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En torno a la cualidad o virtud culinaria que como buen gourmet del poeta

El día que Rubén Darío se chupó los dedos

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No conozco el libro de Sergio Ramírez Mercado, en que hace referencia a las comidas disfrutadas, y a la cualidad o virtud culinaria que como buen gourmet lo era el Poeta Rubén Darío. Tengo entendido que su libro versa sobre el placer del buen comer y el disfrute especial de saborear los Vinos. Las recetas sobre el buen comer y sus crónicas sobre el placer y sensualidad a hora de las comidas degustadas, en las múltiples invitaciones especiales que en su honor le ofrecieron en diferentes países, bares, cafés, y hasta los que en su casa ofreció, resaltando ser él, el Chef especial; sin embargo casi seguro soy en creer no contempla el día que saboreo el plato del delicioso y suculento almuerzo que le hizo “chuparse los dedos”, junto a todos los que en su carácter oficial le acompañaban como Comitiva Especial al Presidente José Santos Zelaya a fin de acordar en el Valle de Brimont un Convenio de Cooperación, con el Presidente Cleto González Víquez. 


Tuve el privilegio de contar con la amistad del finado Mario H. Castellón Duarte, desde que estudiamos a mediados de los años 70 en la Universidad de la UCA, graduándose él de Abogado y Notario, y después ejercer con gran eficacia y responsabilidad, la carrera de diplomacia. Su trato alegre y cordial en ningún momento atenuó la seriedad y responsabilidad en el ejercicio de los diferentes cargos que logro realizar. Él nos relató lo que uno de sus ancestros, le indico como anécdota lo que vivió Rubén Darío como miembro de la Comitiva Especial que acompañóa finales de 1907 al Gral. Zelaya, para acordar con Costa Rica; país con el que mantenía unas relaciones muy frías.


Para entonces Rubén Darío, que había regresado a su Patria natal en Diciembre después de estar más de 14 años fuera por América y Europa, se encontraba muy allegado al Presidente Gral. Zelaya, a fines de lograr los dos objetivos de su viaje, que eran obtener ser Embajador ante España y obtener su divorcio, bajo el amparo de una ley aprobada para tal fin, obteniendo únicamente ser nombrado como Ministro Residente con un salario paupérrimo, que en lo absoluto le resolvió su situación económica y tener que mantener con sacrificio personal el decoro de la representación o embajada ante el reino de España.  


La Comitiva además de Rubén Darío estaba integrada por algunos miembros de su gabinete, como el General Camilo Castellón, Ministro de la Guerra, el hermano de éste José María Castellón, Ministro de Hacienda, José D. Gámez, Ministro de Instrucción Pública ( bisabuelo de Mario) y otras personalidades entre ellas Hildebrando A. Castellón (abuelo de Mario) médico particular de Zelaya, el Coronel Karl Uebersesig, Director de la Academia Militar y los cadetes entre los que estaban Don  Arturo Duarte Carrión (el otro abuelo de Mario), o sea tres ancestros de nuestro amigo Mario H. Castellón.


Al llegar a Rivas, camino al Valle de Brimont, la comitiva fue recibida con un opíparo y delicioso almuerzo, que al hacer a casi todos chuparse los dedos, el Chef de Cocina, les preguntó: “que si habían saboreado la exquisita carne de mono”, asunto que hizo a muchos que se le revolviera el estómago. Ese fue el día que  Rubén Darío comió Carne de Mono.


Debemos recordar que para esa época, los monos abundaban en los alrededores de Rivas, y era entonces la carne suculenta más fácil de obtener.

El día que Rubén Darío se chupó los dedos

En torno a la cualidad o virtud culinaria que como buen gourmet del poeta
Hugo J. Vélez Astacio
sábado, 14 de enero de 2023, 12:50 h (CET)

No conozco el libro de Sergio Ramírez Mercado, en que hace referencia a las comidas disfrutadas, y a la cualidad o virtud culinaria que como buen gourmet lo era el Poeta Rubén Darío. Tengo entendido que su libro versa sobre el placer del buen comer y el disfrute especial de saborear los Vinos. Las recetas sobre el buen comer y sus crónicas sobre el placer y sensualidad a hora de las comidas degustadas, en las múltiples invitaciones especiales que en su honor le ofrecieron en diferentes países, bares, cafés, y hasta los que en su casa ofreció, resaltando ser él, el Chef especial; sin embargo casi seguro soy en creer no contempla el día que saboreo el plato del delicioso y suculento almuerzo que le hizo “chuparse los dedos”, junto a todos los que en su carácter oficial le acompañaban como Comitiva Especial al Presidente José Santos Zelaya a fin de acordar en el Valle de Brimont un Convenio de Cooperación, con el Presidente Cleto González Víquez. 


Tuve el privilegio de contar con la amistad del finado Mario H. Castellón Duarte, desde que estudiamos a mediados de los años 70 en la Universidad de la UCA, graduándose él de Abogado y Notario, y después ejercer con gran eficacia y responsabilidad, la carrera de diplomacia. Su trato alegre y cordial en ningún momento atenuó la seriedad y responsabilidad en el ejercicio de los diferentes cargos que logro realizar. Él nos relató lo que uno de sus ancestros, le indico como anécdota lo que vivió Rubén Darío como miembro de la Comitiva Especial que acompañóa finales de 1907 al Gral. Zelaya, para acordar con Costa Rica; país con el que mantenía unas relaciones muy frías.


Para entonces Rubén Darío, que había regresado a su Patria natal en Diciembre después de estar más de 14 años fuera por América y Europa, se encontraba muy allegado al Presidente Gral. Zelaya, a fines de lograr los dos objetivos de su viaje, que eran obtener ser Embajador ante España y obtener su divorcio, bajo el amparo de una ley aprobada para tal fin, obteniendo únicamente ser nombrado como Ministro Residente con un salario paupérrimo, que en lo absoluto le resolvió su situación económica y tener que mantener con sacrificio personal el decoro de la representación o embajada ante el reino de España.  


La Comitiva además de Rubén Darío estaba integrada por algunos miembros de su gabinete, como el General Camilo Castellón, Ministro de la Guerra, el hermano de éste José María Castellón, Ministro de Hacienda, José D. Gámez, Ministro de Instrucción Pública ( bisabuelo de Mario) y otras personalidades entre ellas Hildebrando A. Castellón (abuelo de Mario) médico particular de Zelaya, el Coronel Karl Uebersesig, Director de la Academia Militar y los cadetes entre los que estaban Don  Arturo Duarte Carrión (el otro abuelo de Mario), o sea tres ancestros de nuestro amigo Mario H. Castellón.


Al llegar a Rivas, camino al Valle de Brimont, la comitiva fue recibida con un opíparo y delicioso almuerzo, que al hacer a casi todos chuparse los dedos, el Chef de Cocina, les preguntó: “que si habían saboreado la exquisita carne de mono”, asunto que hizo a muchos que se le revolviera el estómago. Ese fue el día que  Rubén Darío comió Carne de Mono.


Debemos recordar que para esa época, los monos abundaban en los alrededores de Rivas, y era entonces la carne suculenta más fácil de obtener.

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