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Opinión
Etiquetas | A pie de calle
Paco Milla

Celebrar la vida

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(Formato relato “pa” rentabilizar el rato).

Encontrándose Ildefonso Seisdedos cortando la undécima uña de sus pies, centró su atención en la canción que vomitaba del “emisor” de radio, siendo él por tanto el receptor/oyente propiamente dicho.

Y esto, es tal que así, porque haciendo gala de una prodigiosa mente inventora, se había diseñado una antena que acabada en ventosa, se colocaba en la cabeza aprovechando el perfecto circulo limpio de pelo de su coronilla (también llamada calva franciscana en algunas regiones de este país). De dicha antena vertían dos cables terminados en auriculares que morían en sus orejas, pudiendo de esta forma moverse por cualquier punto de la casa sin perder la señal.

Longoria, su esposa, había dado un grito enorme la primera vez que lo vio desfilar por el pasillo con tales pintas, entrando en un estado de preinfarto que Ildefonso consiguió aliviar haciéndole el boca a boca, aprendido de joven en la milicia.

-¡Aparta vicioso –dijo Longoria- que aprovechas cualquier momento para desatar tu irrefrenable libido y contenido vicio sexual, además vas a transmitirme la piorrea, asqueroso!

-¿Cómo ye oh , daste cuenta que mirenme toes les muyeres del barrio? Ties en casa al Arturo Fernández del pueblo, reina, que yes una reina.

Si,si , el Arturo Fernández con el desatascador del lavabo en la cabeza. Déjate de inventos, que vas a matarme a sustos.

-Ven aquí “Longo” mía, siéntate en el sofá que quiero contarte lo que esta canción que esta sonando me sugiere.

Longoria sabia que cuando recurría al apocope, su Ildefonso se ponía trascendental, cosa que generalmente ocurría cuando debutaba la luna llena. Y poniéndose de pie y abrochando el cuadriculado batín, su derecha cogió el micrófono destinado al karaoke que montaban sus hijos los fines de semana lluviosos.

-“Longo” querida, voy a obsequiarte con un texto de mi creación, improvisado claro esta, que algún día leeré en alguna universidad, entidad gastronómica o peña de bolos que tenga la inteligencia... y osadía de contratarme como docto conferenciante, pero no lo desveles, porque me lo quemas.

-No, no, puedes estar tranquilo y abreviando que es gerundio –dijo Longoria-.

-Pues ahí va:

“Supongo que todos estamos de acuerdo, en que hay veces que nos minusvaloramos a nosotros mismos, en lugar de confiar en nuestras posibilidades, interiorizarlo, creernos, crecernos y dar el paso que sea necesario en pos de nuestras metas.

Que nos llamen prepotentes o creídos, es casi algo que deberíamos desear. Es peor que nos llamen depresivos o gente de baja autoestima.

A Fernando Alonso le llamaban “chulito” cuando ganaba o hacia podium, ahora... no le llaman nada. ¿Usted que prefiere?

Las carreteras, las que enseñan a conducir, forzosamente han de tener curvas.

Les pongo un ejemplo: dada la enorme calidad de escritores y escritoras que pueblan el mundo, hacerse con una buena letra para una canción, es ardua labor si el interprete no cuenta con liquidez de importancia. Hasta el punto, que se paga mas que por la música.

Pero hay quien hace fácil lo difícil, no se achanta y confía en si mismo. El resultado es que pare arte, que se respira por todos los poros y con una simplicidad casi insultante.

¿Devanarse los sesos?...si, pero hazlo simple. Todos conocemos auténticos “tochos” que rezuman intelectualidad, pero esta, se nos hace pastosa y es el momento en el que nos imaginamos al autor, derramando por accidente un tarro de mermelada en el interior del libro y hasta vemos como gotea el pegajoso moco de fresa.

Que ya se que todos ustedes han leído “El péndulo de Foucault” en una noche, porque no podían esperar al día siguiente para saber el final, pero algún cafetín habrán tomado y algún ruego a la simplicidad habrán hecho... o no. No lo sé.

Aquí les dejo la muestra. Pónganle a esta letra una buena música que le vaya bien (la que tiene) y ya tenemos el fruto de la genialidad humana. ¿Acaso le falta algo a la canción o le sobra quizás? Poesía pura, oiga. Un éxito que se escucha allá donde vayas. Lo que Coelho diría en 150 paginas, quien haya creado esta letra, lo hace en unas líneas. Es el jugo recién exprimido de cualquier libro de autoayuda, catecismo de cualquier religión, canto a la vida, inyección de optimismo o acertada terapia de gabinete psicológico.

Que ya me imagino al ejecutivo de marras, diciéndole al compositor: “oiga, esto es el anti-marketing por excelencia. ¿Cómo se le ocurre a usted decir a la gente en una canción, lo que SI deben hacer y lo que NO? De esto no se venden ni 20 Cds”.

Lean ustedes y juzguen:

No se si soñaba, no se si dormía y la voz de un ángel, dijo que te diga:

¡Celebra la vida!

