En primer lugar, y para que nadie confunda mis principios ideológicos, debo advertir que ni he votado ni creo que votaré nunca a Convergencia i Unió. Es más, me parece un deber de respeto y coherencia con todos ustedes, reconocer públicamente que el Sr. Duran i Lleida nunca ha sido santo de mi devoción.
Pero esto no me impide ni un ápice que le felicite y le muestre mi agradecimiento públicamente, por su valiente defensa del derecho de los padres a elegir la educación que desean que reciban sus hijos.
Es decir, la libertad de elección del centro que mejor responda a “la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones” , como podemos leer en el art 27.3 de la Constitución Española.
Es más, en los tiempos que corren por estas tierras catalanas, es de agradecer que un líder político como el presidente de UDC y secretario general de CIU, difunda desde su blog la incorporación del empadronamiento escolar a la nueva Ley de Educación del Sr. Maragall, como medida “que permitirá conjugar la libertad de elección del centro y la optimización de los recursos económicos”.
Una medida que según el líder socialcristiano, “consistiría en que en el momento del nacimiento de un niño, éste se empadronase al centro docente que sus padres creen de interés, de acuerdo con el ideario educativo que desean que reciba su hijo o hija. Aparte de garantizar la libertad de elección de centro por parte de los padres, derecho fundamental que configura la libertad en el ámbito de la enseñanza, la medida permitiría planificar a largo plazo el mapa escolar”. Y añadía: "Si cuando naces ya eliges escuela, dejas tres años a la Administración para planificar la enseñanza Infantil y seis años, incluso 12, para las enseñanzas posteriores".
Como madre, soy consciente de la grave usurpación de derechos y libertades que los padres catalanes estamos sufriendo y sufriremos si este Anteproyecto de Ley de Educación del Sr. Maragall llega a puerto tal y como está.
Por lo menos, me queda la satisfacción de pensar que políticos de la talla de Irene Rigau, Duran i Lleida, y muchos otros que trabajan en la sombra, serán nuestra voz, nuestra fuerza, puesto que los padres no damos esta batalla por perdida porque cuando se trata de la educación de nuestros hijos no se juega… ni en broma!