Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Artículo opinión

Saber discernir

Javier Úbeda Ibáñez
Redacción
miércoles, 17 de septiembre de 2008, 15:53 h (CET)
Existe un viejo principio que puede considerarse como una de las reglas universalmente admitidas de la conducta humana: el fin no justifica los medios. Habría que recordar también otro principio, tan válido y cristiano como el anterior y mucho más elemental: los medios no justifican el fin. ¿Adónde queremos ir a parar con esto? Lo aclararemos en seguida.

Podría ocurrir que un imprudente fervor propio de principiantes ingenuos, llevase a algunos a pensar que cualquier opción política, con tal que haya sido reconocida como democrática, sería desde ese mismo momento admisible para un ciudadano cristiano; o bien –y esto resultaría todavía más aberrante-, que toda nueva normativa, con tal de que sea implantada por un procedimiento legal democrático, resulta también moralmente lícita y puede seguirse con recta conciencia. Las cosas no son exactamente así.

La democracia es sobre todo un método, un procedimiento, que establece unas reglas de juego para la vida pública que, si se observan lealmente, pueden producir indudables beneficios: eliminar traumas violentos en la política de un país y garantizar que las alternativas entre diversas opciones que con el tiempo se produzcan no desemboquen nunca –como en los regímenes totalitarios- en una aventura sin posibilidad de retorno. Pero la democracia –el medio- no justifica los fines que por ella se alcanzan, porque no es el bautismo en un Jordán purificador que limpia y santifica todo lo que toca. Un mal –como, por ejemplo, el divorcio- establecido por un procedimiento democrático, no por eso deja de ser mal y para el cristiano seguirá siendo siempre moralmente ilícito; y hay opciones políticas que una legalidad democrática puede reconocer y que son absolutamente incompatibles con el Cristianismo.

La democracia, en suma, no dispensa al católico del deber de ejercitar su facultad de discernimiento, que es arte de distinguir entre el bien y el mal y de acertar con el camino recto.

____________________

Javier Úbeda Ibáñez es escritor.

Noticias relacionadas

Se trata de un debate importante, dicen. Los grandes filósofos del animalismo, hablan sobre cómo debe transcurrir la lucha, de su estructura ideológica óptima. Singer ya hizo bastante el ridículo con su decepcionante ensayo Liberación animal, con el que se confirmó reeditándolo infinidad de veces y hoy, medio siglo después, ha vuelto a editar su obra que es considerada por muchos como “la Biblia” del movimiento de los derechos de los animales.

Tras el inesperado reconocimiento del Emirato talibán por parte de la Federación Rusa, se desató una ola de conmoción en las redes sociales y los círculos políticos. Este hecho provocó reacciones tan generalizadas que dominó las noticias y los relatos mediáticos. Sin embargo, desde una perspectiva realista, ¿qué ha cambiado realmente para justificar tal pánico entre nuestra gente?

Internet se ha convertido en el terreno de juego perfecto de esta nueva forma de hacer política, y “la desinformación en su abono”. Por ejemplo, son constantes los mensajes cruzados en las redes sociales entre políticos o entre políticos y personajes de la sociedad civil, algunos de ellos extremadamente virulentos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto