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“El pasado ya no es y el futuro no es todavía” San Agustín.

El Madrid no puede vivir del pasado ni Cataluña del cerrilismo de Mas

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Los que no somos amantes del deporte y podemos vivir perfectamente sin tener la urgente necesidad de seguir las vicisitudes de la liga de fútbol, sin que ello nos proporcione taquicardias u otros tipos de alteraciones físicas o psíquicas; no podemos, sin embargo, sustraernos a una cierta curiosidad cuando, como le ocurre actualmente a un equipo de solera, como es el Real Madrid, cuando de una forma inexplicable, como si a sus jugadores les hubiera afectado el virus de la indolencia o el microbio de la ineficacia, dejan de ser los cracks que fueron antes y empiezan a vegetar como si navegaran fuera de la realidad, en las manos de la diosa griega de la discordia, la famosa Eris, que fue la que lanzó la manzana a Paris para que eligiera a la diosa más hermosa y ¡la qué se armó!

En el colmo de la estupidez, este gran equipo parece que se ha propuesto arrojar la temporada por la ventana y si, en los partidos anteriores se ha dejado adelantar por sus adversarios más inmediatos, en un partido de Copa del Rey, ha cometido un lapsus más propio de un equipo bisoño que de uno de los que atesora en sus vitrinas la mayor colección de copas y premios que se puedan conseguir. Alinear a un señor que ha sido sancionado para no poder jugar y ser descalificado de la competición, como parece que será la decisión del organismo pertinente, no es una simple equivocación, un descuido sin importancia o una negligencia disculpable para quienes tienen la misión de ocuparse de que ello no suceda. Y es que, señores, tenemos la impresión de que, en este club, todos los encargados de que funcione como corresponde a un equipo de tanto renombre; han bajado la guardia, han pensado que, a ellos, no les puede pasar nada y que sus antecedentes y su pasada grandeza les van a servir de pantalla para que se les perdonen sus flaquezas actuales o que los fans del equipo les sigan gritando ¡Ala Madrid!, aunque sus resultados sean tan mediocres como los que han venido cosechando esta infumable temporada.

Que el señor Florentino Pérez sea un avispado presidente de ACS, un lagarto en conseguir contratos importantes o un gestor de campanillas para lograr grandes beneficios para sus empresas, no significa que, como ocurre en tantos casos con personalidades importantes, en lo relativo a la dirección de un equipo de fútbol de la categoría del Real Madrid, sea la persona más apta o quien reúna en su persona la genialidad en los negocios pero, a la vez, la mano izquierda, el savoir faire y las dotes humanas y psicológicas para tratar con la complejidad de una plantilla de jugadores que, todos ellos, son figuras de alto relieve en su profesión. Quizá, en el Madrid, ha llegado el momento en el que se deba plantear un cambio de dirección, prescindir de todos aquellos que la endogamia de la dirección ha ido colocando en virtud de méritos contraídos en el campo de juego que, es duro decirlo, no presuponen ser las personas más adecuadas para ocupar otras funciones, para las que no han estado debidamente preparados.

Nadie puede pretender eternizarse en los puestos que dan la fama, sólo respaldándose en glorias pasadas, en campeonatos ganados o en victorias épicas logradas en temporadas pasadas porque, cada nueva liga, campeonato de Copa del Rey o Liga de Campeones es un nuevo desafío al que enfrentarse con los bríos de quien no está dispuesto a dejarse que, sus adversarios deportivos, se le suban a las barbillas. Y una observación: hay jugadores que parece como si quisieran que sus actuaciones en el campo les fueran devaluando, no se sabe con que oscuros propósitos que pudieran tener mucho que ver con las sonrisas y comentarios que recientemente tuvieron lugar en presencia de entrenadores de clubes ingleses. ¡Estaría muy feo, sobre todo para quienes se llevan la parte del león en cuanto a los emolumentos que reciben del club blanco!