Piensa libremente, ayuda a la gente y por lo que quieras, lucha y se paciente.

Lleva poca carga, a nada te aferres,, porque en este mundo, nada es para siempre.

Búscate una estrella, que sea tu guía, no hieras a nadie, reparte alegría.

Celebra la vida, celebra la vida, que nada se guarda, que todo se brinda

Celebra la vida, celebra la vida, segundo a segundo y todos los días

Y si alguien te engaña, al decir te quiero, pon mas leña al fuego y empieza de nuevo.

No dejes que caigan, tus sueños al suelo, que mientras mas amas, mas cerca esta el cielo.

Grita contra el odio, contra la mentira, que la guerra es muerte y la paz es vida.

Celebra la vida, celebra la vida, que nada se guarda, que todo se brinda

Celebra la vida celebra la vida, segundo a segundo.

Celebra la vida y deja en la tierra tu mejor semilla

Celebra la vida, que es mucho mas bella , cuando tu me miras

Este es el ejemplo de una canción que dice todo lo que quiere decir...¡ a las claras!. No es necesario leer entre líneas. Lo que quiero resaltar es... ¡la simplicidad! Eso es lo que la hace especial. Hacer que parezca fácil lo que es tan difícil, es la tarjeta de presentación de... la maestría.

No faltará quien diga dicha simplicidad es la máxima puerta a la que puede aspirar un simple, pero que no deja de ser una volante y jamás la meta con mayúsculas a la que solo se llega con un bagaje intelectual enorme. Y digo yo: ¿y que ocurre si el 95% de los destinatarios son simples? ¿Acaso no nos creemos una enorme mayoría de la población lo que algunos prometen en los mítines? Je, je je, pues ahí esta el quid de la cuestión. Oigan, celebren la vida, que es lo mejor que nos pasa mientras estamos vivos”.

-¿Qué “Longo”, te ha gustado? ¿A que resulto convincente?

-¿Con Vicente... y quien es Vicente?

-Joer “Longo”, no me seas simple.

-¿Ves como no sabes lo que quieres...¿no aplaudías la simpleza Ildefonso?

-“¿Simpleza? Sin plaza” , Longoria, “sin plaza” nos vamos a quedar como algún político la recalifique.

-Pero si en este pueblo nunca hubo plaza.

-¿Lo ves, lo ves... ¡ya han “edificao”!. Haz las maletas, un pueblo sin plaza ni es pueblo ni es “na”, pero antes, escucha la canción... ¿a que te gusta? Pues eso.

Celebrar la vida

Paco Milla
Paco Milla
miércoles, 24 de junio de 2009, 03:06 h (CET)
(Formato relato “pa” rentabilizar el rato).

Encontrándose Ildefonso Seisdedos cortando la undécima uña de sus pies, centró su atención en la canción que vomitaba del “emisor” de radio, siendo él por tanto el receptor/oyente propiamente dicho.

Y esto, es tal que así, porque haciendo gala de una prodigiosa mente inventora, se había diseñado una antena que acabada en ventosa, se colocaba en la cabeza aprovechando el perfecto circulo limpio de pelo de su coronilla (también llamada calva franciscana en algunas regiones de este país). De dicha antena vertían dos cables terminados en auriculares que morían en sus orejas, pudiendo de esta forma moverse por cualquier punto de la casa sin perder la señal.

Longoria, su esposa, había dado un grito enorme la primera vez que lo vio desfilar por el pasillo con tales pintas, entrando en un estado de preinfarto que Ildefonso consiguió aliviar haciéndole el boca a boca, aprendido de joven en la milicia.

-¡Aparta vicioso –dijo Longoria- que aprovechas cualquier momento para desatar tu irrefrenable libido y contenido vicio sexual, además vas a transmitirme la piorrea, asqueroso!

-¿Cómo ye oh , daste cuenta que mirenme toes les muyeres del barrio? Ties en casa al Arturo Fernández del pueblo, reina, que yes una reina.

Si,si , el Arturo Fernández con el desatascador del lavabo en la cabeza. Déjate de inventos, que vas a matarme a sustos.

-Ven aquí “Longo” mía, siéntate en el sofá que quiero contarte lo que esta canción que esta sonando me sugiere.

Longoria sabia que cuando recurría al apocope, su Ildefonso se ponía trascendental, cosa que generalmente ocurría cuando debutaba la luna llena. Y poniéndose de pie y abrochando el cuadriculado batín, su derecha cogió el micrófono destinado al karaoke que montaban sus hijos los fines de semana lluviosos.

-“Longo” querida, voy a obsequiarte con un texto de mi creación, improvisado claro esta, que algún día leeré en alguna universidad, entidad gastronómica o peña de bolos que tenga la inteligencia... y osadía de contratarme como docto conferenciante, pero no lo desveles, porque me lo quemas.

-No, no, puedes estar tranquilo y abreviando que es gerundio –dijo Longoria-.

