Lo cierto es que nadie puede demostrar la existencia de Dios, y mucho menos sólo con palabras, ni siquiera cuando existe una religión que proclama que ya sólo el tener fe trae bienaventuranza. Porque la verdadera bienaventuranza es la pureza en el ánimo, la pureza en los pensamientos, la pureza en las obras, es por tanto la cercanía del gran Amor que es Dios. Así que “sólo el tener fe” no trae la bienaventuranza. De hecho yo he podido observar en muchas personas, dice Gabriele la autora de estas líneas, cómo teniendo únicamente fe en Dios se han vuelto insensibles, pues la fe sola no trae nada. Si yo digo: ¡Sí, sí creo! pero por detrás hago lo que quiero, no podré nunca experimentar a Dios.
Jesús nunca dijo que solo el tener fe trajera bienaventuranza. El habló de obrar, es decir ¡Pon por obra Mis enseñanzas! Si cumplimos paso a paso los Mandamientos de Dios y el Sermón de la Montaña, si nos tomamos un poco de tiempo para dejar que los Mandamientos de Dios, así como las enseñanzas de Jesús, que se encuentran en el Sermón de la Montaña actúen en nosotros, entonces sentiremos que percibimos más en las palabras de los Mandamientos y en las palabras del Sermón de la Montaña, y que surgen más cosas de nuestro corazón. Comenzaremos a comprender de verdad los Diez Mandamientos de Dios y el Sermón de la Montaña, y aunque sean pequeños los aspectos que comprendamos, estos nos muestran que no es nada difícil seguir a Jesús. Él no nos pide que de inmediato seamos absolutamente puros, Él espera que demos los pasos hacia Él, no que nos “arrastremos corriendo” hacia Él, sino que queramos ir a Él paso a paso como hijos e hijas de Dios.
Hemos de comportarnos con respeto y dignamente con Dios, y acercarnos paso a paso a Jesús llevando también a la práctica en nuestra vida aquello que hemos reconocido de los Mandamientos y del Sermón de la Montaña. Si todo esto lo aplicamos a lo largo de nuestra vida terrenal, nos volveremos internamente libres, nuestra forma de comportarnos cambiará poco a poco, nos volveremos más tranquilos y seguros, seremos más benevolentes con nuestro prójimo, y sabremos lo que de verdad necesita para luego poder ayudarle. Si no quiere nuestra ayuda le dejaremos tranquilo, pero no lo sacaremos de nuestro corazón.