| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
|
|
Hay momentos en los que las actuaciones de algunos seres humanos con los que nos topamos a diario, nos llenan de zozobra porque sus retorcidos mensajes, lejos de encajar en lo que pudiéramos llamar la lógica o el sentido común, se alejan cada vez más de los postulados que gozan de mayor consenso. Me voy a referir a los llamados progresistas, que aspiran a que el mundo funcione bajo la batuta de sus interesadas sinfonías, sin pensar que caen en constantes contradicciones.
Hoy concretamente quiero hablar de los antitaurinos, que defienden a capa y espada la abolición de las corridas, por la supuesta crueldad que representa el sufrimiento que se inflige a los toros. Y, naturalmente, sin tener en cuenta los muchos beneficios que esta actividad cultural proporciona en mantenimiento de dehesas, de puestos de trabajo y el de asegurar el futuro de un animal único en el mundo.
Y, para ser coherente, no haré ninguna defensa sobre “la fiesta”, simplemente me limitaré a dar mi opinión sobre la incoherencia de muchos de estos “salvadores de los animales” y su postura a favor de lo que -para mí- sonverdaderos asesinatos, como los abortos y las eutanasias, contra los seres humanos más vulnerables: los niños que están aún en el claustro materno, y los ancianos a los que se les hurta aplicar paliativos por el costo que ello represente, o cualquiera otra excusa que quieran argüir.
Y aunque, no cabe hacer ninguna comparación posible, sí quiero aportar lo que dicen las estadísticas sobre ambas actividades. En España, se lidian al año alrededor de 9.000 toros y se practican una media de 90.000 abortos. Sobre las prácticas de eutanasia, aún no tengo cifras fiables.
Existe la presencia de un nuevo mundo en nuestra Patria Nicaragua, extensivo a todos los países del mundo como mejor les convenga y competa. No hay nada mejor y bonito que vivir en paz, y tranquilidad, sin odios, pues entre todos se puede evitar una hecatombe, hay que observar la realidad que nos merodea, que no es justo estar buscando descontentos, no se logra nada con ello.
El atrevimiento consiste en cierta medida en asumir riesgos, ello es fundamental para nuestra existencia, y también lo es su justa ponderación en nuestras decisiones. En la industria financiera, particularmente en la evaluación de riesgos, existe una máxima: “A mayor riesgo, mayor rentabilidad esperada”.
En la compleja danza entre poder y libertad, el anhelo de control ha sido un motor perpetuo de la historia humana. Desde los regímenes totalitarios hasta las dinámicas cotidianas, el deseo de dominio sobre otros se manifiesta de diversas formas, moldeando sociedades y restringiendo la autonomía individual.
|