Ole, ole, y ole, claman miles de aficionados verbeneros, mientras -eternamente mientras- el animal vivo del cual resalta valentía y nobleza, mortalmente herido de indignación, observa, en toda su visión azabache, la letanía complejidad de variados y variopintos personajes que en la plaza babean extasiados... Damiselas y devotos, alguaciles y cabestrillos, charangas y vino llenan la plaza de mísera inteligencia de un ser vivo llamado sabio, el cual confunde, la rancia tradición con el Arte Universal.
Sin duda los aficionados no estarán de acuerdo con mi exposición, es normal, su fogosidad hacia la tauromaquia está tan arraigado a su ser que nada les hará cambiar de idea.
Estos individuos, entienden, sienten, y asumen como Arte, la lidia cuando en realidad la misma trata de una simple tradición, un mero juego humano que se practica dentro de una plaza hastiada de arena e impregnada de sangre; Un juego, un simple retozo en favor de un supuesto Arte que acaba asesinando a un ser vivo, el toro, que en nada se le solicitó ser parte de un negocio muy lucrativo, entre otras cosas, donde él sólo haya la muerte.
Deberían de saber los aficionados que el Arte, el verdadero Arte que al humano le corresponde más que a nadie de los seres vivo, es el de crear Vida, preservar vidas, ayudar vidas, facilitar vidas, amar vidas eso es Arte, es decir justo todo lo contrario del mal llamado arte taurino, ya que el mismo lleva implícito la muerte de un ser vivo.
Ser vivo con tanta o más dignidad que cualquier otro ser, incluido el maligno ser humano.
Se han puesto a pensar alguna vez... ¿Quiénes somos nosotros para asesinar vidas que no nos corresponden?
¿Se han preguntado qué licencia, ley o fuero nos ampara para dar muerte a la vida?
¿Acaso asiste a los vivos humanos más razón universal que a los demás seres vivos?
Pues bien se lo diré yo, ninguna licencia o razón tenemos, absolutamente ninguna, que no sea la que predican todos los seres vivos, los cuales solamente matan para alimentarse, en virtud del sentido que todos tenemos de la supervivencia.
¿Qué dirían ustedes de un supuesto evento donde un toro con la capacidad de un humano toree a un humano con la capacidad de un toro? El asunto es el mismo, idénticamente el mismo únicamente cambia el animal de sacrificio.
No exagero, el asunto es el mismo, idéntico si partimos de que no hay razón lógica alguna por la cual el ser vivo llamado humano tenga más derecho a la vida, la dignidad y libertad que los demás seres vivos.
El humano ostenta para sí “el merito” de ser el animal vivo más cruel, ruin, odioso, vengativo, destructor, asesino, violador habido en la tierra desde su nacimiento.
El mal llamado arte del toreo, al igual que otros artes que produzcan desprecio, humillación o muerte a otros seres vivos e incluso a la propia humanidad en realidad es pura tradición, estúpidas tradiciones inaceptables mentalmente en la época actual.
Acuchillar la dignidad de un animal, infligirle dolor, sofocarle acorralarle, prender fuego sus astas y otras tantas cacerías y safaris es de seres fanáticos de memos llamados humanos al igual que hacer arden toneladas de pólvora en honor de vírgenes o santos, o arrojar miles de toneladas de alimentos a las cloacas, míseras cloacas del ser vivo más estúpido, mientras millones de seres idénticos se mueren de sed y hambre...
Volviendo a la tauromaquia muchos aficionados, pueden alegar goyescas razones para justificar su afición como amor a un arte que en la antigua Roma denominaban “espectáculos circenses” los cuales consistían en soltar una manada de Uros -especie bovina extinguida- en la arena del circo donde eran capturados y dados muerte.
Es en el siglo XI cuando comienza la práctica taurina del lance presentándose en plazas abiertas, luego es un hecho que la práctica de la tauromaquia viene de siglos atrás, pero esto no significa que la misma conlleve Arte alguno.
Los eventos taurinos son costumbres trasmitidas de padres a hijos, costumbres de hace siglos que con el actual conocimiento del saber el tal arte taurino no pasa de ser una payasada mental con muchos payasos.
Para no caer en demagogias baratas, me explico; a cada época le corresponde unos determinados juegos, usos, entretenimientos, fiestas etc. En la época romana el circo era la exaltación absoluta de las multitudes. Actualmente nadie tomaría tal evento como otra cosa que no fuera una masacre sangrienta, sin embargo, bajo aquellas mentalidades el circo era lo más sublime al igual que matar enemigos en el campo de batalla, el arte de la guerra, o la lucha a muerte entre gladiadores
En resumen seguir con tradiciones que no corresponden a la era del conocimiento en la que estamos es seguir avalando los desmedidos eventos en muchos caso infrahumanos de generaciones primitivas cuyos conocimientos nada tiene que ver con los actuales o al menos así debería ser.
Actualmente muchos son los que se divierten con lo que se divertían sus mas arcaicos ancestros confundiendo el arte con la tradición y otras costumbres sangrientas de siglos pasados.
No lo duden, no deseo herir sensibilidad alguna, asumir como fiesta del arte (una reyerta donde un ser vivo muere asesinado por otro ser vivo) es razonar única y exclusivamente con el fanatismo de las tradiciones del pasado. Pasado que sólo ha de servir a la raza para aprender de sus errores si en verdad deseamos avanzar hacia un mundo civilizado.
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