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Sintiendo un frío de muerte
que me rodea queriendo
apoderarse de mí.
Vivir así,
con protección
y sin ella también,
como quien anda sin estrella
a pesar de haber nacido
en un amanecer glorioso.
Vivir sufriendo por lo que se es,
vivir sin querer mirar atrás
y deseando tener un hermoso
futuro que,
sin embargo,
tarda demasiado.
Vivir bajo el sol que creó Dios,
esperando morir
en cualquier momento,
pasar por el mal trago
de morir si se falla pues
no puedo perder ni una batalla.
Vivir sin vivir en mí,
como paloma herida
que sin futuro se siente,
que lucha por ser sana,
pero a la que nadie ayuda
a llegar a mañana.
Vivir de esta forma cruel,
no es vivir, sino sobrevivir.
Humanzee pertenece al ciclo de novelas pro derechos de los animales y pro respeto humano con las que su autor ha ganado el Premio Ignotus 2008 a la Mejor Novela Corta de Fantasía y Terror, otorgado por la AEFCFT Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror, y la Nominación al Premio Ignotus 2019. Así como el creciente interés del mundo del cine por llevar la obra a las pantallas”.
En una casona antigua y desolada, en el centro de la sala se encontraba un espejo de un metro de alto y cincuenta centímetros de ancho, montado y sostenido por una linda mesita antigua. En él convergían las articulaciones de todos los espacios.
Cuenta Irene Vallejo que San Agustín se quedó absolutamente perplejo al ver al obispo de Milán leyendo para sí mismo, al ver cómo “sus ojos transitaban por las páginas, pero su lengua callaba”. La anécdota la usa la escritora —siempre elegante, delicada y tensa— para argumentar que, hasta bien entrada la Edad Media, la lectura se hacía solo en voz alta, de ahí la extrañeza del filósofo, que veía, por primera vez, un lector tal como nosotros lo imaginamos.
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