El TC, señores, ha dado al traste con todo el montaje organizado por los políticos catalanes, con sus ostentosas declaraciones en el Parlamento Catalán y con sus resoluciones retadoras, cuando, de un plumazo, ha acabado con toda posibilidad de pretender actuar al separatismo catalán dentro de la legalidad constitucional. Lo malo para todos estos bravucones, que se han subido al cactus espinoso de la rebeldía contra el Estado español, es que no están debidamente pertrechados para evitar que, en esta escaladas las afiladas espinas de la Justicia, no acaben traspasando sus leves defensas y se les hundan en lo más profundo de su egolatría y desvergüenza. Es evidente que, el señor Mas, que ha insistido en “mantenella y no enmendalla” al conocer la somanta que le ha llegado del TC, ha quemado sus naves y ahora ya no le queda más que seguir la inercia de su caída desde el despeñadero de su locura secesionista.

Lo que sucede es que ya no les quedan a los Juncadella, los Mas o los Romera y demás líderes de esta memez en la que consiste el querer arrastrar, a la próspera Cataluña hacia las arenas movedizas de convertirse en una nación independiente que, por ser una parte desgajada de una nación miembro de la UE, no puede seguir perteneciendo a ella; deberá obtener visado para que sus ciudadanos circulen por Europa; no recibirán ayuda alguna desde Bruselas ni podrán conseguir créditos del FMI, BCE o el BEI, amén de verse obligada a pagar aranceles y pasar aduanas (si es que quiere mantener comercio con el resto de países) más recurso que el de, como ellos dicen, jugarse su futuro a base de recurrir a los medios judiciales para poner en cuestión cualquier contencioso que pretendan mantener con el Estado español.

No les arriendo la ganancia si sabemos que han sido ellos mismos quienes han dicho que no van a hacer caso a las leyes españolas, las sentencias de los tribunales de España incluidas las del propio TC. ¿A que legislación van a acudir? ¿Acaso intentarán acudir al tribunal de Estrasburgo, como un país tercero que protesta porque aquel del que se han querido independizar les ha impedido que lo hagan?, ¿Apelarán a lo que ellos dicen que es “una expresión democrática del deseo de los catalanes” cuando la Constitución admite la posibilidad de secesión siempre que ¡todos los españoles! lo decidan por mayoría algo que, como es evidente, no ha ocurrido?, ¿Cómo podrán justificar que, una mayoría de catalanes pide la independencia, desde el momento que, en lo que ellos mismos calificaron de “referendum plebiscitario”, o lo que es lo mismo, las pasadas elecciones autonómicas catalanas, los que votaron a los partidos denominados “constitucionalistas” superaron por un 53% a un 47% a los que lo hicieron por los separatistas?

Claro que, hasta este momento, aparte de la solemne declaración hecha por la presidenta del Parlamento Catalán, la señor Forcadell, avanzando la intención de los que constituyen la mayoría en dicha institución, que coincide con el número de escaños de los que votaron unidos para conseguir una votación mayoritaria que, vean ustedes los designios del destino, se les escapó por un puñado de votos que fueron a parar a un partido de antisistemas, anarquistas, partidarios de salir de Europa y de romper inmediatamente con el Gobierno de España, la CUP, que se han convertido en la llave para que Mas pueda ser investido presidente del Parlamento pero que, hasta ahora, se las han arreglado para tenerlo en la picota arrancándole, como un experimentado sacamuelas, todo aquello que a ellos les ha interesado conseguir, sin que, a pesar de la humillación inflingida al candidato, hayan dado sus votos para una posible investidura.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no nos queda más que esperar a que estos que nos vienen anunciando la rebelión en contra de España, den el primer paso, saltándose la legalidad vigente, para que el mecanismo legal de la Justicia española se ponga en funcionamiento. Entonces podremos comprobar si, su intención de obviar las leyes españolas, les pone a salvo de lo que decidan los tribunales españoles respecto a su deslealtad para con el resto de España y de los españoles, que queremos seguir siéndolo, aunque residamos en Cataluña. Será interesante comprobarlo.

