Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | África | Política | Etiopía
​Al menos el 90 por ciento de las mercancías viajan por mar, así que el control de los principales cuellos de botella como Bab el-Mandeb es fundamental para una potencia

​La base de todos

|

El estrecho de Bab el-Mandeb, entre el mar Rojo y el golfo de Adén, es un paso obligado en la conexión del océano Índico con el mar Mediterráneo, por lo cual es una de las zonas con mayor valor geoestratégico del mundo. Yibuti, un microestado de 23.000 kilómetros cuadrados y cerca de 900.000 habitantes, puede jactarse de situarse en este relevante cuello de botella por el que transita buena parte del comercio global.

Aprovechando esta ubicación, alberga varias bases militares extranjeras: Francia tiene una muy nutrida presencia en su excolonia, Japón luce una excepción, China se estrena, Estados Unidos es infaltable e Italia comparece. De esta forma, los soldados chinos y estadounidenses se apretujan y quedan separados por solo 10 kilómetros.

Al menos el 90 por ciento de las mercancías viajan por mar, así que el control de los principales cuellos de botella como Bab el-Mandeb es fundamental para una potencia: los clientes no paran (Arabia Saudita sería un próximo inquilino y Rusia lo intentó con menos suerte). Sin embargo, a pesar de su localización, este pequeño Estado africano aún no se puede comparar con Panamá o Singapur, sino más bien con su vecino Eritrea, país que mantiene bases de Israel e Irán. En realidad, Yibuti representa una torre de vigilancia marítima y una latente cabeza de playa hacia África.

Por lo tanto, hay un interesante doble aspecto para el análisis de la experiencia geopolítica que significa Yibuti: por un lado, las relaciones de los contingentes militares de potencias rivales tan cerca en un territorio muy reducido, y, por otro, como el comportamiento de un país, a priori insignificante, es determinado por estar en el lugar justo, en el momento indicado y con los invitados más importantes. En una región especial, la soberanía de Yibuti es tallada desde dentro por los intereses contrapuestos de sus huéspedes y desde fuera por el contraste con sus vecinos, esto es, la influencia de Etiopía, la competencia con Eritrea o la presión tanto del caos somalí como del yemení.

Yibuti, invadido por sí mismo, intenta salir de la pobreza a través de su papel de arrendador e incluso aspira a convertirse en una especie de “Singapur de África”, pero podría transformarse en otra cosa: los propósitos particulares acumulan tropas diferentes en un mismo espacio, un enorme poder neutralizado que brinda la oportunidad de desempeñar un papel diplomático inusitado.

Así pues, en el Cuerno de África un minúsculo e indigente centinela bifronte se alquila con la esperanza de volverse un acaudalado cancerbero enano. Entretanto, sus poderosos moradores se hacinan en el control de Bab el-Mandeb, de África y de sus coinquilinos.

​La base de todos

​Al menos el 90 por ciento de las mercancías viajan por mar, así que el control de los principales cuellos de botella como Bab el-Mandeb es fundamental para una potencia
Augusto Manzanal Ciancaglini
martes, 22 de septiembre de 2020, 08:36 h (CET)

El estrecho de Bab el-Mandeb, entre el mar Rojo y el golfo de Adén, es un paso obligado en la conexión del océano Índico con el mar Mediterráneo, por lo cual es una de las zonas con mayor valor geoestratégico del mundo. Yibuti, un microestado de 23.000 kilómetros cuadrados y cerca de 900.000 habitantes, puede jactarse de situarse en este relevante cuello de botella por el que transita buena parte del comercio global.

Aprovechando esta ubicación, alberga varias bases militares extranjeras: Francia tiene una muy nutrida presencia en su excolonia, Japón luce una excepción, China se estrena, Estados Unidos es infaltable e Italia comparece. De esta forma, los soldados chinos y estadounidenses se apretujan y quedan separados por solo 10 kilómetros.

Al menos el 90 por ciento de las mercancías viajan por mar, así que el control de los principales cuellos de botella como Bab el-Mandeb es fundamental para una potencia: los clientes no paran (Arabia Saudita sería un próximo inquilino y Rusia lo intentó con menos suerte). Sin embargo, a pesar de su localización, este pequeño Estado africano aún no se puede comparar con Panamá o Singapur, sino más bien con su vecino Eritrea, país que mantiene bases de Israel e Irán. En realidad, Yibuti representa una torre de vigilancia marítima y una latente cabeza de playa hacia África.

Por lo tanto, hay un interesante doble aspecto para el análisis de la experiencia geopolítica que significa Yibuti: por un lado, las relaciones de los contingentes militares de potencias rivales tan cerca en un territorio muy reducido, y, por otro, como el comportamiento de un país, a priori insignificante, es determinado por estar en el lugar justo, en el momento indicado y con los invitados más importantes. En una región especial, la soberanía de Yibuti es tallada desde dentro por los intereses contrapuestos de sus huéspedes y desde fuera por el contraste con sus vecinos, esto es, la influencia de Etiopía, la competencia con Eritrea o la presión tanto del caos somalí como del yemení.

Yibuti, invadido por sí mismo, intenta salir de la pobreza a través de su papel de arrendador e incluso aspira a convertirse en una especie de “Singapur de África”, pero podría transformarse en otra cosa: los propósitos particulares acumulan tropas diferentes en un mismo espacio, un enorme poder neutralizado que brinda la oportunidad de desempeñar un papel diplomático inusitado.

Así pues, en el Cuerno de África un minúsculo e indigente centinela bifronte se alquila con la esperanza de volverse un acaudalado cancerbero enano. Entretanto, sus poderosos moradores se hacinan en el control de Bab el-Mandeb, de África y de sus coinquilinos.

Noticias relacionadas

Alberga la voz protocolo acepciones varias. La cuarta de ellas, siguiendo al DRAE, define esta palabra como ”secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.”. Al parecer, todo protocolo supone una garantía para evitar decisiones improvisadas en los distintos ámbitos y tranquilizar, de paso, a los destinatarios de la actuación, que pueden ser los miembros de un colectivo concreto o, en algunos casos, toda la población.

Si algo nos va quedando claro, es la enorme complicación de la cual formamos parte activa. El cielo nos plantea retos de altura si queremos ser consecuentes y la materia resulta muy superficial, la mayor parte es indetectable en el Universo como materia oscura. Las energías y las condensaciones nos traen de cabeza, hasta el punto de que avanzamos sin avanzar, de ver sin ver, o muchas situaciones similares.

Hoy comienzan las elecciones en la India. Están habilitados para votar más de 960 millones de habitantes en comicios de formato singular que van a durar 44 días. El país encarna la mayor democracia del mundo y, a diferencia de lo que suele acontecer en occidente, se espera un incremento del número de ciudadanos que acudan a las urnas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto