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¡El verdadero cristiano sólo rememora Mi resurrección!

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Los cristianos llevan 2000 años recordando la muerte de Jesús de Nazaret, cuando el simple recordar no nos conduce a nada. ¿De qué sirve estar de duelo porque Jesús fue crucificado? Sería mejor que estuviéramos más bien tristes por nuestros propios pecados, pues ellos oscurecen nuestra alma y nos alejan de Dios, la vida. Si paso a paso vivimos según los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, no necesitaremos preguntar a qué religión pertenecemos, podremos decir con razón que somos los de Jesús, los del Cristo vivo y que seguimos Sus Enseñanzas y por tanto somos cristianos.

Todo lo demás, dogmas, ritos y cosas por el estilo son sólo flores aparentemente cristianas. Pero quien sabe y cree que el Espíritu de Cristo vive en nosotros, que Dios, el gran Amor, nos ama a cada uno de nosotros, o que el Padre Eterno jamás nos condena, ese, con todo su corazón, dirá sí a Cristo y a Sus Enseñanzas.

Todos los cristianos creemos que Cristo resucitó. Pero ¿qué diría el Espíritu vivo del Cristo de Dios en la actualidad sobre el corpus que adoramos y sacamos en procesión cada Semana Santa? Un extracto del libro Mensajes del Infinito de la Editorial Vida Universal y trasmitido en la actualidad a través de Gabriele de Würzburg nos revela el significado de la cruz con las siguientes palabras:

“Sólo clama, “crucifícale, crucifícale”, quien todavía está sujeto a la cruz de su pecado. Quien se ha crucificado a sí mismo mediante el pecado, sólo ve a través del ojo del pecado y quiere ver a todos allí donde todavía está el mismo: en la cruz del pecado.

La cruz fue erigida con el cuerpo de Jesús, pero el cuerpo fue bajado de la cruz y el Resucitado se ha mostrado y manifestado. Esto significa que Yo, Cristo, Soy la vida resucitada en todas las almas y hombres. El verdadero cristiano ve la cruz sin el crucificado, como signo de la Redención y como resurrección en Dios. La cruz sin el cuerpo simboliza también el camino de la Tierra a los Cielos, al corazón de Dios. Sólo toma en consideración la cruz con el crucificado aquel hombre que aún no ha crucificado su yo y desea aferrarse a lo humano que hay en él.

Los demonios han creado la cruz con el cuerpo, un crucifijo. Con ello quieren simbolizar Mi derrota. Pero la cruz y el crucificado llegaron a ser y son su cruz y su derrota. El verdadero cristiano se acuerda de Mi resurrección, ya que ha resucitado en y a través de Mí. Sólo lamenta Mi muerte en Jesús quien aún no ha resucitado conscientemente en Mí, el Cristo. Quien aún no ha resucitado conscientemente en Mí, es decir quien vive aún en el pecado, clama una y otra vez: “Crucificadle, crucificadle”. Por eso mantienen en alto la cruz con el cuerpo aquellos hombres que todavía mantienen en alto sus pecados, que aprecian su yo inferior.

El hombre que ama su pecado y a este mundo pecaminoso, piensa en el crucificado y no en el Resucitado, porque él mismo aún no ha resucitado en Mí”. Los pioneros para el Nuevo Tiempo, para el tiempo del Cristo, son los Amigos de Cristo en todo el mundo. Quien permanece en Mí, es Mi discípulo o Mi discípula en el presente y en el futuro”.

¡El verdadero cristiano sólo rememora Mi resurrección!

Vida Universal
viernes, 3 de abril de 2015, 21:58 h (CET)
Los cristianos llevan 2000 años recordando la muerte de Jesús de Nazaret, cuando el simple recordar no nos conduce a nada. ¿De qué sirve estar de duelo porque Jesús fue crucificado? Sería mejor que estuviéramos más bien tristes por nuestros propios pecados, pues ellos oscurecen nuestra alma y nos alejan de Dios, la vida. Si paso a paso vivimos según los Diez Mandamientos y el Sermón de la Montaña, no necesitaremos preguntar a qué religión pertenecemos, podremos decir con razón que somos los de Jesús, los del Cristo vivo y que seguimos Sus Enseñanzas y por tanto somos cristianos.

Todo lo demás, dogmas, ritos y cosas por el estilo son sólo flores aparentemente cristianas. Pero quien sabe y cree que el Espíritu de Cristo vive en nosotros, que Dios, el gran Amor, nos ama a cada uno de nosotros, o que el Padre Eterno jamás nos condena, ese, con todo su corazón, dirá sí a Cristo y a Sus Enseñanzas.

Todos los cristianos creemos que Cristo resucitó. Pero ¿qué diría el Espíritu vivo del Cristo de Dios en la actualidad sobre el corpus que adoramos y sacamos en procesión cada Semana Santa? Un extracto del libro Mensajes del Infinito de la Editorial Vida Universal y trasmitido en la actualidad a través de Gabriele de Würzburg nos revela el significado de la cruz con las siguientes palabras:

“Sólo clama, “crucifícale, crucifícale”, quien todavía está sujeto a la cruz de su pecado. Quien se ha crucificado a sí mismo mediante el pecado, sólo ve a través del ojo del pecado y quiere ver a todos allí donde todavía está el mismo: en la cruz del pecado.

La cruz fue erigida con el cuerpo de Jesús, pero el cuerpo fue bajado de la cruz y el Resucitado se ha mostrado y manifestado. Esto significa que Yo, Cristo, Soy la vida resucitada en todas las almas y hombres. El verdadero cristiano ve la cruz sin el crucificado, como signo de la Redención y como resurrección en Dios. La cruz sin el cuerpo simboliza también el camino de la Tierra a los Cielos, al corazón de Dios. Sólo toma en consideración la cruz con el crucificado aquel hombre que aún no ha crucificado su yo y desea aferrarse a lo humano que hay en él.

Los demonios han creado la cruz con el cuerpo, un crucifijo. Con ello quieren simbolizar Mi derrota. Pero la cruz y el crucificado llegaron a ser y son su cruz y su derrota. El verdadero cristiano se acuerda de Mi resurrección, ya que ha resucitado en y a través de Mí. Sólo lamenta Mi muerte en Jesús quien aún no ha resucitado conscientemente en Mí, el Cristo. Quien aún no ha resucitado conscientemente en Mí, es decir quien vive aún en el pecado, clama una y otra vez: “Crucificadle, crucificadle”. Por eso mantienen en alto la cruz con el cuerpo aquellos hombres que todavía mantienen en alto sus pecados, que aprecian su yo inferior.

El hombre que ama su pecado y a este mundo pecaminoso, piensa en el crucificado y no en el Resucitado, porque él mismo aún no ha resucitado en Mí”. Los pioneros para el Nuevo Tiempo, para el tiempo del Cristo, son los Amigos de Cristo en todo el mundo. Quien permanece en Mí, es Mi discípulo o Mi discípula en el presente y en el futuro”.

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