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De mi primo Antonio a Luis Guerrero

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Mi primo Antonio, hijo del patrón de pesca conocido por “El Lajarín” y que fue condecorado con la Cruz del Mérito Civil por un salvamento marítimo en una perra tardenoche de levante melillense, era un “peladilla” de mucho cuidado; mientras vivió lo hizo del cuento, algún tiempo de pescador y la mayoría de las veces de sus artimañas para sacar dinero al más pintado.

Cuando chaval yo, me contaba sus historias de tal forma que me quedaba boquiabierto; era un artista dialécticamente, embaucador de mujeres, muy peligroso si tenía que enfrentarse con alguien y un buscavidas.

Estaba un servidor destinado en Melilla e invité a almorzar en casa a mis padres y suegros; pensé que mi primo Antonio, nadie como él, podía buscarme un kilo de langostinos de la Mar Chica. Así fue y por cierto los coció con ese punto que solamente un pescador de cubierta sabe hacerlo; se los pagué y en paz.

Durante la comida, no sé cómo, puede ser que por el rechupete de los langostinos, mi madre me preguntó a cómo me había cobrado el primo el manjar, le contesté que a tanto; mi padre me preguntó si se los había pagado y yo, naturalmente, dije que sí.

Pues bien, mi primo Antonio había paseado los langostinos por La Hispana, imprenta de mi padre, y por una tienda de ultramarinos que mi suegro tenía en el Mercado Central de Melilla, y también se los había cobrado a ellos; mientras mi madre, tía carnal de mi primo, agarraba un enorme berrinche, yo, que soy como mi madre me parió, no paré de reírme.

Pues bien, el ex consejero de la Junta de Andalucía señor Luciano Alonso, cuando lo fue de Educación y Cultura, antes lo había sido de Turismo y Deportes, tuvo a bien nombrar a don Luis Guerrero “Director del Centro Andaluz de Flamenco de Jerez de la Frontera”, nombramiento que ha durado tres años durante los cuales el flamante “dire” no ha aparecido por Jerez ni se le conoce´, aunque todo parece indicar que ha estado cobrando por no hacer ni el huevo.

Por ello, y como inicio de todos los líos que se esperan con los EREs y Cursos de “Formación”, ambos compadres están citados a declarar hoy ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

De uno a otro, de mi primo Antonio al honorable Guerrero, hay una enorme distancia, pues al menos mi padre, menudo era Fernando “el de la Imprenta”, consiguió que “El Lajarín” trajera a casa dos kilos más de langostinos.

De mi primo Antonio a Luis Guerrero

José García Pérez
martes, 31 de mayo de 2016, 00:35 h (CET)
Mi primo Antonio, hijo del patrón de pesca conocido por “El Lajarín” y que fue condecorado con la Cruz del Mérito Civil por un salvamento marítimo en una perra tardenoche de levante melillense, era un “peladilla” de mucho cuidado; mientras vivió lo hizo del cuento, algún tiempo de pescador y la mayoría de las veces de sus artimañas para sacar dinero al más pintado.

Cuando chaval yo, me contaba sus historias de tal forma que me quedaba boquiabierto; era un artista dialécticamente, embaucador de mujeres, muy peligroso si tenía que enfrentarse con alguien y un buscavidas.

Estaba un servidor destinado en Melilla e invité a almorzar en casa a mis padres y suegros; pensé que mi primo Antonio, nadie como él, podía buscarme un kilo de langostinos de la Mar Chica. Así fue y por cierto los coció con ese punto que solamente un pescador de cubierta sabe hacerlo; se los pagué y en paz.

Durante la comida, no sé cómo, puede ser que por el rechupete de los langostinos, mi madre me preguntó a cómo me había cobrado el primo el manjar, le contesté que a tanto; mi padre me preguntó si se los había pagado y yo, naturalmente, dije que sí.

Pues bien, mi primo Antonio había paseado los langostinos por La Hispana, imprenta de mi padre, y por una tienda de ultramarinos que mi suegro tenía en el Mercado Central de Melilla, y también se los había cobrado a ellos; mientras mi madre, tía carnal de mi primo, agarraba un enorme berrinche, yo, que soy como mi madre me parió, no paré de reírme.

Pues bien, el ex consejero de la Junta de Andalucía señor Luciano Alonso, cuando lo fue de Educación y Cultura, antes lo había sido de Turismo y Deportes, tuvo a bien nombrar a don Luis Guerrero “Director del Centro Andaluz de Flamenco de Jerez de la Frontera”, nombramiento que ha durado tres años durante los cuales el flamante “dire” no ha aparecido por Jerez ni se le conoce´, aunque todo parece indicar que ha estado cobrando por no hacer ni el huevo.

Por ello, y como inicio de todos los líos que se esperan con los EREs y Cursos de “Formación”, ambos compadres están citados a declarar hoy ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.

De uno a otro, de mi primo Antonio al honorable Guerrero, hay una enorme distancia, pues al menos mi padre, menudo era Fernando “el de la Imprenta”, consiguió que “El Lajarín” trajera a casa dos kilos más de langostinos.

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