El Madrid no puede vivir del pasado ni Cataluña del cerrilismo de Mas

“El pasado ya no es y el futuro no es todavía” San Agustín.
Miguel Massanet
jueves, 3 de diciembre de 2015, 23:23 h (CET)
Los que no somos amantes del deporte y podemos vivir perfectamente sin tener la urgente necesidad de seguir las vicisitudes de la liga de fútbol, sin que ello nos proporcione taquicardias u otros tipos de alteraciones físicas o psíquicas; no podemos, sin embargo, sustraernos a una cierta curiosidad cuando, como le ocurre actualmente a un equipo de solera, como es el Real Madrid, cuando de una forma inexplicable, como si a sus jugadores les hubiera afectado el virus de la indolencia o el microbio de la ineficacia, dejan de ser los cracks que fueron antes y empiezan a vegetar como si navegaran fuera de la realidad, en las manos de la diosa griega de la discordia, la famosa Eris, que fue la que lanzó la manzana a Paris para que eligiera a la diosa más hermosa y ¡la qué se armó!

En el colmo de la estupidez, este gran equipo parece que se ha propuesto arrojar la temporada por la ventana y si, en los partidos anteriores se ha dejado adelantar por sus adversarios más inmediatos, en un partido de Copa del Rey, ha cometido un lapsus más propio de un equipo bisoño que de uno de los que atesora en sus vitrinas la mayor colección de copas y premios que se puedan conseguir. Alinear a un señor que ha sido sancionado para no poder jugar y ser descalificado de la competición, como parece que será la decisión del organismo pertinente, no es una simple equivocación, un descuido sin importancia o una negligencia disculpable para quienes tienen la misión de ocuparse de que ello no suceda. Y es que, señores, tenemos la impresión de que, en este club, todos los encargados de que funcione como corresponde a un equipo de tanto renombre; han bajado la guardia, han pensado que, a ellos, no les puede pasar nada y que sus antecedentes y su pasada grandeza les van a servir de pantalla para que se les perdonen sus flaquezas actuales o que los fans del equipo les sigan gritando ¡Ala Madrid!, aunque sus resultados sean tan mediocres como los que han venido cosechando esta infumable temporada.

Que el señor Florentino Pérez sea un avispado presidente de ACS, un lagarto en conseguir contratos importantes o un gestor de campanillas para lograr grandes beneficios para sus empresas, no significa que, como ocurre en tantos casos con personalidades importantes, en lo relativo a la dirección de un equipo de fútbol de la categoría del Real Madrid, sea la persona más apta o quien reúna en su persona la genialidad en los negocios pero, a la vez, la mano izquierda, el savoir faire y las dotes humanas y psicológicas para tratar con la complejidad de una plantilla de jugadores que, todos ellos, son figuras de alto relieve en su profesión. Quizá, en el Madrid, ha llegado el momento en el que se deba plantear un cambio de dirección, prescindir de todos aquellos que la endogamia de la dirección ha ido colocando en virtud de méritos contraídos en el campo de juego que, es duro decirlo, no presuponen ser las personas más adecuadas para ocupar otras funciones, para las que no han estado debidamente preparados.

Nadie puede pretender eternizarse en los puestos que dan la fama, sólo respaldándose en glorias pasadas, en campeonatos ganados o en victorias épicas logradas en temporadas pasadas porque, cada nueva liga, campeonato de Copa del Rey o Liga de Campeones es un nuevo desafío al que enfrentarse con los bríos de quien no está dispuesto a dejarse que, sus adversarios deportivos, se le suban a las barbillas. Y una observación: hay jugadores que parece como si quisieran que sus actuaciones en el campo les fueran devaluando, no se sabe con que oscuros propósitos que pudieran tener mucho que ver con las sonrisas y comentarios que recientemente tuvieron lugar en presencia de entrenadores de clubes ingleses. ¡Estaría muy feo, sobre todo para quienes se llevan la parte del león en cuanto a los emolumentos que reciben del club blanco!

