Me vas a permitir que te plantee un ejercicio de memoria, quisiera que pensaras en aquellas metas ansiadas que te fuiste proponiendo a lo largo de tu vida, esos sueños que te costaron tanto conseguir, por los que luchaste y que ya han pasado al umbral de situaciones alcanzadas. Por ejemplo esos estudios que quisiste realizar, ese trabajo tan deseado, el momento de tu primera cita con tu pareja o incluso el mismo nacimiento de tu hijo o hija.
Algo que es propio de todas las personas es que nos terminamos acostumbrando a lo bueno, aquellas situaciones que deseamos durante mucho tiempo. Cuando lo conseguimos, es como si fuese perdiendo valor ya que nos adaptamos a tenerlo.
Hablamos de la adaptación hedonista un fenómeno que si no lo tenemos en cuenta peude restar valor a esas situaciones que aportan valor a nuestra vida, frenando así nuestro camino hacia el bienestar, así lo que ha sido importante para nosotros y nos ha definido durante muchos años es arrasado por la cotidianidad.
La costumbre, la normalidad hace que restemos valor a nuestras metas vitales, por muy deseadas que sean. Ya sean de carácter emocional o incluso material en un abrir y cerrar de ojo pierden todo su valor, se devalúan.
Seguro que recordarás ese momento donde conociste a esa persona con la que vives o viviste momentos irrepetibles. Si no has sido capaz de potenciar momentos que mantengan la excelencia de tu relación, que van desde la gratitud a la admiración, esa relación se habría desgastado por el tiempo y el valor negativo que aporta la adaptación hedonista, llevándose así la alegría, la esperanza y la felicidad que experimentabas y llenaban todos los momentos cada día. Debemos por lo tanto, impedir que nos acostumbremos y perdamos esa sensación que nos hace sentir que cada momento de tu vida es extraordinario.
Lo mismo puede que te suceda con tu trabajo, intenta ahora recordar aquel primer día, las felicitaciones que te enviaban todos y como vivías la excelencia de lo extraordinario. Te decías que lo habías conseguido y que ese era tu trabajo perfecto. Con el tiempo esa sensación fue diluyendo y ahora solamente buscas como conseguir ese ímpetu que te lleve a pensar que tienes un trabajo maravilloso.
Efectivamente tu actitud se ve afectada, lo que nos hace comenzar a generar elementos que potencian nuestro pesimismo. Pero ojo, es importante mencionar que la adaptación hedonista juega una labor en nuestra vida, nos ayuda a mejorar, ya que hace que en cada momento luchemos por cambiar y el cambio es fundamental para que crezcamos como personas.
Pero si no estamos pendientes y potenciamos la gratitud en nuestras vidas, la adaptación hedonista vencerá y se instaurará en nuestras vidas convirtiéndolas en tristes y monotonas.
Por esa razón es bueno que practiques ejercicios que potencien tu gratitud, es bueno que escribas una lista de esas cosas que te vayan sucediendo semanalmente y que intentes agradecer el haberlas conseguido, pero esa lista debe de recoger aspectos de todas las facetas de tu vida y no únicamente de tu desarrollo laboral. Verás que con el tiempo el agradecer lo que sucede y el entender lo extraordinario que eres por conseguirlas, te harán valorar la excelencia de tu vida.