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Números

Diego Baigorri
Redacción
sábado, 24 de marzo de 2007, 21:18 h (CET)
Números, mucho de números, ¿cuál te gusta más? Entre el 7, el 28, el 69 y el 9 estamos iguales… Hay tantos números, para todo, lo que imagines… si, para eso también…

Es que, el mundo se mide en números, todo en este mundo son números, no palabras, solo números, por ejemplo: el gasto militar mundial ($) de solamente UN AÑO es mayor que lo que se necesita para cubrir los Objetivos del Desarrollo del Milenio ($) (educación primaria universal, acceso universal al agua, reducir la mortalidad infantil en 2/3) por ONCE AÑOS… ¿Impresionante no? Seguro ya lo sabían, o lo imaginaban, pero ¿a quien le importa?... ahí están, ¡sólo son números! ¿no? Un niño de África muriendo de hambre, o mejor aún, me retracto... no muriendo... no seamos tan extremistas... digamos, un niño sin movilidad, con los huesos y los músculos atrofiados, sin capacidad de razonar, con un cuerpo de apenas el doble del tamaño de su cabeza… es un número… IGUAL QUE NOSOTROS… ¿no? ¿pero… a quien le importa él? ¿a quien le importamos nosotros? (ni siquiera a nosotros mismos). Por que, si hacemos una visión general del asunto, ¿qué hacen las GRANDES naciones al respecto? ¿Qué hacen esas grandes naciones que gastan billones en armamentos para matar a temerarios asesinos huérfanos?...

Más guerra, más víctimas de guerra, más héroes de guerra, más juegos de guerra, más niños en guerra... y... más hambre y pobreza aún... Lo que es decir, no solo hay una "mala distribución" en los gastos, sino, que además con esa "inversión", se genera más "diferencia"... no se busca una "reducción" en la pobreza, o una "factible igualdad", sino todo lo contrario.

El mundo está tan enfermo y arrogante basa todo su accionar en una simple ilusión: el valor de cambio, otro gran invento de la cultura occidental...
O sea, el cambio de una necesidad básica y esencial para la vida, como el alimento, por dinero es una locura, porque existe la posibilidad que nunca se llegue a obtener, haber... existe la posibilidad que no comamos… pero… estamos tan acostumbrados que lo vemos como correcto.

Es que vivimos con un exceso de ilusión social que nos oculta más y más lo real... ¿o es que la realidad dejo de ser lo que era? ¿o es que la realidad es menos real de lo que creemos? ¿o es que ya no sabemos lo que es real?...
Señores, la imagen, el lenguaje, lo artificial, la "realidad superflua", todo es valor de cambio, lo que es derivante de la "necesidad de cambio", del hastío a lo "convencional"... Una "necesidad de cambio", que llevó a la "comercialización", y esto a contar con "recursos" que antes eran insospechados… Cuando la comercialización se torna exorbitante, "in-dimensional", estupidamente gigantescas (como en la actualidad), es algo enfermo.

La celosía de la "vanidad ajena", derivada de la vanidad propia, llevó a la comercialización superflua, a la "homogenización" de las culturas (siendo mal utilizada provocó la "supremacía" de cultura lejanas, y el "desprecio" de la propia).

El mundo busca una identidad propia, ya que se perdieron las identidades de los pueblos, y la irónica impronta de occidente (rey de las culturas superfluas), es la "diferenciación", el "individualismo".

Obsérvese la hipocresía en la que vivimos, queremos diferenciarnos entre nos, para ser igual a "otras culturas", a "otras modas" (léase como una "revolución hipócrita"), con solamente un cambio de ropas, un cambio para esconder lo que realmente somos ante el gran "cielo de neón" de esta "sociedad de neón" occidental.

Un cambio de ropas que nos lleva a seguir siendo iguales, pero disfrazados. Creo que eso es lo que realmente buscamos, el disfraz, no ver que solamente somos "nosotros" (apenas nosotros), seres escuálidos, secos por dentro, con mucho para ofrecer pero sin darlo, sabiendo que nunca vamos a encontrarnos en un "nuevo vestido".

Esta "enferma" persecución del ser (una enfermedad desmedida producida por el "marketing" de "individualización", que gana al "exprimir" los "dolores" de la persona (léase del ser) por no encontrarse) crea nuevas "tendencias", y nuevos tipos de "sintomatologías".

Nuestra sociedad ha desarrollado, por ejemplo, un nuevo tipo de hambre, el "hambre estético", el fantasma del espejo, un hambre "optativo" (creo que muchos "morirían" por tener esta opción, ¿no?). Es tal el asco a uno mismo que genera el movimiento social e "intelectual" que se viene gestando en estos últimos tiempos, que preferimos morir antes de no ser como "quieren" que seamos, o sino es morir (por anorexia, suicidios, por "velocidad", etc), trastornar nuestro "pensamiento", hacernos participes de las "epidemias psicológicas" que reinan en toda nuestra cultura... ¡Pero no! Haciendo justamente eso, estamos como realmente nos quieren ver… Ambiciosos y viciosos o sobrios y modestos, los dos opuestos están pensados por el mismo "mercado de personalidades" y de "pensamiento", "los opuestos se atraen", y si no, seguramente uno "reinará" para dar paso al "otro" unos pocos años después, y, con esta supuesta repulsión, se "gana más", casi el doble (casi, por que siempre quedan los nostálgicos)...

¿La solución cual es? Justamente la que nos quieren ocultar, esa para la cual hay miles de armas apuntadas, miles de cruces esperando alguien que les recen… la solución es simplemente aceptarse, instruirse, "quererse" (apreciarse realmente) a uno mismo, respetarse y así aprender a respetar, a "querer" (apreciar), a aceptar a otras culturas, PENSAMIENTOS, seres, entes, etc.
Pero como decía al comenzar, en la realidad, y en este mundo, no existen las palabras ("sustantivos"); solamente números; todos somos "números" (millones de números que se continúan hasta el infinito en gráficos porcentuales)... Y señores, estos números no se cambian con "palabras", se "cambian" con acción...
Dejemos de ser un numero en una encuesta (política, de mortandad, de bienestar; de "elección", de sí, no, blanco o negro, y el favorito claro: no sabe/ no contesta...) y comencemos con la acción, comencemos a involucrarnos y saber lo que pasa a nuestro alrededor… creo que con solo "mirar un poco" a nuestro alrededor basta (y claro, despojarnos de esa ceguedad hipócrita que tenemos).

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