Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Ver | juzgar y actuar

La misa en latín

Francisco Rodríguez Barragán
Francisco Rodríguez
miércoles, 25 de julio de 2007, 23:10 h (CET)
La decisión del Papa de promover la misa en latín me ha llevado a repasar la Constitución sobre la sagrada liturgia del Concilio Vaticano II y compruebo que, en ningún momento, se dice nada de suprimir el latín sino que expresamente se indica que se conservará su uso, aunque a continuación se dispone que “como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas ocasiones, tanto en la misa como en la administración de los sacramentos y en otras partes de la liturgia se le podrá dar mayor cabida, ante todo en las lecturas y moniciones…”

La reforma litúrgica que se fue imponiendo después del Concilio barrió literalmente el latín de todas las celebraciones, perdiéndose un elemento unificador e identitario para los cristianos que nunca se sentían extraños en ningún país al participar en la eucaristía. Mucha gente utilizaba el misal, casi siempre bilingüe, con el que podían seguir la misa de San Pío V sin ninguna dificultad.

La reforma litúrgica nos pareció bien a los cristianos que vivimos el cambio, aunque visto ahora, con la perspectiva del tiempo, hemos de reconocer que a pesar de utilizar la lengua vernácula no ha aumentado la asistencia a la misa dominical, que los cánticos se han quedado anticuados, que la participación de los fieles por regla general es escasa y casi siempre reducida a un pequeño grupo de colaboradores incondicionales.

Escucho y leo a muchas personas que se escandalizan de que puedan volver a celebrarse misas en latín, argumentando que es una lengua que ya no conocen ni los curas, lo cual es cierto. La pérdida del latín en nuestros planes de estudios es culturalmente de lo más lamentable.

Los habituales teólogos de la confrontación con la jerarquía han lanzado sus proclamas condenatorias, adjudicándose a sí mismos la autoridad que niegan al Pape y los obispos.

Pero puestos a escandalizarse, a mí me parece escandaloso que el uso de las lenguas vernáculas sea un elemento más de la inmersión lingüística de ciertos nacionalismos. Comprendo perfectamente que si voy a Francia la misa se celebre en francés o si voy a Alemania en alemán, pero me siento bastante incómodo en un funeral en el que los amigos y familiares del difunto tienen como lengua materna el castellano y el celebrante, sin hacer caso a la petición de los asistentes, utiliza su lengua vernácula. ¡Benditos tiempos del latín en los que no me sentía extraño en ninguna parte de España, ni del extranjero, cuando asistía a la Santa Misa!

Noticias relacionadas

Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto