Ya en precampaña electoral, la Vicepresidenta del Gobierno, sin citar el nombre del líder de Ciudadanos, ha impartido magisterio sobre cómo hacer política internacional utilizando las iniciales de sus nombres y apellidos: “SSS”, de Soraya Sáenz de Santamaría; y “AR”, del aleccionado Albert Rivera.

Las iniciales, pronunciadas con intervalo entre ellas, SSS...¡AR!, producen dos sonidos que sugieren: Petición de sigilo, “SSS”, que parece apropiado para asuntos de política internacional . Y la voz ejecutiva “¡AR!”, que indica el momento concreto en que se ordena un movimiento en la instrucción militar de orden cerrado.

Los dos efectos, sigilo y concreción, los ha exhibido hoy la Vicepresidenta del Gobierno, acaso con la intención de precisar ante el líder de Ciudadanos su conveniencia a la hora de hacer una política internacional a la que hoy se dedicaban los dos: Con Argentina S.S.S. y con Venezuela A.R.

SSS se ocupaba de las relaciones España-Argentina presentando al ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de la República Argentina, Alfonso Prat-Gay, en el foro Nueva Economía. Allí, sin aspavientos, la Vicepresidenta presentó a Prat-Gay con una forma que aclara situaciones e incita a la concordia: «el gobierno de Macri tiene buenos propósitos, el ministro, que fue Presidente del Banco Argentino, tiene experiencia privada y pública y ha mantenido la calma para enderezar el rumbo», «El gobierno Macri marca un antes y un después con sus programas de rehabilitación y regeneración», «Era imprescindible un cambio...,hace falta voluntad política que permita recuperarse, reintegrarse en el marco internacional y renovar vínculos con la Unión Europea y USA», «Le ruego que trasmita al presidente Macri felicitaciones por sus éxitos... Compartimos acervo cultural y lengua... En Argentina hay 400.000 españoles... España es hoy el segundo país con influencia en Argentina. 300 empresas españolas trabajan allí facturando 8.000 millones de euros», «En estos momentos, Argentina necesita más que palmadas en el hombro e inversiones»

En consonancia, el ministro argentino, tras describir el acceso de Macri al gobierno, la situación heredada y la posición ante España y Europa, expuso su disposición real con una locución sin acento que mutó lo esdrújulo en algo dulce, diplomático y porteño: “acompañandonos”.

En ese “acompañandonos” átono fueron encontrando acomodo sus palabras y propuestas: «Argentina está de vuelta», «Traigo mensaje de Macri, que quiere demostrar que el Gobierno está dispuesto a tender lazos con el mundo, especialmente con España...». «No estamos para lo que digan, sino para hacer lo que dijimos. Nuestros ejes son: Ordenar el desorden que recibimos. Reponer confianza diciendo la verdad, cumpliendo lo prometido..., siendo honestos y previsibles. Dejar de mentirnos con las estadísticas públicas que permitieron que los funcionarios se dedicaran a mentir-nos, para acomodar la realidad a lo que se cuenta...En la relación con el FMI, pedir que publiquen los informes secretos (sobre Argentina). (Evitar) el “si no alcanza, que no se norte”...Corregir que la mitad de lo que gasta el Gobierno vaya a bolsillos privados». «Saldar deuda con los jubilados corrigiendo, y pagando, (el hecho de que) el Gobierno anterior se financiara con deudas contraídas y no pagadas a los jubilados... Esperando (quizá) que el 1% del PIB argentino, que se adeudaba a los jubilados, disminuyera con su muerte». «Superar la herencia pasada, que ha producido que 12 millones de argentinos no puedan llegar a final de mes en un país que tiene recursos para alimentar a 400 millones de habitantes y que ahora no da de comer a 40». «Respecto a las relaciones con España, pedirles disculpas. Los capitales y empresarios españoles han sufrido con paciencia...».

Después, cordialidad, rigor del argentino en el análisis, y algunos datos fríos: «La inversión en 2015 era sólo el 18% del PIB, necesitamos el 24%. De esos 6 puntos porcentuales de diferencia, el Gobierno pondrá el 2%, el otro 4% debe ser inversión privada». «En 1983, lo intervenido por el Estado sobre el PIB era de 13 %, En uno de cada 8 pesos intervenía el Estado. La presión tributaria hoy es del 40% del PIB». «Cumplir con “gradualismo”, poco a poco»

Como resumen de la relación Vicepresidenta española-ministro argentino: cordialidad diplomática y sensaciones positivas.

A mediodía, en una comida organizada por el Club Siglo XXI, el líder de Ciudadanos, en oposición a lo exhibido en política internacional por SSS, hacía alarde de un modo de actuar distinto, relatando su reciente viaje a Venezuela en consonancia con lo que se le atribuía en el Diario El Mundo: “Venezuela, un país rico arruinado por el populismo”.

Tras una espera larga que produjo crítica (“Si este hombre llega a presidente su espera será de horas”), AR hizo un discurso propio de precampaña electoral ensartando algunas frases hechas («España es un país maravilloso. Las viejas políticas tienen cosas buenas, pero no bastan para el siglo XXI...») con otras interesadas «Ante la vieja política, hay el peligro del “populismo”. En Francia 40%..., en Grecia Tsipras y en España Podemos». «Todos se aprovechan de los errores de la vieja política». «Ante la dicotomía vieja política y populismo, hay una tercera vía que representa Ciudadanos».

Después, apuntes de un programa electoral, que basó en 4 ejes: «Economía del Conocimiento», «Sociedad del Bienestar con garantías», «Renovación y regeneración de la vida pública» y «Europa y el euro no se pueden discutir todos los días».

Y un final asentado en una frase que alguien entendió como fruto de un adanismo intelectual notable: “La diplomacia española en América no la ha hecho el Gobierno español, sino las empresas españolas”

Más tarde, en respuesta a preguntas de la prensa, trató de aprovechar la ocasión recordando su visita a Venezuela. No se trataba sólo, aunque también, de mantener al PSOE como aliado y posible receptor de votos útiles para la reedición del tándem PSOE-C’S. Había que menoscabar al PP, aunque de forma débil. Y atacar a Podemos, a espaldas de lo qué es habitual en la política internacional, con expresiones duras: «No hemos ido a pedir, sino a ayudar». «Me preocupa que otros hayan ido a buscar dinero». «Injerencia es la de Venezuela en España financiando a Podemos».

Como final, En contra de la seriedad de la Vicepresidenta de la mañana, Albert Rivera optó por algo pretendidamente cómico: Apelar al humor para justificar un spot electoral de C’S, y recordar su apodo “naranjito” mientras Carmen Lomana usaba ocasión y micro para publicitar un programa sobre Venezuela de Antena 3-TV, ante los 340 asistentes al acto.

- La lección sobre política internacional de SSS no le ha servido a AR - dijo alguien al salir.

- Es una lástima. Pero es lo que hay. En el PP y en Ciudadanos - le contestaron.