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¡Ni hacen sus deberes ni dan pie con bola!

Miguel Massanet
Miguel Massanet
jueves, 11 de junio de 2009, 02:39 h (CET)
Señores hemos llegado a un grado tal de intervencionismo que nos preguntamos si, en realidad, España es una democracia o ya hemos entrado en el negro y ominoso pozo del dirigismo estatal. Ya es sabido de todos que, el modelo de estado de Montesquieu, en nuestro país ha dejado de tener vigencia y, al destruirse el control que mutuamente deben practicar los tres poderes básicos de toda nación moderna, de rebote y como consecuencia, desaparecen también los conceptos de Estado de Derecho y democracia; porque, ya no estamos ante un modelo en el que el pueblo tenga la seguridad de que el Ejecutivo se mantenga dentro de sus límites constitucionales, gracias a la independencia y control del poder judicial y que éste, a su vez, deba acatar y plegarse a las leyes que se promulgan en el legislativo, sino que este último poder ha dejado de ser la representación directa de los ciudadanos, al haberse convertido en un semillero de discordias internas entre los diversos partidos que están representados en los escaños del Parlamento de la Nación; de tal manera que, en lugar de velar por las necesidades del pueblo español, tomar medidas sensatas y efectivas para intentar minimizar los efectos de la recesión, se andan dando puñaladas traperas sin que haya modo de que caigan en la cuenta de que, por este camino, vamos directos a la quiebra de España.

Hace ya tiempo que venimos repitiendo que el trato que el Gobierno está dando a la política laboral tiene un cariz tan sectario y decimonónico que es imposible que, con el estado actual de la economía, se consiga levantar a las empresas que intentan capear el temporal lo mejor que saben pero que, gracias a la incompetencia del Gobierno, a sus “tics” obreristas, a su dependencia cada vez mayor de los Sindicatos y a su escora hacia la izquierda extrema; les es imposible actuar con la necesaria prontitud y eficacia para adaptar sus empresas a las necesidades del momento para lo cual, es evidente que lo primero que deben poder hacer es adaptar sus plantillas al proyecto de futuro de la empresa. Pero el señor Zapatero, a pesar de los tropiezos que se le van acumulando en el camino, especialmente durante los últimos tiempos, está más pendiente de mantenerse en su puesto de presidente que en el bien de España y de su economía.

Si ya es un error manifiesto poner al frente del ministerio de Trabajo a un señor, como Corbacho, que no tiene ni idea del tema y que se limita de hacer de vocero de Zapatero, sin dar una idea nueva ni tomar una medida a favor de un acuerdo empresa y trabajadores, prescindiendo de estos molestos convidados de piedra en los que se han convertido CC.OO y UGT –que, sin ser capaces de comprender los problemas que afectan a las empresas, se siguen obstinando en ignorar los datos económicos descorazonadores y la critica situación de muchas empresas, para seguir empecinados en pedir aumentos salariales y, por si fuera poco, la “estabilidad en el empleo” ¿Qué empleo, señores? ¿No será el que ustedes ayudan a crear, salvo que entiendan por ello el mantener en sus puestos a los diez mil “liberados” que viven a costa de las empresas, sin dar golpe y, por añadidura, incordiando a todo quisque? –; no lo es menos que, desde la Moncloa, se estén empeñando en poner palos en las ruedas de la economía como lo está haciendo Zapatero al desoír a los economistas, los informes técnicos emitidos por la CSN, favorables, por unanimidad, a prorrogar la vida útil de la central nuclear de Garoña, por diez años más..

Al parecer, el señor Zapatero se cree que ganando tiempo, inyectando el dinero de los impuestos de los españoles en “salvar” cajas de ahorros (de las que reciben ayudas para sus campañas) y lanzando consignas de que “todo lo malo ya ha pasado” y que “ el renacer de la economía está a las puertas” ya tiene asegurado llegar a las próximas elecciones en posición de reeditar su mandato. Lo que ignora o hace como si lo ignorara, es que si nuestras empresas no entran en la órbita de la competitividad, no invierten en modernizarse, no pueden dotarse de una plantilla efectiva, rentable y flexible, se van a encontrar que, cuando se acabe la crisis, van a estar aún peor que durante la misma porque, las empresas de otros países habrán podido hacer sus deberes y, por el contrario, las españolas continuarán en la misma situación que las condujo a la situación en la que se encuentran en la actualidad.

Pero no acaban aquí los obstáculos para los empresarios. La Audiencia Nacional, este tribunal que se precia de albergar en su seno a jueces “estrella” como Garzón, Pedraza y otros de su misma gama, y que muchos nos preguntamos para qué sirve habiendo otros tribunales, como el Tribunal Supremo y el Constitucional, que se podrían hacer cargo perfectamente de sus funciones; pues, señores, este tribunal al que se le encomendó – vayan ustedes a saber el porqué – entender de los recursos respecto a temas de Convenios Colectivos, se ha salido con una de estas resoluciones propias de analfabetos funcionales en temas de economía y, aún peor, ineptos totales en sentido común. Vamos a ver si se enteran, señores: las cláusulas de los convenios no las pueden poner ustedes porque la negociación colectiva es entre empresas y trabajadores, que son los agentes sociales que deben ponerse de acuerdo en las cuestiones laborales. ¿A qué viene que se salgan ustedes fijando una “previsión de inflación” del 2%? Pero, ¿en qué mundo viven ustedes señores magistrados? Por lo visto no se han enterado de que estamos en deflación, sí señores, a pesar de que el Gobierno no quiere decirlo,s estamos en deflación, concretamente el IPC esta en –0’9% y lo más probable es que siga bajando. ¡No se vende, señores de la Audiencia!, no se enteran de que estamos en recesión y la posibilidad de que la economía crezca al 2% es la misma de que ustedes saquen una resolución en la que impere el sentido común. Ninguna.

Los convenios tiene sus propios mecanismos, señores magistrados, y les hablo de algo que entiendo creo, por lo que vemos, algo más que ustedes. Hay mecanismos para establecer cláusulas de actualización de salarios en el caso de que la inflación supere lo acordado en convenio. Pero es un absurdo que, cuando las empresas, en su libertad de gestión, ofrecen un 1% de aumento en un momento en que están en la cuerda floja, se salgan ustedes y “obliguen” a partir de un 2%. Absurdo e inoportuno señores magistrados. Ahora entiendo el por qué del desbarajuste de la judicatura, de la incompetencia manifiesta del CGPJ y de la actuación de muchos jueces que parece que no se han dado cuenta de que estamos en el SigloXXI y que, para tomar una decisión sobre una materia de tanta trascendencia no se puede estar con una oreja puesta en la Moncloa y otra en la centrales sindicales porque, si no hay empresas tampoco habrá trabajadores, salvo que, y algunos ya pensamos en ello, este Gobierno piense que es mejor practicar nacionalizaciones y ocuparse directamente de la economía española. Torres mas altas cayeron pero, si esta cae con ella arrastrará a España entera.

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