Siempre se ha dicho que la lectura es un hábito en retroceso entre la población de a pie. Sin embargo, parece que no es así, o, al menos, no en todos los casos. Según el Instituto Nacional de Estadística, en los últimos 5 años, pese al auge experimentado por otros formatos como la prensa digital, la venta de periódicos tradicionales, los de papel de toda la vida, sigue defendiéndose con uñas y dientes y un incremento en este lustro del 4,4%, hasta situarse el número de consumidores de prensa diaria casi en el 42%.
Dicho lo cual, la creencia generalizada de que la gente no lee pierde fuelle a pasos agigantados. De hecho, da la sensación de que son los sectores más debilitados por esta tendencia, nos referimos a la lectura literaria, los que tratan de hacer la propaganda en este sentido. Para propaganda novedosa, seguro que lo han notado, la del Gobierno de España en prensa, radio y televisión. Así reza la coletilla final en todos los anuncios institucionales. Si antes eran los distintos organismos -ministerios o agencias dedicadas a materias específicas- los que otorgaban oficialidad a esa publicidad, el Ejecutivo ha decidido responder a las airadas críticas de la oposición respecto a la dejadez de la identidad nacional. Gobierno de España p´acá, Gobierno de España p´allá. Este es el resultado de un concurso público en el que han concurrido tanto empresas especializadas como particulares y que ha definido logos y estrategias para volver a poner en boga esa identidad al parecer perdida. Gobierno de España que no España, una pequeña gran diferencia en forma y fondo que también se ha notado en las obras presentadas.
Puede que nuestras opiniones no sean las únicas que tengan la razón de su lado, hasta es más que posible que los errores de criterio se reproduzcan con frecuencia. No obstante, hay una máxima que, lejos de coincidencias o desavenencias, hay que respetar y apostar decididamente por ella: la base de cualquier opinión propia es la información.