¿Hasta que punto es lícito que un aspirante a la presidencia del gobierno utilice el engaño para acceder al cargo? Esta pregunta es la que podrían hacerse los ciudadanos de que buena fe han votado al PSOE para que renueve su mandato por cuatro años más al frente del Ejecutivo. Estoy convencido que si la crisis, ya declarada por el propio señor Solbes, hubiera comenzado cuatro o cinco meses antes de lo que lo ha hecho la victoria del señor Zapatero y los suyos hubiera sido, sin duda, más problemática; sin embargo, vean por donde la suerte se alió, una vez más, con los que han hecho de la mentira, la superchería y el engaño su arma favorita y, sin duda, efectiva para llevar a la ciudadanía a su redil. Lo verdaderamente preocupante de estos cuatro años que nos esperan es que, sólo empezar, ya estamos vislumbrando que el procedimiento de descrédito contra el partido principal de la oposición, las malas artes para restarle credibilidad y los subterfugios para apartarlo, de nuevo, de la arena política; se están empezando a repetir con las mismas características y procedimientos que utilizaron los socialistas para anular al PP en la anterior legislatura.
Estamos en plena crisis, sin que ni el señor Solbes ni nadie del equipo de Zapatero, parezca haberse enterado ni tomado cartas en el asunto para intentar poner remedio, en lo que cabe, a tan sombrío panorama. Pero ya tenemos al señor Pepiño Blanco en su especialidad de Rasputín del señor ZP, tergiversando las cosas, embarullando la situación y sembrando cizaña para intentar cargarle el mochuelo al PP de no comportarse éticamente al negarse a ceder uno de los puestos que le corresponden de la Mesa del Congreso a las formaciones nacionalistas. Desde luego este señor tiene más cara que un burro con paperas; ¡tiene la santa desvergüenza de pretender que el Partido Popular ayude a los nacionalistas catalanes y vascos!, los que más críticos se han mostrado siempre con él; los que no tuvieron empacho en firmar el espurio Pacto de Tinell comprometiéndose a no pactar en ningún caso con el PP, y todo ello renunciando a un puesto que se les concede en virtud de los diez millones doscientos mil votos que así han querido que fuera. Lo de siempre, la intoxicación de la opinión pública por medio de la difusión de las falsedades a través de los medios de comunicación, que los apoyan y que tanto han contribuido a que ganaran de nuevo la elecciones.
Pero estas noticias, estas cortinas de humo, estos placebos que les lanzan a los ciudadanos no tienen otra misión que intentar desviar la atención de la ciudadanía de la realidad, de la cruda evidencia que día a día,se está empeñando en demostrar que, tanto Zapatero, como Solbes, De la Vega y toda su cohorte de sicarios engañaron, mintieron, desinformaron y obviaron tratar de lo que ha resultado evidente: España está entrando en crisis y, contrariamente a lo que estuvieron afirmando durante su campaña electoral, esta crisis, por nuestra especial dependencia de la construcción, por la enorme desproporción de nuestra burbuja inmobiliaria y por el enorme número de empresas que rodean en España el ramo de la vivienda; nos va a afectar más que a cualquier otro país europeo. Por de pronto ya se barajan cifras de un incremento del 9,5% del paro; se habla que el precio de la vivienda caerá del orden de un 8% desempleo para el año 2009. A todo esto no perdamos de vista que en España existen 1.500.000 viviendas en oferta y que las perspectivas anuales de compra no superan las 350.000 lo que pronostica que si se sigue construyendo, aunque sea en menor cantidad, se añadirá a esta gran bolsa de oferta.
El goteo incesante de empresas que están en apuros económico no se limita a las pequeñas inmobiliarias, sino que ya está empezando a las grande empreas como hemos podido comprobar recientemente con la quiebra de la empresa SEOP que a dejado a cerca de 1.000 empresas de autónomos afectadas por los impagos. Pero no nos dejemos engañar pensando que esta desaceleración del mercado sólo afectará a la construcción y a las empresas auxiliares de la misma que, con ser muchas, no ocupan todo el cupo de los españoles que se verán afectados directa o indirectamente por la crisis. El Euroibor, contradiciendo por enésima vez al Pinocho de Solbes, se ha vuelto a situar por las nubes situándose al 4,736% lo que supone para una hipoteca media del 2007, de 149.000 euros a 26 años pasaría de 820 euros en marzo del 2007 a 861 euros en marzo del corriente año o sea un aumento de 496 euros anuales ( datos aparecidos en Libertad Digital).
A todo esto el coste de la cesta de la compra continúa por las nubes, lo que ha producido el efecto de que las ventas al pormenor del mes de febrero hayan vuelto a caer y, es evidente, que entre los consumidores existe una retracción cuando se trata de los gastos superfluos y una selectividad, cada vez más pronunciada, en la elección de artículos de consumo de menor precio. La tendencia es pues pesimista y sin que se prevean, a medio y corto plazo, soluciones que permitan esperar que se supere la crisis a la que estamos abocados. No olvidemos que el desempleo ya está afectando a muchos desempleados procedentes del sector inmobiliario y que las perspectivas como ya hemos apuntado anteriormente, son de qué continuará aumentando. Ya veremos en los efectos colaterales que podrá tener en otros sectores como el turismo interior, los comercios de tejidos y los artículos de lujo. Mientras tanto el Gobierno en funciones lanzando globos de colores hasta que se den cuenta que, con ellos, no se alimenta a los parados.
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