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El argumento de la ideología de género

Jesús Martínez (Gerona)
Redacción
lunes, 28 de enero de 2008, 08:18 h (CET)
Los estudios y políticas de género repiten como un dogma, una y otra vez, que el sexo es independiente del género, reduciendo la definición de sexo exclusivamente a las características anatomofisiológicas que distinguen al hombre y a la mujer y aludiendo que el género se conforma por elementos socioculturales asignados. Que la sociedad y la cultura determinan el género a través de la educación.

Estas afirmaciones no cuentan con un respaldo científico que las acredite como verdaderas. Una teoría absurda que fracasó desde su experimentación. Fue el psicólogo y sexólogo neozelandés, Dr. John William Money, el padre del concepto género, a él se deben las investigaciones sobre "identidad de género y rol de género".

De esta manera, Money pretendía demostrar que los niños nacen psicosexualmente neutrales y que se les puede asignar uno u otro género en los primeros años de su vida, que con sólo un cambio en la práctica de su aprendizaje, junto con una sencilla intervención quirúrgica era posible construir una nueva identidad de género y un niño podía convertirse en una niña y una niña en un niño. No hace falta repetir que esta investigación fracasó, pero hoy hay quien se empeña en venderla como un hecho confirmado y la utilizan como argumento para defender sus posturas.

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Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
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