Cada vez que tengo que habar de estas cosas me viene a la cabeza Medio Almud, Tiritaña, Veneguera o Guiguí. Si alguien tiene la oportunidad de viajar a Gran Canaria y opta por alojarse en la zona sur de la isla, mi consejo es que no se limite a disfrutar de la playa en el Inglés o en Maspalomas - no me entiendan mal, esas dos playas, junto a Jandía en Fuerteventura, son, sin lugar a dudas, las tres mejores playas de este país nuestro y, por supuesto, el total de la UE-. Pero si vienen de vacaciones, imitando a los miles de alemanes, franceses, ingleses, suecos, daneses y noruegos que lo hacen todos los años, no dejen pasar la oportunidad de darse un baño en Tiritaña, Venegueras y Guiguí. No son playas a las que se pueda acceder con facilidad por la orografía del terreno. Por poner un ejemplo para llegar a Guiguí tendrán que darse una caminata de varias horas o echar mano de alguna barquichuela desde el puerto de Mogán. Eso sí, la experiencia de estar en una playa cuasi virgen, rodeado de naturaleza y disfrutando de uno de los últimos reductos de litoral salvaje de la isla, es algo indescriptible.
Si lo hacen me gustaría mucho que hicieran una comparación. Prueben a darse un paseo por Playa del Cura, donde existía una gran cantidad de cuevas abiertas al mar, o por Medio Almud. Ambas eran conocidas zonas de anidaje de la pardela cenicienta, en peligro de extinción, lo que no impidió que el Ayuntamiento de Mogán permitiera su defenestración extendiendo permisos para la construcción de sendos hoteles en esos parajes naturales. Y luego, visiten Tiritaña. Si lo hacen recuerden, tanto Playa del Cura como Medio Almud eran así. No duden en escribirme al mail y decirme que prefieren.
Al final, el alcalde de Mogán parecer que va a pagarlas todas juntas por intentar hacer lo mismo en Tauro. Maldita la pena que me da, porque no es que cometan delitos de cohecho, prevaricación, etc, etc, es que debería ser juzgado por robo a mano armada. El robo a punta de talonario del futuro de nuestros hijos, condenados a perder el disfrute del litoral, el disfrute de la naturaleza, tapada para siempre por el hormigón. Poca será siempre la pena de cárcel que se le imponga al que comete este tipo de atentados contra nuestros hijos y contra el futuro.
El día dos de mayo ingresó en prisión Carlos Pascual, ex alcalde por el PP de Pego, condenado a seis años de cárcel por delitos contra los recursos naturales y el medio ambiente, quebrantamiento de medida cautelar, y atentado a funcionario público en la persona del director del parque, Vicente Urios, así como al pago de una multa de 7.290 €uros, siendo condenado también el ex concejal de Agricultura de este municipio José Orihuel -que también era presidente de la Comunidad de Regantes de los Arrozales de Pego- a tres años de prisión e inhabilitación para cargo público electivo, así como a una multa de 7.920 euros. La Audiencia también acordó que ambos indemnizaran a la Generalitat en 1,2 millones de euros por los daños causados en la marjal, aunque fijó que la responsabilidad civil subsidiaria la asuma el Ayuntamiento de Pego y la Comunidad de Regantes. Al parecer el señor ex alcalde quería convertir la zona natural protegida en zona agrícola - aunque teniendo en cuenta que la Marjal pertenece a partes iguales al litoral valenciano y alicantino imagino que el buen hombre se refería a la plantación de césped para campos de golf o plantas de parterre para adornar balcones de apartamentos y entradas de hoteles-. Ya digo, poca pena me parece a mi por robar el futuro de nuestros hijos.
El caso de humedales en nuestro país es especialmente sangrante. Ya en tiempos de Paquiño, el del Ferrol, al dictador no se le ocurrió otra cosa que desecar la mitad de los humedales de las Tablas de Daimiel. Claro que, en aquella época, a ver quien era el guapo que se atrevía a llevar el tema ante un tribunal - sobre todo porque, con toda probabilidad, habría terminado entre rejas el denunciante, no el denunciado-. De ahí que las Tablas de Daimiel lleven en la UVI tantos años.
Ya se ha levantado alguna que otra voz desde su ex partido - en el que, por cierto, su mujer vuelve a presentarse como concejal en Pego- tachando la sentencia de excesiva. Bajo mi punto de vista, la prevaricación, el cohecho, la malversación de fondos públicos, así como los atentados contra la naturaleza al saltarse los informes medioambientales y las normativas o la utilización de suelo público para cualquier otro menester que no sea ese, público, deberían ser tratados con muchísima más dureza en el Código Penal. Todos estos delitos no dejan de ser robos y estafas con el agravante máximo de que los robados y estafados somos todos.
¿Alguien podría decirme el valor de 600 hectáreas de humedales, la pérdida del hábitat natural de cientos de especies, la imposibilidad de que nuestros hijos y nietos puedan disfrutar de esas maravillas naturales y la desaparición, en términos de futuro, de un espacio natural que costó millones de años construir? Si un delito de este calibre sólo cuesta seis años de cárcel poco mensaje se está enviando a los funcionarios públicos electos que deberían velar por nuestro futuro, no robárnoslo.
Suena de fondo "Sorocos", Buddha Bar Recopilation.
Buenas noches, y buena suerte...