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El diablo mata a disparos

Kyle

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Esta es la historia de un hombre que formó parte del escuadrón militar más importante de Estados Unidos, la unidad de élite SEAL de la marina estadounidense. Kyle fue combatiente en Iraq, donde le apodaron el Diablo de Ramadi. Según las cifras que aportó el Pentágono, mató al menos a 150 personas insurgente entre los años 1999 y 2009, aunque bien es cierto que en el libro que él mismo escribió habla de más de 250. Debido a esta actividad tan terrorífica para los iraquíes, estos pusieron precio a su cabeza, siendo el más buscado entre los militares americanos afincados en suelo iraquí. Con esto ya sabemos cuál es el precio por matar a la misma muerte: 80.000 dólares.

"La primera vez, ni siquiera estás seguro de que puedas hacerlo (matar). Pero yo no estaba allí mirando a esas personas como personas. No me preguntaba si tenían familia. Solo estaba tratando de mantener a mi gente a salvo."

Como consecuencia de sus actos, Christopher Scott Kyle fue galardonado con dos Estrellas de Plata, cinco Estrellas de Bronce con distinción al Valor y otras condecoraciones. Tras diez años de servicio a su país, Kyle decidió no volver a alistarse y así poder dedicarse por entero a su familia. Ello significaba el adiós a las Fuerzas Armadas, pero no se alejó mucho de ese mundo pues creó una empresa dedicada a entrenamiento militar en situaciones de máximo riesgo, lo mismo que él había vivido en Iraq. A parte también aportaba ayuda psicológica a veteranos de la guerra, intentando ayudarles a su reinserción social sin que el estrés postraumático les impidiera vivir en paz.

En el año 2013, el francotirador más letal de la historia de Estados Unidos fue asesinado, a sus 38 años, por un marine en un campo de tiro en Texas. Fue abatido por varios disparos de bala. Junto al cadáver de Kyle se encontraba el cuerpo de otro soldado identificado como Chad Littlefield, de 35 años. El principal sospechoso de estas muertes fue Eddie Routh, de 25 años. Poco más se sabe de este fatídico suceso.

En definitiva, este tipo de personas capaces, mentalmente y moralmente, que procuran los mejor para los suyos, que se responsabilizan de alcanzar la victoria por encima del enemigo, sin preguntar nada ni caer en falsas tentaciones, estas personas hacen que un país como Estados Unidos esté en la posición que está. Compromiso, es así de simple, no es un monstruo el que defiende a su país y a su gente, al igual que no es un monstruo el granjero que mata a los buitres para evitar que dañen su ganado. Pero claro todo depende del punto de vista del prisma con que se mire, para los americanos es un héroe y para las familias de las personas que mató es un demonio y un enemigo, pero ¿quién lleva razón?

No me da reparo afirmar mi admiración por alguien que pasa por todo eso con tal de defender lo que es suyo y en lo que cree.

Kyle

El diablo mata a disparos
Jesús Campos
lunes, 1 de junio de 2015, 01:23 h (CET)
Esta es la historia de un hombre que formó parte del escuadrón militar más importante de Estados Unidos, la unidad de élite SEAL de la marina estadounidense. Kyle fue combatiente en Iraq, donde le apodaron el Diablo de Ramadi. Según las cifras que aportó el Pentágono, mató al menos a 150 personas insurgente entre los años 1999 y 2009, aunque bien es cierto que en el libro que él mismo escribió habla de más de 250. Debido a esta actividad tan terrorífica para los iraquíes, estos pusieron precio a su cabeza, siendo el más buscado entre los militares americanos afincados en suelo iraquí. Con esto ya sabemos cuál es el precio por matar a la misma muerte: 80.000 dólares.

"La primera vez, ni siquiera estás seguro de que puedas hacerlo (matar). Pero yo no estaba allí mirando a esas personas como personas. No me preguntaba si tenían familia. Solo estaba tratando de mantener a mi gente a salvo."

Como consecuencia de sus actos, Christopher Scott Kyle fue galardonado con dos Estrellas de Plata, cinco Estrellas de Bronce con distinción al Valor y otras condecoraciones. Tras diez años de servicio a su país, Kyle decidió no volver a alistarse y así poder dedicarse por entero a su familia. Ello significaba el adiós a las Fuerzas Armadas, pero no se alejó mucho de ese mundo pues creó una empresa dedicada a entrenamiento militar en situaciones de máximo riesgo, lo mismo que él había vivido en Iraq. A parte también aportaba ayuda psicológica a veteranos de la guerra, intentando ayudarles a su reinserción social sin que el estrés postraumático les impidiera vivir en paz.

En el año 2013, el francotirador más letal de la historia de Estados Unidos fue asesinado, a sus 38 años, por un marine en un campo de tiro en Texas. Fue abatido por varios disparos de bala. Junto al cadáver de Kyle se encontraba el cuerpo de otro soldado identificado como Chad Littlefield, de 35 años. El principal sospechoso de estas muertes fue Eddie Routh, de 25 años. Poco más se sabe de este fatídico suceso.

En definitiva, este tipo de personas capaces, mentalmente y moralmente, que procuran los mejor para los suyos, que se responsabilizan de alcanzar la victoria por encima del enemigo, sin preguntar nada ni caer en falsas tentaciones, estas personas hacen que un país como Estados Unidos esté en la posición que está. Compromiso, es así de simple, no es un monstruo el que defiende a su país y a su gente, al igual que no es un monstruo el granjero que mata a los buitres para evitar que dañen su ganado. Pero claro todo depende del punto de vista del prisma con que se mire, para los americanos es un héroe y para las familias de las personas que mató es un demonio y un enemigo, pero ¿quién lleva razón?

No me da reparo afirmar mi admiración por alguien que pasa por todo eso con tal de defender lo que es suyo y en lo que cree.

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