Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | La tronera
Jesús Salamanca

Juerga sindical

|

Cada vez cuesta más creer que haya trabajadores afiliados a los sindicatos de clase de esta España nuestra. Ya pueden caer chuzos de punta o llover a cántaros que los sindicatos del Gobierno dirán que sale el sol y no hace falta paraguas. Tanto UGT, como CC.OO. — sobre todo la primera – adoran las medidas del Gobierno; aunque no las tome, como es el caso de nuestra crisis.

Será difícil que se les caiga la cara de vergüenza, después de lo que hemos escuchado hoy: Día del Trabajo. Con la que está cayendo, alaban al Gobierno, reclaman más impuestos, más deuda y más endeudamiento de las Administraciones. Eso sí, ellos no tienen culpa de esta crisis. La culpa es de los demás; es decir, de Bush, Aznar, Esperanza Aguirre, la CEOE, los Ayuntamientos, las comunidades autónomas, el lucero del alba…. Ya saben lo del dicho: ver la paja en el otro y ser incapaz de apreciar la viga en el propio.

El sindicalismo español que, dicho sea de paso, es de tres gramos menos cuarto, no parece haber aprendido la lección de la gran crisis que tenemos encima. Tal vez sea porque ellos no la sufren y tampoco sus liberados. De lo que se trata es de que, aunque la sufra el afiliado, que siga contribuyendo a la causa. Una causa que cada vez es menos digna, más injusta y más trapacera.

Los sindicatos de clase han perdido la memoria, la vergüenza, el saber estar y la dignidad. De ahí que cada vez sea más baja la afiliación. Los trabajadores han dejado de creer en esos clanes de desmemoriados. Recuerden lo que decía John Osborne: “El que tiene mala memoria se ahorra muchos remordimientos”.

Da igual el tiempo que transcurra. Esos clanes que viven de los presupuestos generales del Estado — sin ser funcionarios — siempre están en la misma canción y con el disco hecho cenizas. Llevan decenios reclamando lo mismo, fruto de su inoperancia y de su incapacidad para generar y mantener empleo. Deberían salir de España un poco más, y con más frecuencia, para comprobar que no entienden el concepto de abaratar el despido, ni saben de las ventajas sociales que acarrea a medio y corto plazo; desconocen que existe infinidad de normativa social alrededor de esas medidas para crear empleo, así como para proteger y recolocar a los trabajadores.

Los sindicatos están logrando un claro enfrentamiento con la sociedad y eso se va a trasladar a la calle sin tardar. Un enfrentamiento que llega tarde. La sociedad debe decir a estas falsas ONGs que hasta aquí hemos llegado. ¡Ni un euro más procedente de los presupuestos generales! Se olvidan de los trabajadores, dañan a las empresas y destruyen empleo. Posiblemente, uno de los males de nuestra sociedad sea el sindicalismo barato que representan los sindicatos de clase en ésta nuestra deslavazada España.

Con el dinero y las prebendas que reciben anualmente muchos sindicatos de clase, se mantendrían miles de empleos, millones de salarios, millones de pensiones y, no lo duden, la protección social del trabajador sería más digna. Y no hablemos del Patrimonio sindical que, por cierto, ya se han comido en varias ocasiones. En pocas palabras: las recomendaciones que ha dado Méndez para salir de la crisis son una vejación al sentido común y un desprecio a la lógica; pero comprobamos que tampoco se le cae la cara de vergüenza.

Los sindicatos y sus líderes han demostrado que ven con el ojo del ciego. Y por si no era suficiente, la culpa es de todos, menos de ellos. ¡Cómo se nota que desconocen lo que es dar seriedad al empleo y no saben conjugar el verbo “trabajar“. ¡Callados están muy guapos! Total…. para decir tonterías… la mejor es la que queda por decir.

Juerga sindical

Jesús Salamanca
Jesús  Salamanca
sábado, 2 de mayo de 2009, 08:13 h (CET)
Cada vez cuesta más creer que haya trabajadores afiliados a los sindicatos de clase de esta España nuestra. Ya pueden caer chuzos de punta o llover a cántaros que los sindicatos del Gobierno dirán que sale el sol y no hace falta paraguas. Tanto UGT, como CC.OO. — sobre todo la primera – adoran las medidas del Gobierno; aunque no las tome, como es el caso de nuestra crisis.

Será difícil que se les caiga la cara de vergüenza, después de lo que hemos escuchado hoy: Día del Trabajo. Con la que está cayendo, alaban al Gobierno, reclaman más impuestos, más deuda y más endeudamiento de las Administraciones. Eso sí, ellos no tienen culpa de esta crisis. La culpa es de los demás; es decir, de Bush, Aznar, Esperanza Aguirre, la CEOE, los Ayuntamientos, las comunidades autónomas, el lucero del alba…. Ya saben lo del dicho: ver la paja en el otro y ser incapaz de apreciar la viga en el propio.

El sindicalismo español que, dicho sea de paso, es de tres gramos menos cuarto, no parece haber aprendido la lección de la gran crisis que tenemos encima. Tal vez sea porque ellos no la sufren y tampoco sus liberados. De lo que se trata es de que, aunque la sufra el afiliado, que siga contribuyendo a la causa. Una causa que cada vez es menos digna, más injusta y más trapacera.

Los sindicatos de clase han perdido la memoria, la vergüenza, el saber estar y la dignidad. De ahí que cada vez sea más baja la afiliación. Los trabajadores han dejado de creer en esos clanes de desmemoriados. Recuerden lo que decía John Osborne: “El que tiene mala memoria se ahorra muchos remordimientos”.

Da igual el tiempo que transcurra. Esos clanes que viven de los presupuestos generales del Estado — sin ser funcionarios — siempre están en la misma canción y con el disco hecho cenizas. Llevan decenios reclamando lo mismo, fruto de su inoperancia y de su incapacidad para generar y mantener empleo. Deberían salir de España un poco más, y con más frecuencia, para comprobar que no entienden el concepto de abaratar el despido, ni saben de las ventajas sociales que acarrea a medio y corto plazo; desconocen que existe infinidad de normativa social alrededor de esas medidas para crear empleo, así como para proteger y recolocar a los trabajadores.

Los sindicatos están logrando un claro enfrentamiento con la sociedad y eso se va a trasladar a la calle sin tardar. Un enfrentamiento que llega tarde. La sociedad debe decir a estas falsas ONGs que hasta aquí hemos llegado. ¡Ni un euro más procedente de los presupuestos generales! Se olvidan de los trabajadores, dañan a las empresas y destruyen empleo. Posiblemente, uno de los males de nuestra sociedad sea el sindicalismo barato que representan los sindicatos de clase en ésta nuestra deslavazada España.

Con el dinero y las prebendas que reciben anualmente muchos sindicatos de clase, se mantendrían miles de empleos, millones de salarios, millones de pensiones y, no lo duden, la protección social del trabajador sería más digna. Y no hablemos del Patrimonio sindical que, por cierto, ya se han comido en varias ocasiones. En pocas palabras: las recomendaciones que ha dado Méndez para salir de la crisis son una vejación al sentido común y un desprecio a la lógica; pero comprobamos que tampoco se le cae la cara de vergüenza.

Los sindicatos y sus líderes han demostrado que ven con el ojo del ciego. Y por si no era suficiente, la culpa es de todos, menos de ellos. ¡Cómo se nota que desconocen lo que es dar seriedad al empleo y no saben conjugar el verbo “trabajar“. ¡Callados están muy guapos! Total…. para decir tonterías… la mejor es la que queda por decir.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto