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Etiquetas | Política | Podemos

Yo me acuso

Soy de Podemos
José Enrique Centén
jueves, 18 de junio de 2015, 23:18 h (CET)
Soy de PODEMOS, he contado chistes de monjas, guardia civiles, gitanos, curas, mariquitas, gangosos, ciegos, putas, policías, negros, del ministro de hacienda en junio de cada año, de jueces, fiscales, de los sionistas, de distintos ministros, de los borbones actuales, de sus hermanas y cuñados, de los Papas, de tetas, de diputados imputados (perdón investigados), de secretarios de Estado, de gobernadores civiles, delegados provinciales, presidentes de gobierno.

También me acuso de haberme llevado alguna vez bolígrafos y cuadernos de mi empresa, he hecho fotocopias particulares. Tengo mi casa hipotecada hasta el 2022, el saldo a día de hoy en el Santander es de 262€ hasta el 30 que cobre (comparado con otros soy un privilegiado). No tengo tarjeta de esas que gasta Rato, Blesa y compañía, no soy ninguno de los 750 de la amnistía fiscal, no tengo dinero en Suiza, Gibraltar, Andorra y otros lugares que ni en el mapa encuentro, no soy funcionario designado por un dedo político, ni asesor, ni consejero. Soy partidario de las libertades individuales, incluso del aborto, también de una sociedad igualitaria, no confundir con comunista, como creerá más de uno, no porque no sea un ideal, sino que es muy difícil de conseguir, hasta ahora siempre han aparecidos dirigentes sin escrúpulos, o el súmmum de toda sociedad, la anarquista, la gran utopía, paso siguiente de la comunista con su lema “ni Dios, ni Patria, ni rey”, que suena muy bien.

Ya no solo pretenden acabar con la libertad de expresión, también con nuestra idiosincrasia, porque somos capaces de reírnos de nosotros y de los demás. Quieren que seamos pobres por los recortes, semi-esclavos por la reforma laboral y un pueblo de abúlicos y tristes.

Porque si a Zapata le investigan por apología del terrorismo e incitar al odio por unos chistes de hace años, y con petición de condena, yo, como reincidente desde mi más tierna pubertad y según criterio de un miembro supernumerario del Opus Dei, secta católica que entre otras lindezas amenaza a los miembros que intentan abandonar o los llevan a psiquiatras o psicólogos pertenecientes a la Obra, este ministro digno representante de la moderna Inquisición no sé cómo actuará contra mí y lo que me pueda caer según su criterio, y si además se entera que una persona me calificó de seguidor de Pol Pot, por lo tanto de genocida, ya sería el no va más, espero que no actúe el Inquisidor por este motivo, aunque no me extrañaría, pero estoy tranquilo la hoguera no está en el Código Penal, por ahora. El cariz que está tomando los chistes allende a nuestras fronteras, es tal, que desde el país oficial del sionismo (EE UU) pretenden acusar a Zapata de genocida poco más o menos. Sin olvidarnos de los políticos, perdón, hipócritas del nuestro, capaces de pedir la dimisión de Zapata, y callar ante las declaraciones sobre nuestra Memoria Histórica tildándola poco menos que de un negocio.

Yo al contrario de lo que dice Mayoral, creo que esta maniobra tiene pinta, en diferido, de un nuevo “tamayazo” con su “quinta columna” para acabar con el gobierno de Carmena, según se desprende por la actitud de su hipotético aliado hoy, el apellidado como a ella pero con o.

¡Y pensar que siempre me ha parecido un hombre honesto políticamente!, todos nos equivocamos, no él, sino yo.

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Los legisladores actuales se han acostumbrado, de una forma que yo llamaría indecente, a lo que se le ocurre (sea lo que sea) a alguno de esos personajes (masculinos, femeninos y neutros) de la rampante y vulgar moda de los pijos progres. Estamos observando en los últimos tiempos que el legislador actual se entromete en ámbitos privados sin ningún recato, creando normas para regular los modelos que necesita para la promoción de su disparatada ideología.

En medio de la escalada del aluvión de desastres climáticos que nos acorralan y de los incesantes conflictos que nos persiguen, defender los valores humanos y la ética humanitaria, es una de las más urgentes necesidades del momento. Hoy más que nunca precisamos reponernos, trabajar en los valores interiores de cada cual, para encontrar el reposo necesario y la primordial quietud que generan las razones de la esperanza, que todos nos merecemos por el mismo hecho de nacer.

Ni teléfono ni internet, lo justo para sentirse desnortado y pensar en otras posibilidades. Al abrir la ventana escuché a varias personas que llevaban un transistor en la mano, pegado al oído como aquel fatídico 23F o las tardes de domingo para conocer los resultados del fútbol. Decidí no esperar más y pensé dónde podía estar alguno de los dos transistores que tenía en otra época. No tardé en encontrarlos y, tras poner pilas nuevas, resulta que funcionaban como el primer día.

 
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