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Otro brote del olivo

José Enrique Centén
sábado, 28 de noviembre de 2015, 01:26 h (CET)
Ese es el nacimiento de mi hijo el pasado 25 de noviembre de 2015 a las 13:15 h., muchos dirán, sin decírmelo por creer molestar por prudencia, prudencia que a veces molesta, es una locura; primero por la edad, segundo por los tiempos que corren.

A lo primero respondo, que sí, que es una locura, pero a poco menos de cuatro día y dos meses de cumplir mis primeros 64 años la edad, no es un impedimento, sé perfectamente que no soy tan flexible para la aventura que supone juguetear con ese torbellino que es una criatura, pero creo que he hecho el rodaje con su hermana Séfora de poco más de tres años, y razones tengo, una es para que su hermana no se críe sola y, qué carajo, porque me apetecía, no llegué a disfrutar de esa algarabía con sus hermanas mayores, al menos a estos dos últimos vástagos intentaré compensarles y compensarme de un tiempo no disfrutado, es egoísta mi forma de pensar, lo sé, pero antes solo me preocupé de ganar dinero, comprar un piso, tener mejor coche casi sin prestar prácticamente atención a mis dos primeras hijas, solo tenía una fijación, darles cosas de las que no pude disfrutar de pequeño.

A la segunda pega, la crisis y los tiempos que corren, les respondo que no se han parado a pensar que son parecidos a los que corrieron nuestros padres con la generación de los 50, mi generación, sufrieron la autarquía, el racionamiento, la falta de sanidad, educación mínima o muy costosa, los trabajos precarios… y a pesar de todo ello sacaron adelante su prole.

Volverán a rebatirme esta alegría con argumentos como “con todo lo que has luchado para vivir y tener en tu cercana jubilación un descanso merecido” ¿ahora hijos?, a los que así piensan les respondo que no quiero convertirme en un paseante rutinario, comprar el pan, recoger o llevar a los nietos a la guardería o la escuela, tenerlos algunos fines de semana para que sus padres disfruten de una salida o en los periodos vacacionales de las escuelas, que son las tareas propias de abuelos asalariados y jubilados en la mayoría de los casos, y como lo tengo que hacer, que sean por mis hijos, procuraré en la medida de lo posible jugar con ellos, aunque ya no pueda agacharme por la puñetera artrosis de las rodillas, porque me gusta que me echen de menos si no voy a buscarlos al colegio, ocurre ahora si no llego a tiempo, quieren sentir tu presencia incluso aun jugando a solas y nota tu ausencia, se da el caso en esos momentos porque le pregunta a su madre de forma, ¿dónde está papi?, más todos los que he vivido desde que nació Séfora plasmados en… http://www.vitrubio03.es/?p=4816, esos mismos que volveré a disfrutar con Víctor, es mi deseo, como lo es también que sea el complemento de su hermana por su segundo nombre, Niker, “ El triunfo”.

De nuevo rejuvenezco, pero para ser sincero, muchas veces desearé que llegue su madre para el relevo, agotan lo indecible, vamos, un ”jarton” de niños, y casi seguro que alguna clamaré con la misma expresión de mi madre cuando decía, ¡Herodeees ven!

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