Segundo petardo ganadero fuerte de la Feria de Abril. ¿Quien nos lo iba a decir que los toros de Palha corridos por desgracia en el día de ayer, a excepción del tercero, iban a salir vestidos con el pijama de rayas para la gran siesta?. Menudo tostón de festejo, por recordar algo habría que echar mano del espadazo a cámara lenta del gran cañón del colorado aljarafeño, llamado Salvador Cortés. Nadie en todo el escalafón mata como él, lo ve claro y no perdona ocasión, del resto de la corrida cuesta recordar detalle alguno.
El Fundi estuvo en profesional y me ilusionó verlo tan bien con el capote, especialmente en las dos medias de recibo a su primero, los tres lances por Chicuelinas en el quite al toro de Cortés y muy especialmente con las más de media docena recetadas al cuarto de la tarde. Poco a poco con el paso del tiempo el poso siempre vence el peso del color de la púrpura. Ya El Fundi no es tan solo un fajador de la corrida dura sino también es capaz y capataz de ganar enteros por su majestad y torería alojados en sus muñecas de mimbre. Erudito en Tauromaquia por la Universidad Pública de Fuenlabrada mostró una vez más un gran oficio a lo largo de toda la lidia. Recordemos algunos pasajes del madrileño en el primer toro de su lote, un animal que lo mismo corría que se frenaba en mitad de la carrera. Así, todo esfuerzo cayó ineludiblemente en saco roto. El toro como el resto de la corrida siendo brusco no llegó emplearse del todo en la pelea y eso nos recuerda que en el toreo la confrontación entre toro y torero se hace fundamental. El respetable, más respetuoso que nunca agradeció su efectividad y brevedad con la espada. Con el cuarto el panorama del descaste apenas cambió de rumbo y muchos nos deleitamos con los castizos galleos por Chicuelinas y los remates a una mano poniendo al toro en suerte de varas. A la media altura cruza Pedro la líneas del tercio para ejecutar dos series por el mejor pitón del toro, si es que tuvo algo bueno. La virtud fue el dejársela en la cara y tirar cadenciosamente del hilo. Lástima que aquella brusquedad cambiante del toro se apagase como una vela tras dos seriecitas de nada y aseadas al natural. Repite en espadas y El Fundi se marcha rumbo a Zahariche con el deber cumplido.
Salvador Cortés tuvo en su mano el mejor lote de este desahucio llamado Palha. Con el primero de nombre “Saleroso” marcado con el número del diablo lo recibió con autoridad a la verónica. Las dos medias fueron algo así como dos carteles de toros en seda pura. El toro pedía las cosas bien hechas y de manera inmediata. Algo así fueron los dos pares de banderillas colocados en todo lo alto por su hermano mayor Luis Mariscal. Tras la estruendosa ovación, fruto de tanta exposición y maestría, salió Salvador a resucitar un cadáver, la misma tarde. El toro no acude al envite de Cortés en medio del ruedo, es tardo y hay que adelantarle la muleta, el brazo y medio cuerpo para que se confíe toro y torero. El toro se complica aún más y le pega un tantarantán a Cortés. Acertado el cambio de mano y a pensar en lo ocurrido. Como una columna de mármol llega el señor trincherazo para invitar al torero a volver por el mejor pitón del toro que no es otro que el derecho. Una gran serie en redondo hace saltar la música en una feria que toca como nunca bajo la novel batuta del último Tejera. Las siguientes tandas de muletazos sube y baja el voltaje del toro, algo pasa, algo falta y no sé lo que es. Llega el final y con él un volapié planea sobre el toro, agonizándolo poco a poco, consumiéndolo en el albero maestrante para los restos. Oreja de ley a una estocada de órdago. El sexto no fue una maría ni mucho menos, siempre enseñó las uñas y alzó la carita por arriba cada vez que se le obligaba al toreo ligado. Es cierto doy fe, al toro le cuesta un mundo avanzar, parece que no llega nunca, que no quiere moverse, tiene puesto el pijama de rayas y se muere por dormir. Estocada fulminante tras el pinchazo de rigor, y a otra cosa Cortés, no descartemos la vía de las sustituciones, mereces otra corrida en Sevilla.
El primer toro de Sergio Aguilar se distrae con una mosca, mete la cara con cierta nobleza pero no deja reponerse al torero. En un instante y por descuido del maestro es alcanzado en la dura batalla por el toro, dibujándole un siete en la chaquetilla. Menuda gracia tiene el toro. De buena guisa se ha librado Aguilar, y por que no hizo por él, de haberlo hecho no se levanta esta mañana de la cama del Hotel. Vaya toro con guasa asesina, como se descuide lo fríe a cornadas, otro ejemplar primo hermano del anterior, esto no es el toro bravo. Aguilar contiene su valor, es un torero prudente y esto creanme no abunda en el escalafón. Tras una faena medida nos advierte que la suerte suprema no es su fuerte y pincha por duplicado. En el quinto de la tarde, toda una bala en acción, solo se limita a no ser arrollado a su paso y lo hace bien, de momento es un toro que va y viene a media altura. La emoción desaparece del ruedo, se oyen bostezos y parece la hora de la siesta, Aguilar no se percata. El toro salta, rebrinca de alegría y no hay por donde cogerlo, es inútil hacer por comprender. La ligazón se hace imposible, pese a estar muy bien colocado y citar a pitón contrario. La faena se eterniza, insiste Sergio y el público comienza a abandonar la plaza. ¡Vaya corrida nos hemos tragado compadre! me dice un vecino de localidad, ya te contaré mañana con los Peñajara, el tato, el mato y el otro le espeto.
Ficha técnica
Plaza de Toros de la Real Maestranza. Martes 22 de abril de 2009. Sexto festejo de la Feria de Abril. En tarde espléndida y con tres cuartos de entrada se lidiaron seis toros de Palha. En general bien presentados y escaso juego a excepción del tercero único potable del encierro portugués. Primero manso, brusco y a la defensiva; segundo de media arrancada, mirón y con guasa; tercero de buen humillar y gran pitón derecho; cuarto justo de fuerzas y sin continuidad; quinto sin clase, rebrincado y falto de emoción; y sexto brusco, violento y parado.
El Fundi, de rosa palo y oro con remates negros. Media estocada (saludos). En el cuarto, media estocada (silencio).
Sergio Aguilar, de nazareno y oro. Tres pinchazos, estocada, aviso y descabello (silencio). En el quinto, pinchazo hondo y descabello (silencio).
Salvador Cortés, de Rioja y oro. Estoconazo (oreja). En el sexto pinchazo, estocada (silencio).
En las cuadrillas: saludó desde el tercio Luis Mariscal, de la cuadrilla de Salvador Cortés, al parear al 3º.