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Miedo al futuro próximo

José Enrique Centén
martes, 23 de diciembre de 2014, 08:04 h (CET)
Cada día es mayor el miedo de la casta política ante la inminente pérdida del control de la soberanía por el bipartidismo, quedando plasmado en sus manifestaciones, al tachar al emergente partido, de revolucionario, de querer tomar el poder por la fuerza igual a la Revolución Francesa o Rusa, de pregonar el guerra civilismo, cuando ellos y sus articulistas simpatizantes son los que mencionan continuamente esa posibilidad. Es menester recordar que en España nunca hubo una revolución, hubo antecedentes políticos como el de los Comuneros en 1520, al querer hacer valer el Pacto (respeto a las leyes de Castilla) de los Reyes Católicos, donde el gobierno de la Nación se ejerza desde Castilla, rechazando la presencia de extranjeros como dirigentes, roto dicho pacto con la llegada al poder de Carlos I al colocar como gobernador a Guillermo de Croy. Este movimiento político fue acallado en 1521 por tropas mercenarias y por la nobleza que en un principio apoyó a los Comuneros, pero viendo peligrar sus privilegios por las propuestas comuneras, cambiaron de bando. Otro movimiento fue el de las Germanías de 1519, cuando personas de los burgos (comerciantes, gremios…) ejercieron el control de las ciudades, un movimiento social más que político, causado por el abuso de sus dirigentes y el abandono de las ciudades por la peste, esta espantada desembocó a un descontrol económico y político general en el reino de Valencia, sofocado nuevamente por las armas en 1523.

También quieren comparar su programa político y económico, como una vuelta al caos que dicen que representó la 2ª República, esa que sentó las bases de la mejora económica, el sufragio universal para las mujeres, las reformas agrarias, el derecho a un sueldo y jornadas dignas…, todo esas propuestas saboteadas desde el principio en los intentos de llevarlas a cabo, acabando como todos sabemos, nuestra incivil guerra, cuya consecuencia fue la abolición de toda mejora lograda, la vuelta de los privilegios para los vencedores, la aristocracia, la iglesia, los caciques, los afectos…, hasta 1978 que tímidamente se fue recuperando parte de las propuestas de 1931, por personas y políticos honestos que dieron paso a mejoras sociales y libertades necesarias, pero para nuestra desgracia, con el paso del tiempo se fueron alejando de los ciudadanos, al no renovarse y perpetuarse en la poltrona política, cayendo nuevamente en el bipartidismo de las Restauraciones del siglo XIX y principios del XX, siendo los guiñoles de gobernantes extranjeros, esto es, el Parlamento Europeo, cuyos representantes en su gran mayoría son o fueron empleados de las grandes corporaciones financieras, sea bancarias, petroleras y directamente especulativas, los llamado neocapitalistas, más feroces que los imperialistas del siglo pasado que subyugaron a terceros países en beneficio propio, repercutiendo tímidamente en los ciudadanos de sus países.

Y porque en la actualidad se ha trastocado su liderazgo en aquellos países, dado que sus dirigentes han aprendido a hacer frente a aquellas formas imperialistas, en su mayoría de forma poco democrática, únicamente aprendieron el lujo, el derroche y la avidez del dinero, ejerciendo la explotación de los suyos de manera esclavista, esa forma de explotación es la que pretenden para nosotros los nuevos lacayos neocapitalistas al agotarse aquellas fuentes de riquezas, ya solo les queda la mano de obra propia, por ello ejercen el control en el Parlamento europeo, dictando leyes, ajustes económicos, privatizaciones, en definitiva una nueva forma de esclavitud, y de igual manera a como calificaban el comportamiento de ciertos partidos políticos, cuando extremaban sus exigencias, al tacharlos extremistas, pues ese paso adelante era muestra de su fracaso político. Ahora sus representantes en la euro cámara están dando ese paso adelante ejerciendo el extremismo económico, así hacen sus segundones también en España. Todo ello por el miedo a su futuro.

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