-Pues ahí va:

“Supongo que todos estamos de acuerdo, en que hay veces que nos minusvaloramos a nosotros mismos, en lugar de confiar en nuestras posibilidades, interiorizarlo, creernos, crecernos y dar el paso que sea necesario en pos de nuestras metas.

Que nos llamen prepotentes o creídos, es casi algo que deberíamos desear. Es peor que nos llamen depresivos o gente de baja autoestima.

A Fernando Alonso le llamaban “chulito” cuando ganaba o hacia podium, ahora... no le llaman nada. ¿Usted que prefiere?

Las carreteras, las que enseñan a conducir, forzosamente han de tener curvas.

Les pongo un ejemplo: dada la enorme calidad de escritores y escritoras que pueblan el mundo, hacerse con una buena letra para una canción, es ardua labor si el interprete no cuenta con liquidez de importancia. Hasta el punto, que se paga mas que por la música.

Pero hay quien hace fácil lo difícil, no se achanta y confía en si mismo. El resultado es que pare arte, que se respira por todos los poros y con una simplicidad casi insultante.

¿Devanarse los sesos?...si, pero hazlo simple. Todos conocemos auténticos “tochos” que rezuman intelectualidad, pero esta, se nos hace pastosa y es el momento en el que nos imaginamos al autor, derramando por accidente un tarro de mermelada en el interior del libro y hasta vemos como gotea el pegajoso moco de fresa.

Que ya se que todos ustedes han leído “El péndulo de Foucault” en una noche, porque no podían esperar al día siguiente para saber el final, pero algún cafetín habrán tomado y algún ruego a la simplicidad habrán hecho... o no. No lo sé.

Aquí les dejo la muestra. Pónganle a esta letra una buena música que le vaya bien (la que tiene) y ya tenemos el fruto de la genialidad humana. ¿Acaso le falta algo a la canción o le sobra quizás? Poesía pura, oiga. Un éxito que se escucha allá donde vayas. Lo que Coelho diría en 150 paginas, quien haya creado esta letra, lo hace en unas líneas. Es el jugo recién exprimido de cualquier libro de autoayuda, catecismo de cualquier religión, canto a la vida, inyección de optimismo o acertada terapia de gabinete psicológico.

Que ya me imagino al ejecutivo de marras, diciéndole al compositor: “oiga, esto es el anti-marketing por excelencia. ¿Cómo se le ocurre a usted decir a la gente en una canción, lo que SI deben hacer y lo que NO? De esto no se venden ni 20 Cds”.

Lean ustedes y juzguen:

No se si soñaba, no se si dormía y la voz de un ángel, dijo que te diga:

¡Celebra la vida!

Piensa libremente, ayuda a la gente y por lo que quieras, lucha y se paciente.

Lleva poca carga, a nada te aferres,, porque en este mundo, nada es para siempre.

Búscate una estrella, que sea tu guía, no hieras a nadie, reparte alegría.

Celebra la vida, celebra la vida, que nada se guarda, que todo se brinda

Celebra la vida, celebra la vida, segundo a segundo y todos los días

Y si alguien te engaña, al decir te quiero, pon mas leña al fuego y empieza de nuevo.

No dejes que caigan, tus sueños al suelo, que mientras mas amas, mas cerca esta el cielo.

Grita contra el odio, contra la mentira, que la guerra es muerte y la paz es vida.

Celebra la vida, celebra la vida, que nada se guarda, que todo se brinda

Celebra la vida celebra la vida, segundo a segundo.

Celebra la vida y deja en la tierra tu mejor semilla

Celebra la vida, que es mucho mas bella , cuando tu me miras

Este es el ejemplo de una canción que dice todo lo que quiere decir...¡ a las claras!. No es necesario leer entre líneas. Lo que quiero resaltar es... ¡la simplicidad! Eso es lo que la hace especial. Hacer que parezca fácil lo que es tan difícil, es la tarjeta de presentación de... la maestría.

No faltará quien diga dicha simplicidad es la máxima puerta a la que puede aspirar un simple, pero que no deja de ser una volante y jamás la meta con mayúsculas a la que solo se llega con un bagaje intelectual enorme. Y digo yo: ¿y que ocurre si el 95% de los destinatarios son simples? ¿Acaso no nos creemos una enorme mayoría de la población lo que algunos prometen en los mítines? Je, je je, pues ahí esta el quid de la cuestión. Oigan, celebren la vida, que es lo mejor que nos pasa mientras estamos vivos”.

-¿Qué “Longo”, te ha gustado? ¿A que resulto convincente?

-¿Con Vicente... y quien es Vicente?

-Joer “Longo”, no me seas simple.

-¿Ves como no sabes lo que quieres...¿no aplaudías la simpleza Ildefonso?

-“¿Simpleza? Sin plaza” , Longoria, “sin plaza” nos vamos a quedar como algún político la recalifique.

-Pero si en este pueblo nunca hubo plaza.

-¿Lo ves, lo ves... ¡ya han “edificao”!. Haz las maletas, un pueblo sin plaza ni es pueblo ni es “na”, pero antes, escucha la canción... ¿a que te gusta? Pues eso.

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