre el consumo, y un IVMA (Impuesto sobre el Valor Monetario Añadido) para todo tipo de ingresos procedentes de la especulación y ajenos al rendimiento del trabajo productivo humano. El IVA no es progresivo, pero sí modulable según qué productos o servicios: desde 0% para el pan y productos de primera necesidad, hasta el 25%, o más, para productos o servicios de lujo o contaminantes…

Contrariamente a lo que otros piensan, no urge la reforma laboral, sino una reforma fiscal: para que se grave significativamente el tráfico financiero, y empiecen a pagar de una vez las rentas de la especulación. La buena alternativa económica no sería volver a la política de Aznar: déficit cero combinado con recorte del gasto público y bajada de impuestos con la ilusión de crear empleo. Ya no tenemos empresas públicas que privatizar para obtener ingresos sin subir impuestos, ni para pagar subvenciones a la contratación. La mejor estrategia sería, ahora: Renta Básica, más mercado y menos subvención; pues la racionalidad del mercado exige una base financiera repartida de manera general, una especie de plataforma económica en donde se instale y cimiente el mercado para que luego se desarrolle por sus propios medios.

La actual situación económica y social exige nuevos planteamientos teóricos y prácticos, entre los cuales se cuentan: una Teoría Económica Alternativa (alternativa al fracaso neokeynesiano y neoliberal, porque los nuevos planteamientos y medidas keynesianos y liberales están siendo desbordados por la realidad y se muestran insuficientes ante la crisis y la recesión); y el establecimiento de una Renta Básica Ciudadana, cuya financiación debe ser incluida, necesariamente, en la aludida reforma fiscal.

Para profundizar en los nuevos planteamientos, indico el manual de don Ramiro Pinto Cañón: Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo. Teoría alternativa sobre economía política en la sociedad tecnológica y del bienestar, Entimema (Madrid 2003). Asimismo, recomiendo los estudios realizados por los catedráticos de economía afiliados a la Red Renta Básica; particularmente, los de don José Iglesias Fernández, padre del término castellano “Renta Básica”.

La Asociación Renta Ciudadana (ARENCI) propone un estudio sobre la conveniencia y necesidad de establecer, como derecho de ciudadanía, el recibir una renta mensual que garantice la subsistencia económica a todos los ciudadanos residentes en la zona en cuestión (sea España, sea la Zona Euro ), independientemente de su situación laboral o de cualquier otra circunstancia. La cantidad a percibir, individualmente devengada, se modularía según la edad del perceptor y sería una constante al compás del PIB que se establece sobre el umbral de la pobreza (el 50% de la renta media de la zona de referencia). Se admite como Renta Básica el objetivo definido por el nº 87 del documento Ciudadanía, Libertad y Socialismo: Un partido en la España del s. XXI: «garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos con carácter universal e incondicional, que se constituya como el mínimo vital de subsistencia que toda persona o familia necesita para vivir». Si el Gobierno contemplara esta medida, empezando por los parados que no cobran, ahorraría el ridículo y la polémica por los 420 euros para unos sí, para otros no… Pero Zapatero engaña a los parados y no quiere abrir la Subcomisión de estudio sobre Renta Básica de Ciudadanía que, a tal fin, aprobó por unanimidad el Congreso de los Diputados el pasado 28 de abril de 2009.

La Renta Básica puede desarrollarse con éxito si se hace en el ámbito de una zona monetaria, pero ha de ir siempre acompañada de un modelo fiscal acorde que la haga sostenible. Nunca insistiremos bastante en que no se trata de una medida para adaptar la Realidad a una ideología particular, como ya se intentó en la Unión Soviética y fracasó, sino de una herramienta que estimamos útil para adaptar racionalmente la economía a las necesidades de la gente y no a las de un partido o grupo empresarial. Será útil sólo mientras lo sea para adaptar el funcionamiento económico a la vertiginosa evolución del mundo real. Que nadie se engañe, lo que proponemos va más allá de la improvisación y el espectáculo publicitario de los 420 euros para los parados a cambio de formación. Otra cosa es que algún político cuco, saltándose el estudio económico necesario, levante un estandarte montañoso como reclamo. No le arrendamos la ganancia más allá de los votos, pues tal medida, por razones obvias, fracasará. Pedimos que se hagan estudios serios en cada partido, sin perjuicio de que se abra una Comisión Interministerial sobre Renta Básica y Fiscalidad.. Lo que proponemos es fruto de la investigación, el desarrollo y la innovación económica, y será resultado de la evolución social; no un salto en el vacío, ni el sueño de una noche de verano. Lean, señores políticos, escuchen y reflexionen; y antes de aprobar leyes, las que sean, piensen que, como la Madre Naturaleza , la Cultura , la Política y la Economía de una sociedad tampoco evolucionan a saltos. ¿Crisis? Mientras no tengan en cuenta nuestras ideas…

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