Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Halloween | Tradiciones

¡No hay mal que por bien no venga!

Comprenderán que este no es el momento de valorar su aportación al flamenco. Eso ya lo han hecho muchos comentaristas. Hoy quiero poner de manifiesto que Vicente Castro Jiménez, Parrita, fue un fiel seguidor de su estirpe flamenca, genuinamente gitana, que siguió las huellas de su hermano mayor “El Peti”, ganador del prestigioso Festival del Cante de las Minas.
Manuel Montes Cleries
viernes, 30 de octubre de 2020, 11:32 h (CET)

La situación actual que nos impide asistir a celebraciones de cualquier tipo va a conseguir cargarse por este año esa nueva costumbre de los españolitos, embobados y atrapados ante todo lo que venga de fuera o se escriba en inglés, de ¿celebrar? la fiesta de los santos y los difuntos.

Durante mi infancia y juventud se acostumbraban a vivir estas fechas asistiendo a misa y visitando los cementerios. En mi casa se comían rosetas (palomitas) de maíz y se llamaba por teléfono a los parientes más lejanos. Posteriormente, esas reuniones alrededor de una mesa de camilla desaparecieron, al mismo tiempo que esas maravillosas mesas redondas con una “copa” encendida en su interior. Ahora ese mueble se ha convertido en una especie de tira de madera para poner el mando del dios televisión.

En la última década se ha querido contrarrestar esa costumbre cristiana con una réplica bastante mal pensada. En vez de rezar por los difuntos, se invoca a los demonios. El personal se aprovecha para beberse hasta los floreros vestidos de zombis o de bailarines del “triller” (película de miedo) de Michael Jackson (maiquel yason).

La mayoría de los niños se visten de harapos; de brujas o de diablos, encienden calabazas y preguntan “truco o trato”, (parece ser que dicen que o les das algo o te hacen una trastada). A los que quieren mantener la costumbre cristiana, se les disfraza de una especie de santitos de opereta de dudoso gusto. Supongo que dirán otra frase que se escapa a mi imaginación.

Creo que lo que procede es volver a las viejas raíces. Los creyentes, a rezar por y a sus fallecidos, y los no creyentes, a recordar con cariño a sus parientes y amigos que dejaron este mundo.

Leo en la prensa que se están celebrando en Málaga sesiones del “Death café” (Muerte y café) otro anglicismo mal parido; una palabra en inglés y otra en castellano. En esos encuentros se aprende a vivir la situación de duelo o a elucubrar sobre la muerte. Todo muy agradable. Adecuado para elevar la moral de esta sociedad “acongojada” por la pandemia. Viva el optimismo. A lo mejicano.

Guardemos nuestras ganas de fiesta para cuando podamos reunirnos, abrazarnos y bebernos lo que podamos. Ese día, que habrá que instituirlo, se podrá denominar como “A tomar por… la pandemia” o “Viva la vida”. Alguien se encargará en ponerlo en inglés.

Feliz día de Todos los Santos para todos. Especialmente para esos santos de a pie que dedican su vida a hacer más felices a los demás.

Noticias relacionadas

Hay noticias que rayan el insulto y el desprecio hacia quienes se dirigen. Que son asumidas como una verdad irrefutable y que en ese globo sonda enviado no tiene la menor respuesta indignada de quienes las reciben. El problema, por tanto, no es la noticia en sí, sino la palpable realidad de que han convertido al ciudadano en un tipo pusilánime. En un mendigo de migajas a quien los grandes poderes han decidido convertirle, toda su vida, en un esclavo del trabajo.

La sociedad española respira hoy un aire denso, cargado de indignación y desencanto. La sucesión de escándalos de corrupción que salpican al partido en el Gobierno, el PSOE, y a su propia estructura ejecutiva, investigados por la Guardia Civil, no son solo casos aislados como nos dicen los voceros autorizados. Son síntomas de una patología profunda que corroe la confianza ciudadana.

Frente a las amenazas del poder, siempre funcionaron los contrapesos. Hacen posible la libertad individual, que es la única real, aunque veces no seamos conscientes de la misma, pues se trata de una condición, como la salud, que solo se valora cuando se pierde. Los tiranos, o aspirantes a serlo, persiguen siempre el objetivo de concentrar todos los poderes. Para evitar que lo logren, están los contrapesos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto