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Se quedó en la calle,
ese hombre, ahora
pasa hambre.
Por perder el ritmo
que no le convencía
pues fue muy cabezón,
se ha quedado atrás,
y ahora,
es un miserable.
Anda solo por el mundo
viendo a los seres que conoció
que le señalan con el dedo
mientras piensan:
"Mira que mal le fue,
mira como quedó solo".
Y es cierto.
Tierra mía: ¡Me llaman nativo de África! A ellos los parece una situación patética, mientras que por acá la vida es pacífica. ¡Todo se piensa más allá de la física!
Trompifai: Entre ceja y ceja yo entusiasmado por una damita a la que conturba mi grandilocuencia. Protagonistas: ¡A mí! Antagonistas: ¡Conmigo!
El mundo de los escritores goza de las virtudes y defectos de los humanos. Más o menos neuróticos, normalitos, empáticos o soberbios, un artista, un escribidor, un narrador, un poeta, un novelista no están eximidos de las carnaduras propias de la vida.
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