El TC, señores, ha dado al traste con todo el montaje organizado por los políticos catalanes, con sus ostentosas declaraciones en el Parlamento Catalán y con sus resoluciones retadoras, cuando, de un plumazo, ha acabado con toda posibilidad de pretender actuar al separatismo catalán dentro de la legalidad constitucional. Lo malo para todos estos bravucones, que se han subido al cactus espinoso de la rebeldía contra el Estado español, es que no están debidamente pertrechados para evitar que, en esta escaladas las afiladas espinas de la Justicia, no acaben traspasando sus leves defensas y se les hundan en lo más profundo de su egolatría y desvergüenza. Es evidente que, el señor Mas, que ha insistido en “mantenella y no enmendalla” al conocer la somanta que le ha llegado del TC, ha quemado sus naves y ahora ya no le queda más que seguir la inercia de su caída desde el despeñadero de su locura secesionista.

Lo que sucede es que ya no les quedan a los Juncadella, los Mas o los Romera y demás líderes de esta memez en la que consiste el querer arrastrar, a la próspera Cataluña hacia las arenas movedizas de convertirse en una nación independiente que, por ser una parte desgajada de una nación miembro de la UE, no puede seguir perteneciendo a ella; deberá obtener visado para que sus ciudadanos circulen por Europa; no recibirán ayuda alguna desde Bruselas ni podrán conseguir créditos del FMI, BCE o el BEI, amén de verse obligada a pagar aranceles y pasar aduanas (si es que quiere mantener comercio con el resto de países) más recurso que el de, como ellos dicen, jugarse su futuro a base de recurrir a los medios judiciales para poner en cuestión cualquier contencioso que pretendan mantener con el Estado español.

No les arriendo la ganancia si sabemos que han sido ellos mismos quienes han dicho que no van a hacer caso a las leyes españolas, las sentencias de los tribunales de España incluidas las del propio TC. ¿A que legislación van a acudir? ¿Acaso intentarán acudir al tribunal de Estrasburgo, como un país tercero que protesta porque aquel del que se han querido independizar les ha impedido que lo hagan?, ¿Apelarán a lo que ellos dicen que es “una expresión democrática del deseo de los catalanes” cuando la Constitución admite la posibilidad de secesión siempre que ¡todos los españoles! lo decidan por mayoría algo que, como es evidente, no ha ocurrido?, ¿Cómo podrán justificar que, una mayoría de catalanes pide la independencia, desde el momento que, en lo que ellos mismos calificaron de “referendum plebiscitario”, o lo que es lo mismo, las pasadas elecciones autonómicas catalanas, los que votaron a los partidos denominados “constitucionalistas” superaron por un 53% a un 47% a los que lo hicieron por los separatistas?

Claro que, hasta este momento, aparte de la solemne declaración hecha por la presidenta del Parlamento Catalán, la señor Forcadell, avanzando la intención de los que constituyen la mayoría en dicha institución, que coincide con el número de escaños de los que votaron unidos para conseguir una votación mayoritaria que, vean ustedes los designios del destino, se les escapó por un puñado de votos que fueron a parar a un partido de antisistemas, anarquistas, partidarios de salir de Europa y de romper inmediatamente con el Gobierno de España, la CUP, que se han convertido en la llave para que Mas pueda ser investido presidente del Parlamento pero que, hasta ahora, se las han arreglado para tenerlo en la picota arrancándole, como un experimentado sacamuelas, todo aquello que a ellos les ha interesado conseguir, sin que, a pesar de la humillación inflingida al candidato, hayan dado sus votos para una posible investidura.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no nos queda más que esperar a que estos que nos vienen anunciando la rebelión en contra de España, den el primer paso, saltándose la legalidad vigente, para que el mecanismo legal de la Justicia española se ponga en funcionamiento. Entonces podremos comprobar si, su intención de obviar las leyes españolas, les pone a salvo de lo que decidan los tribunales españoles respecto a su deslealtad para con el resto de España y de los españoles, que queremos seguir siéndolo, aunque residamos en Cataluña. Será interesante comprobarlo.

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Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.

 
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