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Escandalizado, aunque no sorprendido, con las últimas trapisondas del PSOE, me asalta una pregunta que vendría “que ni pintada” para formular al portavoz de ese podrido partido (en vías de desaparición) el enigmático Pachi López, tan locuaz para insultar a la oposición y tan pacato, titubeante, tembloroso y maleducado para atender a los periodistas. La pregunta sería de este tenor: ¿Cuántos “titos” hay en el PSOE? Comprenderán ustedes que en el término “titos” incluyo también a las “titas” como corresponde escribir en correcto español.
Por lo que estamos viendo (y oyendo) al sanchismo dictatorial de comisionistas y amigos del puterío de “altos vuelos” le han pillado en calzoncillos, con los billetes “enfajados” en manos de quienes deberían dedicarse al cumplimiento de la ley y escondiéndose bajo incomprensibles contradicciones ante los medios de comunicación y ante la Justicia. Mientras tanto, el plagiador, embustero, cateto, traidor y antiespañol, Pedro Sánchez, hace lo de siempre: echar la culpa a unos y a otros, para tratar que la marea tarde en llegar a “su parcela”. Craso error, porque la ola de podredumbre terminará engulléndolo mucho antes de lo que él piensa.
Lo importante ahora, es que la oposición en pleno (dejando atrás celos mal entendidos e intereses particulares) cojan al “toro por los cuernos” desarbolen “titos”, “titas” “Ximos” “Ximas” “Marisuses” “Irenusas” “Separatistas” “Proetarras” “Republicanistas” “Comunistas” y esa legión de personas y grupos que quieren destruir nuestra nación y se dediquen -durante los próximos años- a derogar lo que Zapatero, Sánchez y “sus sostenedores” han legislado. La meta: una España, unida, cumpliendo la Constitución del 78, en donde el idioma español no se persiga y los impuestos no sirvan para ahuyentar a los empresarios y a llenar los bolsillos de los golfos. En definitiva: ¡a levantar España!
Desde el ataque terrorista de Hamás al sur de Israel el 7 de octubre del 2023, la comunidad internacional ha observado descaradamente el apoyo público brindado a las organizaciones terroristas islámicas arraigadas en la causa palestina.
La situación en Oriente Próximo es extremadamente volátil y preocupante, especialmente en lo que respecta al programa nuclear de Irán. En medio de este conflicto latente que forma parte del conflicto en curso, muere en accidente el presidente del Gobierno del país. Sin embargo, la autoridad no es él, sino Alí Jamenei, real presidente del Estado, y por tanto no cambia mucho la política.
A nadie le es lícito permanecer ocioso e indiferente, que lo sepamos. Todos tenemos una tarea que realizar, un quehacer como misión colectiva. El mundo necesita hermanarse, romper fronteras y no vínculos, que son signos evidentes de una pertenencia que marca la vida. El presente lo llevamos a término conjuntamente.
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